Veintisiete hijos de Terras dejan huella de su vida en la obra 'Gallegos en Cuba'
En el libro de Mario Luis López predominan los emigrantes del Barbanza y Costa da Morte // La mayoría se asentaron al oeste, y figuran desde pescadores hasta pintores como Laxeiro
"El presente texto constituye una modesta investigación histórica sobre la presencia de inmigrantes gallegos en Cuba", apunta Mario Luis López al respecto de su última obra: Gallegos en Cuba. Y desde la generalidad a la particularidad, el libro repasa la presencia de algunos destacados hijos de Terras en la isla, asentados la mayoría al oeste (en torno a la capital) para llevar al Caribe, por ejemplo, la fruticultura o el arte de la pesca. Son 27 emigrantes, la mayoría de Costa da Morte y Barbanza, pero con evidente presencia de amaianos, barcaleses o de lugareños de Tabeirós-Terra de Montes y Deza.
De esta forma, y a lo largo de 164 páginas, López analiza la presencia en Cuba de, por ejemplo, Saturnino Pestonit (nacido en Carnota, 1909), y considerado "uno de los primeros impulsores de la fruticultura en el país". Llegó, además, a presidir la Asociación de Comerciantes y empresarios de El Vedado. Coetáneo suyo fue Pelayo Bargueiro (A Estrada, 1904), copropietario de los afamados laborarios farmacéuticos OM, un sector en el que Bargueiro se afanó durante toda su vida para mejorar la salud de los isleños. De la comarca barcalesa llegaba otro hacha en su especialidad, esta vez la joyería. Fue Manuel Castiñeiras (Logrosa, Negreira, 1887) que tras empezar como aprendiz en el gremio, llegó a trabajar en La Esmeralda y La Fortuna, para luego dirigir el negocio. Fue muy conocido con el tiempo como el creador de los oros dentales, tan populares en la época.
Y que decir de la influencia de todo un noiés (Marcelino Bouza, nacido en 1886) en la industria tabaquera de la ínsula. Este hijo del Barbanza, que ya había trabajado en el comercio El Sol de Madrid, llegaría con el tiempo a ser jefe de máquinas de la fábrica de tabacos Gener SA y miembro destacado del Centro Gallego de La Habana.
De Bugallido, Ames, llegaba otro puntal del comercio cubano, Ramiro Mato (nacido en 1905), propietario de una popular lavandería en la calle San Miguel.
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