La privatización de la sanidad gallega avanza a menor ritmo que el conjunto de España

Galicia mejora cinco puestos en el ránking que elabora la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FASP), a pesar de empeorar en la mayoría de variables analizadas

Los ciudadanos gastan 549 euros al año en la privada, al margen de las mutuas

Un médico mide la tensión a un paciente

Un médico mide la tensión a un paciente / I. O.

La privatización de la sanidad pública avanza sin cesar en España, aunque de modo heterogéneo en las diferentes comunidades autónomas, poseedoras de las competencias en materia de salud. En este contexto, Galicia mejoró durante el último año su situación en el ránking autonómico que elabora la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FASP) a través de su informe sobre la privatización sanitaria de las comunidades.

La autonomía logra mejorar cinco puestos en la mencionada clasificación –pasando del séptimo puesto del pasado año al duodécimo–. No obstante, este progreso se produce gracias al “implacable ritmo privatizador” registrado por regiones como Andalucía, Aragón, Comunidad Valenciana o Asturias. Y es que así las cosas, la comunidad registró –en línea con lo que sucede en otras regiones– un deterioro en prácticamente todas las variables analizadas a excepción del porcentaje de camas hospitalarias privadas sobre el total y el porcentaje del equipamiento de alta tecnología en hospitales de gestión privada sobre el total, en las que la situación gallega mejora.

De este modo, Galicia mantiene en esta edición del estudio –realizado con datos del pasado año– la misma puntuación de 20 puntos sobre 34 que había registrado en la anterior publicación, lo que la sitúa en el grupo de autonomías con un ‘grado intermedio de privatización’. Lejos de Madrid, Baleares y Cataluña que continúan en el grupo de las que cuentan con un grado más elevado de privatización de sus sistemas públicos de salud, en el que este año hay que incluir también a Andalucía.

El presidente de FASP y portavoz de SOS Sanidade Pública, Manuel Martín, apunta –de modo general– que el estudio refleja como “los recortes que se han ido produciendo en el conjunto de sistemas sanitarios regionales han deteriorado la estructura pública, abriendo un espacio muy importante para la sanidad privada”.

“Los recortes empeoraron el sistema público en todas las regiones, abriendo un espacio muy importante para la sanidad privada”

Manuel Martín

— Presidente de la FASP

En su opinión, esta “degradación del sistema público” ha aumentado las dificultades para que quien lo necesita sea visto por un médico, sobre todo cuando “se está recurriendo de manera abusiva a las consultas telefónicas y telemáticas”. Un hecho que provoca que cada vez más personas estén acudiendo a la privada para consultas de medicina general.

Precisamente, esta es una de las variables analizadas en las que Galicia empeora. Un 20,4% de los ciudadanos acudieron el pasado año a la sanidad privada para citarse con un médico de cabecera, 4 puntos más que en el último informe. No obstante, se trata todavía de una proporción por debajo de la media estatal donde así lo hicieron uno de cada cuatro ciudadanos.

Precisamente, a pesar del deterioro en la mayoría de factores estudiados, la comunidad se mantiene por encima de la media estatal en todos ellos excepto en el gasto sanitario de bolsillo per cápita. Los gallegos se desembolsaron 549 euros durante el 2023 en unos gastos en los que se incluyen aquellas consultas o pruebas realizadas con profesionales de la sanidad privada fuera de los cauces de los seguros médicos, un 9% más que el promedio abonado por el conjunto de españoles.