Opinión | Políticas de Babel

Vínculos a través del Atlántico

EL INSTITUTO FRANKLIN-UAH, el City College of New York (CCNY-CUNY), y el Instituto Cervantes de Nueva York aunaron fuerzas de nuevo para organizar la novena edición del congreso internacional sobre los vínculos ente España y Norteamérica. En esta ocasión fue la Universidad de Alcalá la sede de un evento que aglutina a académicos, diplomáticos, investigadores y expertos en política internacional y estudios norteamericanos de las más prestigiosas instituciones universitarias y políticas del mundo. El lema de este año fue “un viaje de ida y vuelta a través del Atlántico”, lo cual nos permitió, además de analizar la presencia española en América de Norte y las Islas del Caribe, debatir el estado de las relaciones transatlánticas, las tendencias políticas, los movimientos sociales, los procesos migratorios, y el intercambio cultural, artístico y educativo entre ambos lados del Atlántico.

Las diversas áreas de estudio que abarca el Instituto Franklin y la experiencia de la prestigiosa División de Estudios Interdisciplinares de The City College of New York permiten que este evento se convierta en un foro de referencia a la hora de analizar la situación política, económica y social tanto en España como en Estados Unidos. Las elecciones presidenciales allí fueron motivo de profunda reflexión. Quedó claro que las opciones de Donald Trump de reconquistar el Despacho Oval son más que evidentes. Pero esta hipótesis no puede afectar a nuestros lazos con la gran potencia norteamericana. Nuestros vínculos deben basarse en una confianza mutua que no siempre se ha respetado. Y si bien con Trump la relación no fue fluida, con Biden los aranceles a la aceituna negra o al vino español apenas se han suavizado, el trato al presidente Sánchez no ha sido preferente, y ni siquiera se ha debatido la fallida Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP).

Tampoco España ha sabido reivindicar el papel de Rota en el Escudo Antimisiles de la OTAN, la capacidad de intermediación de nuestro país en América Latina, o nuestra situación geoestratégica como vía de entrada a Europa y al Mediterráneo. Es más, las tensiones entre los socios de Gobierno con respecto a la Administración estadounidense y a conflictos como el de Rusia en Ucrania e Israel en Gaza han generado recelos en La Casa Blanca. Trump exigía un mayor compromiso de los aliados con la OTAN, pero ha sido con Biden, tras la invasión rusa de Ucrania, cuando los socios de la Unión han decidido aumentar el gasto en Seguridad y Defensa. Sea como fuere, la política exterior estadounidense afecta menos de lo que imaginamos a su política interior y a la decisión final que adopten los electores de aquí al 5 de noviembre.

Otra cosa es el estado de su economía, que sí transmite optimismo por la creación de empleo durante 37 meses consecutivos en casi todos los sectores, con una tasa de paro que lleva dos años por debajo del 4% (en torno al 3,7%), y una lucha contra la inflación que la ha rebajado ya al 2% pese a las subidas de los tipos de interés de la Reserva Federal. Con esta confianza incluso de los consumidores pese a los precios de la vivienda y la alimentación, parece lógico que EE.UU. haya pasado de ser el octavo país con más españoles residentes, al tercero entre 2017 y 2021 (es decir, ya desde la época de Trump); que en 2023 haya registrado el mayor crecimiento de la población española en el extranjero tras México; y que en estos meses de 2024 siga siendo el país extranjero en el que más personas de nacionalidad española residen tras Argentina y Francia. Datos sorprendentes que también tuvimos la oportunidad de explicar en estas jornadas.