Nikas Safrónov, el Dalí ruso

Excéntrico, cautivador, pero sobre todo artista, Nikas Safrónov es todo un personaje en su Rusia natal por haber realizado retratos a personajes importantes del cine, el deporte y la música como Robert de Niro, Elton John, Tina Turner, Sofía Loren, Monica Bellucci o Mike Tyson, pero también a deportistas y políticos de su país como Dmitry Medvedev, Vladimir Putin o Mijail Gorbachov y a diversos famosos de la realeza europea.

Su éxito es impresionante y obras suyas las han adquirido notables como Madonna, Pierre Cardin, Alain Delon o Nikita Mikhailov. Numerario de la Academia Rusa de las Artes es también profesor en la Universidad de Ulyanovsk y está considerado Ciudadano de Honor de Rusia con docenas de galardones dentro y fuera de su país.

Son numerosos los museos donde se encuentran algunas de las más de 800 obras de este genio de la pintura actual, que es conocido en algunos lugares como el Salvador Dalí ruso, dado que en su producción existen muchas obras surrealistas que recuerdan al magnífico pintor español, aunque los críticos también denominan su estilo “dream vision”, ya que Safrónov se adentra en la frontera entre realidad y sueño.

Con una vida social muy activa, también son famosas y múltiples sus conquistas. Ha estado casado tres veces, dos de ellas por la Iglesia y la última por lo civil y tiene tres hijos, Stéfano (1992), Lucas (1990) y Landin (1999).

UNA INFANCIA DURA. Los orígenes de Safrónov están en Lituania, pero sus padres fueron exiliados políticos durante la época de la férrea dictadura de Stalin, y les enviaron a vivir a una típica ciudad periférica: Sajalín, una isla en el mar de Ojotsk, al sureste de Rusia, casi limitando con Japón. Después la familia consiguió marcharse a la ciudad natal de su padre, Ulyanovsk, situada entre Rusia Central y los Urales, donde Nikas nació el 8 de abril de 1956, siendo el quinto de seis hermanos.

Aunque a los 16 años hizo un intento de hacerse marino, tras pasar por la Academia Nacional Marítima de Odessa, se dio cuenta que lo suyo no eran las armas y se marchó a la ciudad de Rostov del Don, cerca del Mar de Azov y se matriculó en la Escuela de Arte de Grekov donde, tras algunos trabajos para salir adelante, comenzó con su actividad pictórica. Le alistaron a continuación en el Ejército ruso, pero cuando terminó el periodo obligatorio se marchó a la ciudad lituana de Panevezys, de donde era su madre, trabajando durante un tiempo en un teatro como escenógrafo.

De allí se marchó a Vilnius, capital de Lituania, donde se inscribió en el Instituto de Arte, según recoge el periódico RT: “Allí me tomé en serio el dibujo”. Su primera exposición fue en la ciudad de Panevezhis en 1978 y ese mismo año uno de sus cuadros fue elegido, nada más y nada menos, que para una exposición internacional en el Centro Pompidou de París.

A partir de ahí su fama y su éxito fue “in cresdendo”, organizando una exposición en Vilnius, en 1980, donde se vendieron casi la totalidad de los cuadros expuestos. Ese fue el momento en que decidió que el límite ya se lo tendría que poner Moscú. Y hacia allí se dirigió en 1983, desde donde se proyectó a todo el mundo y es uno de sus pintores más reconocidos.

LA EXCENTRICIDADES DEL GENIO. Aunque tiene una lista enorme de famosos a los que ha retratado, no todos han pasado por su estudio y, en algunos casos, cuando se presenta la ocasión, les regala a esos personajes su obra. Una de sus características es adornar a la celebridad y vestirla de época o de personaje mítico. Por ejemplo a Madonna la vistió de Virgen y a George Clooney le puso en la corte del Rey Sol.

Lo mismo hace con políticos, y a Vladimir Putin le ha retratado en varias ocasiones. En una lo pintó a caballo con un “look” similar al de Napoleón Bonaparte; en otra lo hizo vistiendo los ropajes de Papa; y en otra oportunidad lo hizo reproduciendo el que pintó Jean Clouet a Francisco I.

En la nueva Rusia sus cuadros y, especialmente los retratos del artista, se han hecho muy populares. Tanto, que los más ricos del país le pagan verdaderas fortunas porque el autor les inmortalice o, simplemente, para hacerse con una de sus pinturas. “Un hombre muy rico me quiere poner una galería en Pekín, una especie de pequeño Louvre, en el centro de la ciudad. La galería Nikas”, indica el artista que es miembro de la Real Academia Internacional de Cultura, Educación y Artes de las Naciones Unidas desde 2006.

Pero Nikas Safrónov siempre quiso vivir en un castillo medieval y la última de sus curiosas ocurrencias ha sido transformar su piso, ubicado en el centro de Moscú, en un auténtico palacio medieval.

Entre otros objetos que muestra el artista se encuentran la mesa de Napoleón Bonaparte, de la que dice “en ella planeó el emperador el ataque contra España y Rusia”, además de unos sillones y armarios de época, e incluso una columna de una fuente, de la que dice: “Estaba en Verona, es del siglo XIII”, para culminar con el sillón de un Papa, según refiere al periodista.

A la pregunta de si es un coleccionista de antigüedades, Safrónov asevera: “No. Hay gente enferma, que lo tienen todo lleno. Pero yo no colecciono, esto es decoración del hogar”. Pero lo cierto es que se para ante un fresco en el que el artista aparece sobre un caballo, con armadura y con un castillo al fondo, y comenta: “El castillo lo represento como consecución de una meta y yo, a caballo, al comienzo del camino, rodeado de amigos. Es una imagen simbólica”.

Desde luego para símbolo este personaje peculiar, artista con mayúscula y que, además, es un reconocido filántropo que lo mismo colabora en construir una iglesia en su ciudad natal, a orfanatos, hospitales y escuelas para ciegos, como aporta el dinero para hacer un monumento al gran pintor ruso Arkady Plastov. Personaje excéntrico como lo fue Dalí, Nikas Stepanovich Safrónov es el nuevo rey Midas del arte ruso. Como dice en su página web: “ Quiero ser parte de la historia de Rusia. Quiero que mi país esté orgulloso de mí.”. Desde luego va por buen camino...