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Un tipo listo neoyorquino

Paul Simon cumplió el pasado 13 de octubre 81 años. Más allá de algunos matrimonios fallidos, nunca ha sido foco de las polémicas que envuelven a las grandes estrellas de rock. En su caso, lo que ha sido una constante montaña rusa es su música, siempre inquieta, creada a partir de su inagotable curiosidad por descubrir ritmos provenientes de todos los confines del planeta.

Paul Simon, uno de los cantautores más talentosos del siglo XX, gran letrista y compositor, cumplió el pasado jueves ochenta y un años tras haber vivido varias vidas musicales y con el favor del público todavía intacto. Simon ha sido famoso por muchas razones: por formar con Art Garfunkel uno de los dúos más exitosos de la historia, por casarse (duraron un año) con Carrie Fisher, la princesa Leia de Star Wars, o por poner a bailar al mundo entero los ritmos africanos de Graceland, disco fundador de la luego llamada World music. Pero todos estos hitos tienen su cara B. A Simon, heredero de la mejor tradición judía neoyorquina, no le duelen prendas en reconocer que es un hombre atormentado: siempre le ha atormentado su corta estatura (157 centímetros, que el larguirucho Garfunkel resaltaba todavía más), no tener una voz poderosa o no ser un galán. En alguna ocasión Garfunkel dijo de forma sarcástica: “Yo me llevaba a las chicas, él se llevaba los royalties”.

UN DÚO MAL AVENIDO. Paul Simon y Arthur Garfunkel iban juntos a la misma escuela. Atraídos por la música neofolk tan en boga en los sesenta y setenta, formaron un dúo perfecto por el equilibrio de las voces: Paul hacía los graves y Arthur los tonos altos; las canciones las firmaba Simon, pero Garfunkel daba mejor en el escenario. Dicen que pronto surgieron unos celos irreconciliables: Paul envidiaba el porte de Arthur; el otro envidiaba el talento de Paul. Juntos lograron vender cifras millonarias con megaéxitos que acompañaron a generaciones enteras, como Puente sobre aguas turbulentas, Los sonidos del silencio, América o The Boxer, con unas melodías que tararearon millones de personas en la era de los vinilos y las cintas de casete. Su éxito traspasó los escenarios y llegó hasta el cine: suya es la canción de Mrs. Robinson que suena de principio a fin de la película de El graduado, y que todos asociamos a aquel jovencísimo Dustin Hoffman corriendo sudoroso hasta llegar a la iglesia donde consigue desbaratar in extremis la boda a la hija de la señora Robinson.

Pero intramuros, Paul Simon y Arthur Garfunkel, el moreno y el rubio, el bajo y el alto, no se soportaban. “Si hubieran tenido un cuchillo a mano en la mesa donde se sentaban, lo habrían usado el uno contra el otro”, dijo una vez el manager de Simon, Joseph Rascoff. Peleados amargamente ya desde 1970, los cantantes protagonizaron en 1980 una de las falsas “reconciliaciones” de la historia de la música que solo les sirvió para hacer caja en un concierto en Central Park que rompería récords de audiencia, sin que la relación entre ellos se recompusiera.

GRACELAND, LISTA NEGRA Y LUEGO LA FAMA MUNDIAL. Lo cierto es que la carrera de Paul Simon en solitario no enganchaba con el favor del público, que seguía recordando al músico por el malogrado dúo con Garfunkel, pero en 1986 Simon se lanzó a una arriesgada aventura que cambió para siempre su vida y fue un hito fundacional en la música de raíces.

En pleno descrédito mundial del régimen sudafricano por el apartheid, Simon se fue a Johannesburgo y reclutó a músicos locales para producir juntos en 1986 el álbum Graceland. La polémica “apropiación artística” aún ni se discutía, pero la osadía de romper el boicot cultural a Sudáfrica le costó a Simon muy caro en un primer momento: el Congreso Nacional Africano lo puso en una “lista negra” y Simon se volvió de pronto un apestado.

Sin embargo, prominentes artistas africanos rompieron una lanza en favor de Simon: después de todo, su disco había sacado del anonimato a una serie de músicos negros que malvivían en su propio país. De entre todos ellos, el exiliado Hugh Masekela fue el más firme defensor de Graceland, y suya fue la idea de organizar un festival con los cantantes africanos más comprometidos: ese fue el macroconcierto de Zimbabue, en el que Simon compartió el escenario con Masekela, Miriam Makeba o los Ladysmith Black Mambazo.

Paul Simon había vuelto a hacer historia. Por segunda vez en su vida.

UN NIÑO DEMASIADO SERIO. Cuando era pequeño, sus padres le llamaban Cardozo, en referencia a un famoso y serio jurista estadounidense de la época. La razón es que Paul era un niño que raramente sonreía. Hijo de un músico y una profesora de inglés, judíos de ascendencia húngara, Paul Frederick Simon vino al mundo en Newark (Nueva Jersey) el 13 de octubre de 1941.

TIENE UN HERMANO QUE PARECE SU GEMELO. Su único hermano, Eddie Simon (1945), cuatro años menor que él, guarda un extraordinario parecido con Paul. No sólo en el físico, sino también en los gestos y en la forma de hablar. Eddie siempre ha tenido auténtica devoción por su hermano, hasta el punto que durante muchos años le ha imitado en el estilo e incluso en los cortes de pelo. Como consecuencia, mucha gente los ha tomado por gemelos o directamente los ha confundido. Además, el hermano también se ha dedicado a la música, colaborando ambos en algunas canciones de Paul y en la academia de guitarra propiedad de Eddie.

CÓMO CONOCIÓ A GARFUNKEL Y POR QUÉ EMPEZÓ A CANTAR. Paul Simon se hizo amigo de Art Garfunkel, con quien formaría un imparable tándem artístico, a los 9 años. Art, también de ascendencia judía, vivía a tres manzanas de su casa en el barrio de Kew Garden Hills (Queens, Nueva York). Aunque ya se conocían, su amistad se fraguó en una obra escolar de Alicia en el país de las maravillas, en la que Paul hacía de Conejo Blanco y Artie de Gato Cheshire. Un día en el colegio Paul escuchó a Art cantar They tried to tell us we’re too young y quedó impresionado por la adoración que las niñas sentían por él al oírle, así que el tímido Paul tomó la decisión de aprender a cantar para ver si podía ligar más. A los 13 años debutaron en un acto escolar y poco después compusieron su primera canción, The girl for me.

En una entrevista de 2015 Garfunkel declaró que se hizo amigo de Simon porque sintió pena por su baja estatura. Además, en la misma le calificó como “idiota” y “memo” por la separación del dueto en 1971, cuando ambos estaban en un “lugar afortunado en la cima del mundo”, e incluso aseveró que su expareja artística se había convertido en un “monstruo”.

SIMON Y GARFUNKEL FUERON TOM Y JERRY. En 1957, tras oír una canción del dúo llamada Hey, Schoolgirl!, el caza-canciones Sid Prosen dijo a Simon y Garfunkel que eran lo más grande que había oído desde los Everly Brothers, y que los iba a convertir en estrellas. Les ofreció un contrato con su sello, Big Records, y decidió sus nombres artísticos: Tom Graph para Garfunkel y Jerry Landis para Simon. Landis era el apellido de Sue, una chica con la que entonces salía Paul. El debut de Paul y Art con sus verdaderos apellidos no se produciría hasta septiembre de 1963, con su actuación en el Gerde’s Folk City Club de Nueva York.

‘THE SOUND OF SILENCE’, EL PRIMER ÉXITO, A LA SEGUNDA. Paul Simon empezó a componer The sounds of silence, su primera obra maestra y éxito arrollador, a finales de 1963, tras el asesinato de John Kennedy, y la terminó en febrero de 1964. El tema, grabado en acústico, formó parte del primer LP firmado por Simon & Garfunkel, Wednesday Morning 3 AM, lanzado en octubre del 64. El fracaso comercial de este disco hizo que el dueto se separara y que Paul Simon volviera a Londres, donde por aquella época vivía en un ambiente musical bohemio.

Pasarían unos cuantos meses hasta que la canción triunfara. Un DJ de una emisora de Boston dedicada a los universitarios empezó a radiar con frecuencia la canción, y como respuesta recibió de los universitarios un aluvión de peticiones para su emisión, a la que vez que pedían información sobre sus autores.

El agente local de la cadena CBS llamó a la central para informar del fenómeno y recomendar el lanzamiento de un single con el tema. Entonces el productor del dúo, Tom Wilson, sin contar con Paul ni Art, decidió añadir a la grabación original una sección rítmica y una guitarra eléctrica, siguiendo la moda del sonido folk-rock. Funcionó: en enero de 1966 The sound of silence alcanzaba el número 2 de las listas de ventas en EEUU, con más de un millón de copias.

ANÉCDOTAS DE LOS CONCIERTOS. La espontaneidad de Paul Simon en sus conciertos ha dejado algunas anécdotas divertidas. En una ocasión (Londres, 1980) preguntó al público si tenían alguna petición y alguien gritó: “¡Invítame a una bebida!” Paul tomó la palabra e invitó a todos los espectadores a una ronda. El bar del recinto se llenó durante la pausa y después el público recompensó al músico con una ovación. Se había gastado más de 1.000 libras (que hoy equivalen a unos 1.159 euros). Durante otro concierto del mismo año 1980, esta vez en Cleveland, Simon se olvidó de la letra de 50 ways to leave your lover en medio de la canción. Se paró y dijo: “Cinco pavos a todo el que se sepa el segundo verso”.

Pero no todos los conciertos fueron divertidos: en agosto de 1971 participó en uno contra la guerra de Vietnam que tuvo lugar en el Shea Stadium de Nueva York y abandonó el escenario en mitad de Scarborough Fair debido a la actitud ruidosa y desconsiderada del público.

ANÉCDOTAS DE LAS CANCIONES. Las letras de las canciones de Paul Simon, ya sea con Garfunkel o en solitario, también han dado lugar a algunas anécdotas divertidas. Por ejemplo, el jugador de béisbol Joe DiMaggio nunca entendió la alusión recibida en la estrofa final de la célebre Mrs. Robinson: “No entiendo por qué te preguntas dónde estoy. Acabo de hacer un anuncio para Mr. Coffee”, le dijo a Simon en pleno éxito de la canción. Simon, por cierto, es un apasionado del béisbol, deporte que practicó en ligas infantiles.

En otra ocasión un periodista le preguntó por el “profundo” título de su canción Mother and Child Reunion (Reunión de Madre e Hijo). Seguramente no esperaba la respuesta de Paul Simon: “Es el nombre de un plato de un restaurante chino que frecuento, que se compone de pollo y huevo”.

El crítico musical Jon Landau preguntó a Simon si le podía concretar qué es “lo que la mamá vio”, en referencia a la canción Me and Julio down by the schoolyard, que dice que “lo que la mamá vio iba contra la ley”. “Todo el mundo quiere saberlo”, le inquirió Landau. “No lo sé, algo sexual es lo que imagino”, contestó Paul.

TRES MUJERES, CUATRO HIJOS Y SU MÚSICA EN EL ESPACIO. Paul Simon se ha casado tres veces: con Peggy Harper (1969-1975), con Carrie Fisher (1983-1984), actriz conocida por interpretar a la princesa Leia en Star Wars, y la cantautora Edie Brickle (1992). Con esta última Simon tiene tres hijos: Adrain, Lulu y Gabriel. Además, tiene un hijo con su primer mujer, llamado Harper y que se dedica también a la música.

Por otra parte, la música de Paul Simon ha llegado literalmente a las cotas más altas, pues su álbum Graceland, que le supuso el reconocimiento mundial de su carrera en solitario, fue uno de los elegidos por los astronautas que trabajaron en la estación espacial MIR para acompañarles por el espacio.

EL GRAN FRACASO DE SU CARRERA. En 1997 Simon lanzó un disco que supuso un gran fiasco, en todos los aspectos, en su carrera. Se trata de Songs of the Capeman, una selección de canciones que escribía desde 1991 para el musical The Capeman. El musical está basado en la vida de Salvador Agrón, un portorriqueño que a los 16 años fue sentenciado a muerte por asesinar a dos chicos blancos, a los que supuestamente confundió con miembros de una banda rival. Su pena fue luego conmutada por cadena perpetua, aunque finalmente quedó tras 20 años en libertad por buena conducta. El musical fracasó por razones técnicas y también sociales. La campaña orquestada por los familiares de los asesinados encontró eco en algunos medios. El estreno fue acompañado de una manifestación a las puertas del teatro bajo el lema: “El asesinato no es un espectáculo”. Las pérdidas totales ascendieron a más de 11 millones de dólares y el musical tuvo que clausurarse prematuramente, tras 68 representaciones. El disco fue el peor acogido por el público en toda la carrera de Paul, con apenas 69.000 copias vendidas en todo el mundo. En cambio, sí fue muy bien acogido por la crítica. El fracaso conjunto de este proyecto, unido a las duras críticas recibidas, sumieron a Paul Simon en una fuerte depresión durante la que sopesó la posibilidad de retirarse.

PAUL SIMON Y ESPAÑA. Barcelona es, o al menos ha sido, una de las ciudades europeas favoritas de Paul Simon. La ha visitado en varias ocasiones aunque solo ha acudido a ella para tocar en dos ocasiones. Simon no se ha prodigado en dar conciertos en España. Su última actuación en este país fue en 1991 y le llevó a Barcelona, Madrid y La Coruña. Años antes, en 1989, había actuado en San Sebastián, Barcelona y Málaga como parte de su gira Graceland. El ayuntamiento de Málaga le organizó una fiesta flamenca en la que actuó Chiquito de la Calzada, cuando aún no había saltado a la fama como humorista.

16 oct 2022 / 01:00
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