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Cuatro pazos señoriales dan singularidad a Silleda

De estilo barroco y construidos en los siglos XVII y XVIII, hoy están en buen estado de conservación y habitados // El de Viña es la casa natal del escritor Ramón de Valenzuela

Trasdeza es una tierra con gran cantidad de construcciones señoriales; pazos, casas grandes y rectorales que le dan a la capital de la comarca, a Silleda, una cierta singularidad. Los más reconocidos son los pazos de Trasfontao, Cascaxide, Sestelo y A Viña, un recorrido por parte del patrimonio arquitectónico que para el visitante es más exterior y gráfico que visible, ya que son de propiedad privada y no visitables.

Situado en el lugar del mismo nombre, en el Camino de Santiago, el Pazo de Trasfontao guarda en su interior uno de los exponentes barrocos más sobresalientes de Trasdeza. Sobre un solar medieval, está protegido por un recinto amurallado y de él destacan un jardín de estilo afrancesado, un hórreo de cinco claros, de 1895 y destruido por un temporal, un palomar exterior circular y una cochera para carruajes. Carruajes que hoy se pueden admirar en el Pazo de Mariñán, de la Diputación Provincial de A Coruña. Tiene una capilla dedicada a Santo Tomé y el escudo de armas representa los linajes de los Montenegro, Mosquera y Oxea.

Del Pazo o Casa da Viña, en la parroquia de Abades, resaltan el escudo con armas de los Gil, Taboada, Luaces y el león coronado de los Valenzuela, además de la capilla dedicada a San Antonio. En esa edificación nació el escritor y político Ramón de Valenzuela (1914-1980). Quizás sea una de las construcciones de la época barroca más emblemáticas de las existentes en la zona.

El de Cascaxide, del XVII y propiedad de los Espinosa, tiene planta rectangular, bajo y planta. Salvando el desnivel del terreno, tiene un piso más con arcadas, torre de cuatro plantas y balcones de balaustrada que sobresalen de la fachada. Dignos de mención son su iglesia, de claro estilo compostelano, y el gran bosque que rodea la construcción.

Finalmente, la conocida como Casa de Sestelo tiene su memoria asociada a Francisco de Rivas Taboada, síndico procurador, alcalde de Silleda y benefactor de la parroquia de Siador, cuando en el año 1863 promovió la devoción a la Virxe da Saleta, costeando la talla y la ampliación de la iglesia parroquial que la alberga. El actual propietario, Roberto Rivas, es continuador de su labor y gran defensor de la devoción mariana.

23 mar 2020 / 21:12
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