Arranca en Lousame la primera iniciativa de movilidad eléctrica comunitaria de España
La comunidad energética de Froxán es la primera en contar con un vehículo eléctrico para uso compartido entre los vecinos

Miembros de la comunidad energética de Froxán junto al vehículo eléctrico que comparten. / Cedida
Después de dos meses de pruebas, ya está plenamente operativa la primera iniciativa de movilidad eléctrica comunitaria de todo el Estado, un proyecto que echa a andar en Froxán (Lousame) con el apoyo de la Diputación de A Coruña.
Se trata de un sistema en el que el vehículo eléctrico es de uso compartido para todas las personas que participan en la comunidad energética de Froxán. El proyecto cuenta con su propia instalación fotovoltaica, que también suministra energía a la mitad de las viviendas del lugar.
A diferencia de otros sistemas de car-pooling, en el que el vehículo es propiedad de una empresa externa que cobra a los usuarios por el uso, en este proyecto el automóvil pertenece a la propia comunidad energética y es de uso gratuito para los usuarios.
La iniciativa fue promovida por la Fundación Montescola con una aportación de 24.800 euros por parte de la Diputación de A Coruña. El vehículo también está a disposición de las iniciativas sociales y de voluntariado en las que participa la comunidad y fue adquirido con un gancho de remolque para permitir el transporte de maquinaria y herramientas.
De este modo, se pretende reducir el uso y emisiones de los vehículos individuales y mostrar el potencial de las comunidades energéticas a la hora de usar y gestionar la energía de manera democrática y participativa. Los usuarios deben reservar las horas en las que utilizan el vehículo, bien de manera puntual o recurrente, reduciendo el uso de los vehículos privados (todos de combustión interna) y generando las condiciones para su relevo progresivo.
El sistema de reservas también facilita el uso colectivo, de modo que varios vecinos puedan desplazarse juntos o hacer recogidas y entregas de bienes.
"Las alternativas para la descarbonización del transporte son un paso clave en la reducción de las emisiones y en la lucha contra el cambio climático. Si bien el transporte público colectivo es la manera más eficiente de realizar este proceso de relevo de vehículos de combustión interna por vehículos eléctricos, la realidad de gran parte del rural gallego es la inexistencia o bajísima frecuencia de transporte público, obligando a una dependencia excesiva del vehículo privado", explican desde la Fundación Montescola.
El proyecto piloto de movilidad eléctrica comunitaria de Froxán cuenta con el apoyo del programa de ayudas a entidades sin fin de lucro para la cofinanciación de proyectos de inversiones en el ámbito del medio ambiente durante 2024.
"Descarbonizar la flota actual de vehículos privados en una ratio de 1:1 es inviable dada la demanda de metales que sería necesaria, que implicaría el agotamiento de todas las reservas
conocidas de metales, como el níquel o el litio, en las próximas décadas, a lo que se suman las emisiones asociadas a la extracción y procesado de estos materiales, que debe computarse en la huella de carbono de los vehículos eléctricos", añaden.
En Galicia hay en la actualidad más de 2 millones de vehículos y en Europa unos 260 millones.
La iniciativa de la comunidad energética de Froxán parte de la base de que la movilidad individual privada es la forma de transporte menos eficiente. "Cada vehículo privado individual o familiar (independientemente de que sea eléctrico o de combustión interna) pasa el 95% de su tiempo estacionado, sin uso, lo que representa un uso poco racional de los recursos disponibles. E incluso cuando está siendo utilizado, la mayor parte de la energía se utiliza para mover entre 1 y 2 toneladas de vehículo, y tan solo entre 60 y 160 kg que pueden pesar una o dos personas", señalan desde la Fundación Montescola, que considera "clave avanzar hacia modelos de uso compartido".
Desde la Fundación Montescola destacan que el rural gallego está "sobrepoblado de vehículos, siendo habitual que en muchos lugares haya más vehículos que personas, lo que agrava y dificulta aún más la necesaria descarbonización, particularmente en un momento en el que el coste de los vehículos eléctricos continúa siendo elevado y cuando las administraciones no consiguieron ofrecer alternativas realistas de transporte público en buena parte del territorio".
Este proyecto lanza un modelo totalmente alternativo de movilidad descarbonizada, en el que tanto la titularidad como el uso del vehículo son colectivos, y que además se sustenta y complementa en un sistema de autogeneración energética asociado a una comunidad energética vecinal.
El proyecto facilita un proceso de abandono no solo de los vehículos de combustión interna, sino también, y en una lógica de decrecimiento, en la propia idea de vehículos de uso privado individual o familiar, apostando por el uso compartido/colectivo.
Se hace además desde una lógica comunitaria (no mercantilizada, en comparación con sistemas comerciales de car-pool, que además apenas da servicio en el rural) y de autogestión energética, en la que, además de compartir el propio vehículo para realizar viajes individuales o familiares, se facilita, mediante un sistema informático, hacer viajes y recados codo a codo y colaborativo.
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