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Lago recibe «con alivio» la auditoría a la «mal parida» Mancomunidade do Barbanza

El presidente de turno de la entidad cree que la investigación del Consello de Contas puede ayudar a encauzarla tras dos décadas de «nefasta gestión»

Pablo Lago, alcalde de Brión y presidente de turno de la Mancomunidade Serra do Barbanza

Pablo Lago, alcalde de Brión y presidente de turno de la Mancomunidade Serra do Barbanza / Javier Rosende Novo

Ribeira

El presidente de turno de la Mancomunidade Serra do Barbanza, Pablo Lago, se enteró este viernes por este diario de que el Consello de Contas había activado una auditoría exprés a la entidad. Sin embargo, dice que «no me sorprendió», que «puede ser un alivio» y que «debió haberse activado antes». Afirma estar «preparado» para ponerse a disposición de los auditores y «esperanzado», porque «que el Consello de Contas haga su trabajo es importante, entre otras cosas porque podrá explicarnos cuál es la situación y qué tenemos que hacer para mejorarla. Está para velar por los intereses de todos y de todas».

El Consello de Contas ha puesto ya sobre la mesa tres preguntas a las que los auditores deberán buscar respuestas en las próximas semanas. La primera es si se están adoptando medidas para asegurar la continuidad de la prestación de servicios que configuran los fines estatutarios de la Mancomunidad.

Al respecto, Lago señala que en la junta de alcaldes de la entidad celebrada el pasado lunes 19 se aprobó un plan de pagos para hacer frente a la deuda de 9 millones de euros con la empresa concesionaria de la planta de tratamiento de residuos de Servia (FCC); se acordó trabajar en un plan de viabilidad que pasa por diversificar la actividad en la citada planta ante la imposibilidad de seguir tratando los residuos con el sistema húmedo-seco por la nueva directiva europea; y se han puesto en marcha los trámites para elaborar una Relación de Puestos de Trabajo con vistas a dotar a la Mancomunidad de un órgano gestor, así como la redacción de unos nuevos estatutos y del presupuesto de 2026, pues la entidad se rige por el último aprobado, el de 2015, que está prorrogado.

«Ames contribuyó a colmatar la planta de Servia: pasó de 20.000 a 32.000 habitantes»

En esa línea, explica que «Serra do Barbanza maneja un presupuesto anual de diez millones de euros; eso es mucho más de lo que tienen la mayoría de sus concellos. Pero carece de un organigrama para su gestión, que no puede depender solo de un alcalde que, además, cambia cada año».

En su opinión, la situación de la Mancomunidad «no es hoy diferente de la de los últimos años, pero lo que se hizo en los últimos días es mucho». Asimismo, explica que se encargó en su día una auditoría que planteaba la necesidad de hacer grandes inversiones para poder mantener la viabilidad de la planta de Lousame.

En negociación con Sogama

La segunda pregunta que plantea el Consello es qué acciones se están tomando para solucionar el problema de la capacidad máxima alcanzada por el vertedero actual.

«El vertedero está cerrado porque está colmatado. Punto. No hay opción a ninguna solución al respecto. Estamos negociando con Sogama para derivar los residuos a su planta de Cerceda», responde.

En este sentido, dice que las circunstancias en las que se puso en marcha la planta de Servia hace más de 20 años «no son las mismas que hoy» y que «por ejemplo, el concello de Ames contribuyó a colmatar los vasos de la instalación:cuando se adhirió a la Mancomunidad como cliente tenía 20.000 habitantes, y hoy 32.000».

El tercer interrogante del Consello de Contas se refiere a la financiación. Quiere saber si es suficiente para cubrir los costes y si la participación de los concellos es equitativa y eficiente.

Al respecto, Lago se siente «heredero de una gestión nefasta de veinte años. Esto no es de hoy».

Pero, ¿cuándo se torció el rumbo de la Mancomunidad? Según su presidente, «el primer día, porque nació mal parida. Fue mal diseñada, con unos malos estatutos, manipulada por alcaldes a su antojo. Y ahora hay que pagar esa nefasta gestión». «Me duele que solo se hable del pasado de la entidad y de lo que se hizo mal. Nadie dice lo que se puede hacer para salir de esta situación. Nadie señala el camino hacia delante», lamenta.

Multa coercitiva de mil euros

«Si algún alcalde que me precedió en la presidencia no se hubiese negado a subir las cuotas en su momento, yo no estaría hoy en la situación en la que estoy», asegura, añadiendo que la sentencia de 2010 que obliga a la Mancomunidad a pagar 9 millones más los intereses a FCC por haber mantenido las cuotas de los concellos congeladas durante años «me costó hace unos seis meses la imposición de una multa coercitiva de mil euros, con un 30% de intereses cada tres meses, de la que se me responsabilizó personalmente, como presidente de la entidad».

«El único concello que debe cuotas es el de Rois (900.000 euros);los demás están al día»

«Tuve que contratar un abogado para negociar un plan de pagos con FCC y, afortunadamente, conseguí parar esa multa», señala.

Respecto a otra de las medidas adoptadas recientemente, el incremento temporal de las cuotas que deben pagar los seis concellos asociados, Pablo Lago dice que «hubo alcaldes que empatizaron, pero otros recurrieron, aún sabiendo que esa medida es transitoria, para poder afrontar pagos, porque la Mancomunidad tiene dinero, pero no puede pagar facturas de gastos no vinculados a un presupuesto. En 2015 los gastos eran de 6 millones; hoy son de 11».

Respecto a las deudas que mantienen con la Mancomunidad los concellos asociados, asegura que «el único que debe cuotas es el de Rois: 900.000 euros. Los demás están todos al día».

«No dimití, ni lo haré, por responsabilidad»

Preguntado sobre si se planteó en algún momento dimitir como presidente de la Mancomunidad, Pablo Lago reconoce que sí. «Si hubiese hecho caso al secretario y al interventor del Concello de Brión, del que soy alcalde, habría dimitido hace tiempo. Pero no lo hice por responsabilidad y por coherencia con el trabajo y los cientos de horas que le dediqué a la Mancomunidad para sacar adelante un servicio público esencial y muy importante para los casi 90.000 habitantes de los concellos integrados en Serra do Barbanza», señala.

Pero añade que hay otro motivo por el que no dimitió: «Si desde dentro de la Mancomunidad no daba arreglado el problema de la deuda con FCC, que pesa sobre mi cabeza, menos aún podría hacerlo desde fuera».

Es más: explica que «en base a los estatutos, ya podía haber dejado la presidencia, porque el mandato es por un año, y ya lo superé. Pero aguanté y aguanto por responsabilidad».

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