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46º CARREIRA PEDESTRE DE SANTIAGO

Carreira Pedestre: nació para un centenario y se quedó para siempre

En su primera edición de 1978, en la que celebró los cien años de El Correo Gallego, superó todas las previsiones con 2.500 atletas que partieron de la plaza do Obradoiro y bajaron la cuesta de Vite

Corredores enfilando la avenida de Xoán XXIIII en la edición celebrada en 1978

Corredores enfilando la avenida de Xoán XXIIII en la edición celebrada en 1978 / 5

Víctor Furelos

Víctor Furelos

Santiago

La Carreira Pedestre de Santiago –cuya 46 edición se celebra el 26 de octubre y aún tiene abierto el plazo de inscripciones– nació en el año 1978 y fue creciendo poco a poco, haciéndose mayor sin perder su esencia. Superó la mayoría de edad con una salud envidiable. Alcanzó la treintena en plenitud y ahora se acerca al medio siglo recuperando el ímpetu de sus mejores años. Del papel de los dorsales se pasó a la tecnología y se fue adaptando a los nuevos inventos con rapidez y solvencia. No es más que un paralelismo con la vida de la prensa escrita en los últimos años.

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Aquellos inmensos talleres en los que prevalecían las linotipias y el plomo alrededor de las ruidosas rotativas contrastan con las reducidas redacciones de hoy en día. El proceso de impresión se fue trasladando a los polígonos industriales por lo que la necesidad de un gran espacio dejó de existir.

Echando la vista atrás, concretamente al año 1978, las instalaciones de EL CORREO GALLEGO se situaban en la céntrica calle del Preguntoiro, en plena zona monumental y a apenas unos metros de la catedral. Su rotativa era la autora cada noche de una banda sonora a la que se acostumbraron tanto los vecinos de la calle Altamira que cuando la máquina fue trasladada alguno de ellos reconoció que le costaba conciliar el sueño porque echaba de menos el ruido de los engranajes por los que pasaba el papel antes de empaparse con la tinta que se convertiría en noticias.

Aquel 1978 era muy especial para el rotativo nacido en Ferrol cien años antes pero instalado en la capital gallega desde décadas atrás. Se cumplían cien años de su existencia. Una fecha tan señalada no debía de pasar desapercibida, por lo que se idearon cien actos para celebrar a lo largo del año.

Desde el periódico santiagués se barajaron varias opciones, siempre pensando en conseguir la vinculación de la sociedad con cada actividad de las programadas para que quedara constancia de la apertura del periódico a la ciudadanía. Esa fecha debía quedar marcada para siempre. Y a poder ser con trazo grueso.

Entre los actos barajados inicialmente se pensó en efectuar carreras atléticas por categorías, con salida y llegada en la plaza do Obradoiro. Esta idea tenía una razón de ser. A finales de los setenta el atletismo se organizaba compitiendo según las edades establecidas federativamente. Había carreras para infantiles, juveniles, juniors... y todas se dividían según fuesen de ámbito masculino o femenino.

Pero ahí surgió la figura de Emilio Navaza, quien después sería jefe de la sección de Deportes del rotativo santiagués. Nacía el pedestrismo y él supo ver la oportunidad de coger el tren. No tenía dudas y supo transmitírselo a los por aquel entonces responsables de la organización de los actos del centenario. Había que realizar una única prueba en la que pudiesen participar jóvenes con quienes ya no lo eran tanto y en la que pudieran correr codo con codo hombres y mujeres.

Aquella prueba pensada para celebrar el centenario del periódico compostelano asombró a los propios organizadores, que habían adquirido 500 medallas para premiar a los que alcanzaran la línea de meta sin sospechar siquiera que en los mostradores del número 29 de la calle Preguntoiro se agolparían durante días largas colas de gente para poder hacerse con un dorsal de papel con el número pintado a rotulador que daba derecho a correr aquel 22 de octubre. Las previsiones se superaron, hasta el punto de que serían 2.500 los atletas que partirían de la plaza do Obradoiro para afrontar la avenida de Xoán XXIII y a continuación descender por la cuesta de Vite, en un recorrido que pronto cambiaría aunque manteniendo la distancia de doce kilómetros.

Diversos cambios en la salida, ante la avalancha de atletas que participaban, y los avances informáticos beneficiaron a la carrera, igual que al sector de la prensa escrita que también sufrió su transformación con las nuevas tecnologías. EL CORREO GALLEGO también sufriría cambios y su rotativa se trasladaría del Preguntoiroalpolígonoo del Tambre y después al polígono de Costa Vella, en donde se le uniría la redacción, para situarse ahora el O Restollal ya soin planta de impresión. El paralelismo de los cambios entre la carrera y el rotativo es un hecho.

La realidad es que de aquellos cien actos programados solo se mantiene la Carreira Pedestre Popular de Santiago, que se dejó de organizar únicamente en los dos años de pandemia. Sin duda fue el mayor acierto del periódico santiagués para celebrar su centenario.

Hoy en día cada último domingo de octubre Santiago se convierte en una gran fiesta deportiva de la que disfrutan niños y mayores, atletas de elite con aficionados o incluso con quien solo se vista de corto ese día. Es una prueba abierta a todos, una carrera tan acogedora como la ciudad en la que se desarrolla. El éxito se debe a los atletas que nunca fallan, al numeroso público que siempre anima y a un trazado que muchos ya califican como el más bonito del mundo.

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