Sólo un cine resiste hoy en el Barbanza, que llegó a tener 19

Es probable que el 8 de diciembre de 1917 lloviese en A Pobra. Pero lo que sí es seguro es que esa tarde en el Cine Puebla se proyectó el segundo episodio de una película que arrasaba: Los vampiros. Pero este detalle no hay Internet que lo certifique; se sabe porque voló en el tiempo un programa de mano olvidado sobre una vieja butaca.

Ni siquiera algunos ancianos de A Pobra recordaban ya el nombre de esta sala, que, al parecer, estaba en la calle Principal, muy cerca de otra inaugurada en 1950 que aún hoy resiste en pie, aunque sólo como teatro: el Cine Elma. Su nombre deriva de Elisa y Manuel Escurís, sus dueños.

En Rianxo hubo cuatro cines: el Taragoña (1943-1976), el Cine El Centro de Asados (1948-1980), el Avenida (1970-1998), que aún está en la calle Rinlo, y el Rianxo (conocido como Rubén, al lado del consistorio, que cerró en los 70).

En Boiro hubo 6. El más reciente estaba en la calle Borobó y cerró hace un lustro tras un incendio. Pero los míticos eran el Gran Vía (en la calle Principal, del que era dueño Gonzalo Romero) y el Boiro (cuya ruina está aún al lado de la discoteca Tonos). También los hubo en Cabo de Cruz, Escarabote y Cespón.En Ribeira está actualmente el único templo actual del celuloide: los Multicines Barbanza. Pero en este municipio hubo 7.

Algunos vecinos aún recuerdan el más antiguo. Se llamaba Abadiño (cuando el cine era mudo) y estaba en la avenida del Malecón. Pero su origen fue privado, pues las películas se proyectaban en la casa del banquero José Martínez Fernández, sólo para familiares y amigos. Cuando otra persona adquirió esas propiedades, el cine pasó a ser público.

José Martínez fue, además de banquero, alcalde de Ribeira entre 1887 y 1890 y fue nombrado Hijo Predilecto en el año 1919.

Las otras seis salas fueron el cine Moraña (primero en la calle General Franco y luego en la plaza de Vigo); el Millares, en la parroquia de Carreira; el Millán, cuyas ruinas se alzan todavía a los pies de la carretera general, en Palmeira; uno en la parroquia de Olveira; el Colón (conocido como El Filipino, porque su propietario había hecho fortuna en Filipinas) y el Ribeira.

El fuego, en algún caso, o la competencia del momento, en otros; la televisión, primero, y el eMule, después... fueron apagando los proyectores poco a poco.

delegribeira@elcorreogallego.es