La desaparición de Óscar García: veinte días de incertidumbre y un trágico final

La Guardia Civil confirmaba este miércoles que el cuerpo hallado en el Ulla se corresponde con el teense // Las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento no determinan la involucración de terceras personas en su fallecimiento

Operativo de búsqueda de Óscar García en Teo

Operativo de búsqueda de Óscar García en Teo / Javier Rosende Novo

Redacción

La desaparición de Óscar García Lema, de 62 años de edad y residente en Cepeda, en el municipio de Teo, mantuvo en vilo a toda la comarca los últimos veinte días. Los continuos llamamientos de la familia para tratar de dar con él y el amplio dispositivo desplegado en la zona por la Guardia Civil, incluyendo la participación de personas voluntarias, elevaron la repercusión del caso que está en manos del juzgado de instrucción número 1 de Santiago, al que se elevó la causa por encontrarse de guardia en su día.

Óscar García Lema faltaba de su casa de Cepeda, en la parroquia de Oza, desde el pasado 29 de marzo. Ese día era miércoles y según el relato de su mujer, Óscar había seguido la rutina habitual. Dejó las llaves de su casa y del coche, las gafas y la cartera en el interior de la vivienda, junto con el móvil cargando. Era mediodía y, según contó su esposa, antes de salir a hacer recados se dirigió al establo para echar un ojo a los tres caballos que tienen en la finca, y su pista se perdió allí. A partir de este punto, todo son suposiciones acerca de lo que pudo haberlo llevado a terminar en el cauce del río Ulla, a una distancia de unos quince quilómetros de su casa monte a través.

Durante los días posteriores a la desaparición, la Guardia Civil, al frente de la investigación, recopiló abundante información sobre Óscar incluyendo descripción física, antecedentes familiares y médicos, amigos y conocidos cercanos, o la última vez que fue visto con vida. El empresario, trabajador del Instituto Campus Stellae que dirige su mujer Nuria, era una persona muy conocida en Santiago y su área por lo que fueron muchas las entrevistas realizadas a personas que tuvieron contacto con él.

En casos como este, los agentes utilizan su experiencia y habilidades para determinar la credibilidad de cada testimonio, así como para identificar cualquier contradicción o inconsistencia en la información proporcionada. También se hace uso de herramientas tecnológicas para conseguir reunir información sobre el desaparecido. Al haberse perdido sin el móvil, no fue posible determinar su ubicación pero sí se rastrearon sus redes sociales, se llevaron a cabo registros telefónicos y de Internet y se utilizaron drones y equipos de búsqueda forense para examinar zonas de relevancia.

La expectación que generó el caso y las apariciones diarias de Nuria en redes sociales solicitando ayuda para localizarlo y asegurando que la desaparición no era voluntaria, activaron un protocolo de búsqueda que contó con la participación de cientos de personas voluntarias. Bajo la coordinación de la Guardia Civil, se fueron acotando zonas a batir, contando con la colaboración de protección civil de Teo y Vedra, la Axencia Galega de Emerxencias y diferentes asociaciones de la comarca. Una vez peinado sin éxito el Concello de Teo, los rastreos se extendieron a municipios limítrofes, como Santiago, Ames o Vedra.

El pasado 14 de abril, la Guardia Civil pedía a las personas voluntarias que se retiraran del terreno. Tres días después, una vecina de Vedra que paseaba por el lugar daba la voz de alarma al encontrar restos de una persona flotando en el río Ulla. Caminaba por las proximidades del área fluvial de Agronovo, cerca del Puente de Gundián, cuando dió con el cadáver sobre las once de la mañana. Este miércoles, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia informaba de que daba por reconocida la identificación del cuerpo que hizo la familia. Los resultados preliminares de la autopsia, que están ya en manos del juez, concluyen que no hay indicios de criminalidad.