La Lei de ordenación do litoral fomentará la puesta en valor de un patrimonio de 361 bienes de interés

El refuerzo de la seguridad jurídica para la rehabilitación propiciará nuevos usos para las ruinosas edificaciones industriales que afean la costa // Existen proyectos para recuperar fábricas de salazón en Ribeira, Muros y A Pobra

Vista parcial de las instalaciones de la antigua fábrica de salazón de Legarda, en Muros / apatrigal

Vista parcial de las instalaciones de la antigua fábrica de salazón de Legarda, en Muros / apatrigal / suso souto

La Xunta de Galicia actualizará el catálogo de bienes en servidumbre de protección de dominio público marítimo-terrestre para otorgar mayor seguridad jurídica a la recuperación del patrimonio edificado al amparo del proyecto de la Lei de ordenación e xestión integrada do litoral de Galicia, cuya aprobación por el Parlamento se espera para este año.

Tal y como aseguró este lunes la conselleira de Medio Ambiente, Territorio e Vivienda, Ángeles Vázquez, durante una visita a una antigua fábrica de salazón de Muros, el objetivo es elaborar un catálogo más ambicioso, actualizado y adaptado a lo dispuesto en la nueva normativa para que los edificios ubicados en la costa gallega cuenten con muchas más facilidades para poder realizar en ellas una intervención que les devuelva la vida, que ponga en valor nuestro patrimonio y que evite que estos inmuebles sigan deteriorados y sin función alguna.

Por la izquierda, Inés Monteagudo, Carlos Henrique Fernández Coto y la conselleira Ángeles Vázquez / xunta

Por la izquierda, Inés Monteagudo, Carlos Henrique Fernández Coto y la conselleira Ángeles Vázquez / xunta / suso souto

En el año 2021 la Administración autonómica ya presentó un primer catálogo que recogía un total de 361 bienes con valor ambiental, patrimonial o arquitectónico ubicados en servidumbre de protección de dominio público marítimo-terrestre, que ahora se actualizará en base a la nueva ley, que contempla como una de sus principales novedades la identificación de acciones estratégicas, entre ellas, precisamente, la recuperación del patrimonio cultural.

Ángeles Vázquez, que agradeció la implicación en este ámbito de la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural de Galicia (Apatrigal), explicó que la Xunta pretende que dicho catálogo sea una herramienta útil y consensuada para la promoción de las edificaciones de la costa que actualmente están en desuso.

Precisamente la antigua fábrica de salazón de la familia Legarda, que este lunes visitó la conselleira, es uno de los inmuebles que podría tener un nuevo uso. Fue construida en 1916 y estuvo en funcionamiento hasta la década de los años ochenta. La fábrica de conservas originalmente tenía una parte central, que estaba dividida en cuatro pabellones, ocupando un área de 2.080 metros cuadrados, con entrada por el sur.

También tenía algunas viviendas para el administrador y los propietarios en el lado noroeste. La zona de salazón, que era una actividad secundaria en la factoría, estaba en cesión administrativa y contaba con unos 670 metros cuadrados, donde se encontraban las pilas de cemento para salar las sardinas.

La alcaldesa de Muros, Inés Monteagudo, destacó la importancia de impulsar la rehabilitación “de las numerosas instalaciones del patrimonio industrial costero que llevan muchos años abandonadas y que suponen un evidente peligro”. En este sentido, dijo que en dicho municipio hay más de una decena de antiguas plantas de salazón y recordó que en su día se rehabilitaron para uso público las viejas plantas de salazón de Sorribas, en Abelleira, para centro social, y de Sel (convertida en Museo do Mar). Respecto a la vieja fábrica de Legarda, Monteagudo dijo que “pertenece a una familia de Esteiro que ya mostró su interés por rehabilitarla para darle uso como centro de actividades náuticas o de valorización de productos pesqueros”.

El espaldarazo que la Xunta pretende dar desde el punto de vista jurídico para impulsar este tipo de iniciativas permitirá agilizar proyectos que, en algunos casos, llevan años estancados, como el de la recuperación del llamado Barrio dos Cataláns, de A Pobra, en el que se alzan las ruinas de dos antiguas plantas de salazón, incluidas en el catálogo municipal de inmuebles a proteger y para las que el Concello tiene un proyecto de rehabilitación para darles uso cultural. Está valorado en un millón de euros, pero carece de financiación.

El tiempo juega en su contra, pues, a pesar de haber quedado protegidas legalmente en el PXOM (gracias a las alegaciones que presentó el Colexio de Arquitectos de Galicia) están sufriendo un deterioro progresivo.

TOURO, CASTIÑEIRAS Y AGUIÑO.

También el Concello de Ribeira tiene planes para rehabilitar, a través del Plan de Sustentabilidade Turística, tres viejas fábricas de salazón de Touro, Castiñeiras y Aguiño. La de Castiñeiras se encuentra en el parque de O Castro y desde 2014 el Concello tiene su concesión. La de Touro se ubica al inicio del paseo litoral de Area Secada y fue adquirida por el Concello hace tres años por 80.000 €. En cuanto a la de Aguiño, el Concello presentó una oferta de compra por importe de 35.000 €. La intención del ejecutivo local es poner en valor estas tres edificaciones y habilitar en ellas puntos de información digital, estableciendo una ruta sobre el patrimonio industrial del litoral entre Aguiño y Castiñeiras.

“UNHA IMAXE DECADENTE”.

“A costa galega é moi distinta do resto de litoral peninsular, e grazas a moitas circunstancias non foi dereriorada como a do Mediterráneo, por non ter a presión turística e urbanística que houbo alí”, explica el presidente de Apatrigal, Carlos Henrique Fernández Coto. “As edificacións que temos hoxe arruinadas foron o impulso de moitas actividades vinculadas co mar. Por culpa dunha Lei de Costas que non recoñece o noso feito diferencial, moitas desas industrias tivéronse que abandonar; tamén vivendas que sofren aínda hoxe a presión de organismos centralistas que non entenden a nosa relación co mar. Non se trata de facilitar a especulación ao pé da costa, senón simplemente de darlle unha nova vida a 361 edificacións catalogadas que, polo feito de estar fóra dunha raia trazada en Madrid, están caendo na ruína, ofrecendo unha imaxe decadente das nosas rías”, añadió.