La ministra Diana Morant aplaudió la apuesta por la ciencia e innovación desde el coworking A Proa de Ames

Recordó que su abuela no sabía ni leer ni escribir // El alcalde, y candidato socialista, le mostró la importancia del tejido industrial

La ministra Morant, izquierda, con el regidor Blas García y la edila Ana Belén Paz en A Proa / europa press

La ministra Morant, izquierda, con el regidor Blas García y la edila Ana Belén Paz en A Proa / europa press / M. Manteiga

Sea en campaña electoral o no, lo cierto es que no es habitual que una ministra recale en Ames. Y aunque buena parte de la Corporación arropó la visita, fue el regidor, y candidato socialista, Blas García, el que se convirtió en su sombra durante la práctica totalidad del recorrido, que incluyó alguna de las travesías de O Milladoiro y, por supuesto, el coworking A Proa, donde Diana Morant dio las gracias “por apostar por la ciencia y la educación”, sus ámbitos competenciales.

Así, y tras saludar a los vecinos que se encontraban por la parte alta dela mayor urbe de Ames, Morant aprovechó para rubricar en el libro oficial y recibir, de manos del mandatario, una obra en recuerdo de su periplo maiano. Ya ante el auditorio, el primero en tomar la palabra fue Blas García, que se refirió a los emprendedores, las empresas locales ,y las del polígono, marco de este espacio colaborativo. Pero también destacó la presencia de jóvenes en el acto, concretamente del Instituto do Milladoiro, recordando que son los “ciudadanos del futuro”.

SENDA

Acto seguido tomaba la palabra la ministra, que trasladó la importancia de seguir la senda de la innovación y la actividad científica “para no perder ningún tren al futuro”. Además, y aprovechando la asistencia de alumnos, tuvo un emocionado recuerdo hacia su familia, ya que “mis padres no fueron a la universidad, y mis abuelos tampoco”.

En ese momento, y con gesto compungido, Morant continuaba echando la vista atrás para rememorar que su abuela “no sabía ni leer ni escribir, porque nadie le enseñó”. Pero enseguida recuperaba el ánimo para dejar claro que en la nación para la que trabaja “hemos progresado como país, y hoy prácticamente todo el mundo sabe leer y escribir”.