Dos intervenciones arquitectónicas enmarcadas en las comarcas compostelanas han sido merecedoras de sendos galardones en la XVI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. Se trata del Acondicionamiento del borde portuario de Porto do Son, puesto en marcha por CREUSeCARRASCOarquitectos y rvr arquitectos. Y el otro de los proyectos premiados fue el de la Rehabilitación del Astillero Tradicional Ciprián, en Outes, de Fuertespenedo arquitectos. Se trata de un certamen sin dotación económica, pero que basa su prestigio en el reconocimiento y difusión que implica para los trabajos y sus autores.

En total fueron 55 los reconocimientos, divididos en las categorías de Obras (20), Investigación y Difusión (10) y Proyectos Fin de Carrera (25). El concurso se puso en marcha en 1991 y está convocado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en colaboración con el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, además de la Fundación Arquia.

En lo que atañe a las dos obras reconocidas en el entorno compostelano, el acondicionamiento del borde portuario sonense pone de manifiesto, según sus autores Juan Creus y Covadonga Carrasco (más rvr arquitectos, Marcial Rodríguez, José Valladares y Alberto Redondo), la “difícil convivencia entre tráfico portuario y ciudadano, sumada al aparcamiento masivo y la creciente actividad comercial de este lugar emblemático, de 25 843 m2”. Estas circunstancias motivaron la transformación de Porto do Son, por lo que se hacía necesario “ordenar el acceso y separar el vial principal de la fachada urbana” para hacer posible “un gran espacio público verde y pavimentado que fomentase la relación entre el casco histórico y el puerto”.

Para ello, los antiguos y nuevos enclaves de la localidad “revalorizaron este proceso de interconexión con nuevas lecturas, más allá de la estrictamente funcional”. Destaca, así, la recuperación del entorno de O Cruceiro como espacio de entrada y sugerido como mirador arbolado, empleando el muro de contención como paseo. “La urbanización, pautada en pavimentación y arbolado, facilita nuevos usos” y “repensar el significado del espacio”, aportan, optando por el “hormigón devastado, piedra y tierra” como “texturas que prolongan las calles del interior hasta el mar”, y a las que se suman escalones, gradas y balcones. Incluye cerca del mercado una estructura de postes y vigas de madera que devuelve la memoria de los secaderos de redes como soporte de actividades ciudadanas (como cine, exposiciones o conciertos, mercado y otras futuras.)

Por último, aportan dos grandes superficies, una libre, de piedra, y otra arbolada, sobre tierra. “El paseo de borde continúa, con servicio a los pantalanes; luego, un aparcamiento y, en la zona final, el nuevo club náutico que incluye mirador hacia el monte Louro y la ría Muros-Noia”.

Conservación

Y respecto a la rehabilitación del antiguo astillero decimonónico de Ciprián, en Outes, sus autores han sido Óscar Fuertes Dopico e Iago Fernández Penedo, quienes trasladan que esta edificación con forma trapezoidal –por las condiciones profesionales y del entorno– “conserva los elementos característicos, como el muro litoral, con la plataforma de trabajo exterior, y la grada que, a modo de rampa de granito, establece el contacto entre el agua y el interior de la edificación”. Allí es donde se distinguen dos grandes espacios: el tinglado y el taller. “Este último es un volumen cerrado construido en piedra y madera, como materiales principales, mientras que el tinglado es una estructura de madera que, abierta en el frente y los laterales, ubica su eje longitudinal en perpendicular al borde del litoral”, indican.

El astillero de Outes Fuertespenedo

La intervención incluyó la demolición de una vieja caseta de motores, sin demasiado interés funcional, pero respetó el volumen principal, al tiempo que “se transforma el interior del taller-aserradero jugando con los espacios preexistentes, las entradas de luz y las vistas para adaptar así la arquitectura a una propuesta contemporánea que responda a las necesidades de un nuevo uso cultural, con el propósito de potenciar y transmitir a las nuevas generaciones lo que supuso la carpintería de ribera en las costas gallegas”, terminan los arquitectos.