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Atalaya Mining confía en extender la actividad en la mina de cobre de Touro-O Pino 20 años

La empresa presentó un proyecto que, a través de Cobre San Rafael, aspira a ser un "referente de sostenibilidad" en el sector y un "hito industrial" para Galicia, al generar un impacto económico superior a los 2.500 millones de euros

Alberto Lavandeira, CEO de Atalaya Mining, explicó los detalles del proyecto

Alberto Lavandeira, CEO de Atalaya Mining, explicó los detalles del proyecto / CEDIDA

Martín García Piñeiro

Martín García Piñeiro

Santiago

El proyecto para extraer cobre en la mina de Touro-O Pino no solo adquiere forma sino que también coge velocidad. La reciente declaración por parte de la Xunta como Proxecto Industrial Estratéxico permite a la empresa Atalaya Mining, a través de Cobre San Rafael, acelerar hacia la puesta en marcha de una explotación que aspira a ser un “referente en minería sostenible” y, a su vez, un “hito industrial” en la comunidad gallega. De hecho, aunque sobre el papel se calcularon unos 15 años de explotación minera en la zona, sus promotores confían en poder extender esa vida útil. “Estamos hablando de que aquí puede haber actividad económica al menos 20 años. Es prácticamente seguro que pasará de eso”.

Esos son los cálculos de Alberto Lavandeira, CEO de Atalaya Mining, y Fernando Riopa, director del proyecto de Cobre San Rafael, que ayer presentaron en sociedad una mina que, tras años de gestión en los despachos y millones de inversión en materia de prospección y rehabilitación ambiental, ahora empieza a darse a conocer en la calle. Primero fueron los vecinos de Touro y O Pino, y ayer, unos 150 representantes de vecinos de toda la comarca, colegios profesionales, perfiles empresariales y académicos, CEG, Cámara Oficial Mineira de Galicia, Asociación Galega de Áridos (Arigal), Asime, Foro Económico de Galicia, representantes de Xunta y concellos.

Ante todos ellos, Lavandeira confirmó que la mina gallega “aspira a convertirse en un referente de minería sostenible” y en un “hito para la industria gallega”, ya que podrá generar un impacto económico total superior a los 2.500 millones.

Garantía medioambiental

Frente a la contestación que hubo y que todavía hay al proyecto en algunos sectores sociales y políticos, cuyas críticas se centran tanto en el riesgo de levantar una gran balsa con los residuos como en los vertidos a los cursos fluviales que acaban en el río Ulla, Lavandeira expuso ante los presentes sus propios argumentos ambientales.

“La primera media verdad que se dice es que hay una balsa que se puede romper, como la de Aznalcóllar”, cuando en realidad la de Touro-O Pino no contendrá agua, que se enviará a un depósito impermeabilizado, sino que solo quedará en ella arena. Además, estará contenida en una escollera construida como una presa, por lo que es “más segura” que el vecino embalse de Portodemouros.

Sobre la segunda crítica, la de los vertidos a los afluentes y al Ulla, amenazando incluso el marisqueo de Arousa, el CEO de Atalaya Mining, que explota ya la enorme mina de Riotinto (Huelva), fue claro: “No va a haber vertidos aquí”. El agua, incluso la de la lluvia, estará siempre en cirtuitos cerrados y en balsas impermeabilizadas, nada que ver con la minería que se practicó en la zona hasta el año 1987, cuando los diques se hacían de arena y el agua circulaba libremente hacia el Ulla.

De hecho, Cobre San Rafael ya invirtió 3,5 millones de euros en regenerar parte del impacto de la vieja mina, incluyendo la recuperación completa de pequeños regatos.

“Reforzamos nuestro compromiso ambiental”, zanjaron Lavandeira y Riopa, que añadieron otras acciones al campo ambiental, como la aplicación de las últimas tecnologías y la restauración de los terrenos que se van excavando en la mina, que ocupará unas 500 hectáreas, sin afectación de viviendas ni empresas. “La mayoría es bosque, plantación de eucalipto”, aclaró Lavandeira.

A la hora de explicar el sistema de extracción del cobre, los directivos se adentraron en un terreno más técnico, pero confirmaron que se practicará minería de transferencia, que es la que va regenerando las excavaciones con el material sobrante.

“En Galicia somos capaces de hacer coches, de construir barcos, de hacer grandes vinos... ¿y no somos capaces de hacer buena minería?”, concluyó Alberto Lavandeira.

Las cifras del proyecto

• La inversión inicial en la mina de Touro-O Pino rondará los 250 millones de euros.

• El empleo que se generá en la mina será de 400 puestos directos y unos 1.200 indirectos, con una clara apuesta en clave local: el 75% de trabajadores serán de la zona.

• El impacto total en Galicia superará los 2.500 millones con 16 concellos beneficiarios.

• La mina en su fase inicial representa el 0,26% del PIB de la comunidad gallega.

• El 66% de proveedores serán de Galicia (más del 40% locales)

• Habrá 500.000 euros anuales para acción social.

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