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El Camino inunda las calles de O Pino mientras vecinos denuncian excesos e impacto en la vivienda

Florecen los negocios en O Pedrouzo, última parada para decenas de miles de peregrinos, pero también las fiestas y los ruidos

Cola de peregrinos frente al albergue en O Pedrouzo, en el ayuntamiento de O Pino

Cola de peregrinos frente al albergue en O Pedrouzo, en el ayuntamiento de O Pino / Xoán Álvarez

Javier Ramos

Javier Ramos

Caras nuevas que emergen cada día entre un río de gente ataviada con mochilas y bastones. Los vecinos de O Pedrouzo han ido habituándose con el tiempo a convivir, especialmente en los meses de verano, con la multitud de peregrinos que cada jornada llega a sus calles. Este lugar de la parroquia pinesa de Arca ha duplicado -casi triplicado- su población en apenas dos décadas, impulsado por la frenética actividad del Camino de Santiago, que ha conseguido invertir las tendencias demográficas que afectan al cinturón rural compostelano. Es más, mientras O Pino pierde población en un lento goteo cada año, O Pedrouzo la gana de manera acelerada.

Albergues, pensiones, consignas, bares, restaurantes o incluso clínicas de fisioterapia han ido multiplicándose en los últimos años para dar servicio a la enorme demanda de los peregrinos que llegan recorriendo la ruta jacobea. Y es que esta población erigida en los márgenes de la carretera nacional N-547 no solo es parte del recorrido del Camino Francés, sino que otros dos de los itinerarios más populares, el del Norte y el Primitivo, se juntan poco antes con la principal de las rutas hacia Santiago.

De este modo, en lo que va de 2024, más de 180.000 peregrinos han pasado por O Pedrouzo, según los datos de la Oficina del Peregrino, que cifra en 152.764 los que recorrieron el Camino Francés, 16.041 el Primitivo y 14.300 el del Norte. Las rutas que cruzan por O Pino llegan a representar cerca de tres de cada cinco peregrinos que pisan Galicia en algún momento del año. Un vasto caudal de personas que permite que florezca la actividad económica en el entorno, pero que también despierta tensiones por la sucesión de comportamientos incívicos.

No son pocos los días del año en los que pasan por O Pedrouzo más peregrinos que vecinos hay censados en la localidad. Viajeros que recorren el Camino por diferentes motivos y que, en muchos casos, afrontan con expectación la última etapa, la definitiva, antes de alcanzar su meta en la Praza do Obradoiro. O con ganas de fiesta.

El verano pasado, vecinos de O Pedrouzo trasladaban al ayuntamiento sus quejas por el “estruendo” de alguno de los bares de la zona, donde las fiestas de los peregrinos se prolongaban hasta altas horas de la madrugada, en muchas ocasiones fuera del horario permitido para permanecer en exteriores. Estas protestas han resurgido en este periodo estival, con residentes e incluso comerciantes vinculados al sector que protestan por una situación que definen como “tremenda”.

Uno de los puntos más acuciantes es la falta de vivienda para gente interesada en residir en la zona ante la enorme demanda de alojamientos turísticos, que infla los precios y complica el acceso a inmuebles tanto en alquiler como en propiedad. Además de las fiestas, que denuncian que siguen celebrándose sin freno alguno, también protestan por la suciedad en las calles y por un cúmulo “de cosas muy difíciles de soportar semana tras semana”, que también afectan a otros ayuntamientos atravesados por el Camino. En cualquier caso, matizan que estos comportamientos reprochables son aislados y que la gran mayoría de visitantes muestran un carácter “fantástico” para con los vecinos.

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