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Al menos ocho mil gallegos participaron en 1904 en la obra del Canal de Panamá

Sieiro investigó la emigración desde Galicia al país caribeño

Francisco Sieiro Benedetto, licenciado en Historia, con estudios de doctorado en Historia de América en la USC y experto en Asuntos Migratorios, se interesó en estos temas al ser hijo de emigrantes gallegos, del municipio ourensano de Boborás. Nació en uno de los paraísos del Caribe, en Bocas del Toro (Panamá) y su padre fue uno de los fundadores del centro español de esa localidad.

Trabajó en el Museo Valle- Inclán de A Pobra y colaboró con el Archivo de la Emigración Gallega. Impartió conferencias, escribió artículos y participó en varias exposiciones sobre la emigración española en ese país. Es coautor del libro Galicia en Panamá: historia de una emigración, y está escribiendo una obra relacionada con ese tema.

Probablemente nadie mejor que él conozca una historia que comienza cuando en España, a partir de 1880, parte considerable de su población emigró a América, sobre todo gallegos. “Existen muchas publicaciones sobre la corriente migratoria hacia Cuba, México o Argentina, pero no había nada de Panamá. Por eso me decidí a investigar sobre el tema, y hay mucho que decir sobre Panamá y Galicia”, señala Benedetto.

Una de las preguntas que centran su investigación es la razón que movió a este colectivo a trasladarse a ese punto concreto del planeta, “cuando en otra localidad situada a pocos kilómetros todo el pueblo emigró a México”. Es singular por el tiempo en el que ocurre (la década de los 60), cuando la emigración gallega se dirigía más hacia Centroeuropa. Y tampoco son las razones que movieron a miles de ciudadanos a dejar España, o bien por motivos ideológicos, o bien por cuestiones económicas. “No emigraron los más pobres, aunque la razón económica influyó; se movían más por las ganas de crecer”, explica.

Benedetto señala que “lo hicieron en un primer momento gracias a la venta ambulante, pero más tarde descubrieron un negocio mejor: la fabricación de muebles. Hasta tal punto el grupo de españoles se identificó con este gremio que los panameños llegaron a referirse a los gallegos como los mueblicultores. Algo cambió con la década de los 80 y el auge del turismo de Colombia y Venezuela hacia el pequeño país vecino. Un emigrante atisbó el negocio y le siguieron sus paisanos. A día de hoy, algunas de las cadenas hoteleras más importantes del país siguen teniendo sangre ourensana”, dice.

“La emigración gallega a Panamá experimentó su momento álgido ya en la época del franquismo, en que muchos se encaminaron a varios países europeos, pero entre 9.000 y 12.000 lo hicieron a Panamá, sobre todo procedentes de Boborás”, comenta.

En su opinión, resulta sorprendente esta riada hacia ese pequeño país, que tiene la misma población de Galicia.

“Un flujo migratorio que se inició hace más de un siglo. Al menos 8.000 gallegos ayudaron a construir el canal que une Atlántico y Pacífico. Entre 1960 y 1970 Borborás vio bajar su población un 41 %. La razón: la emigración masiva a Panamá. La mayoría eligieron el mismo destino, se dedicaron a los mismos oficios y casi todos regresan al jubilarse a su tierra natal”, dijo.

Nace la Fundación Nosa Terra para rendirles homenaje con un monumento en Agua Clara

A Pobra. Francisco Sieiro Benedetto forma parte de la directiva de un nuevo proyecto: Fundación Nosa Terra, que nace con el propósito de rendir homenaje a los más de 8.000 gallegos que participaron en la construcción del Canal de Panamá en 1904. Se llegó a afirmar por parte de los ingenieros norteamericanos que un gallego valía por tres.

Este hito iniciaría la prolongación de la presencia gallega en el territorio nacional durante las próximas décadas.

“Hijos y nietos de gallegos buscamos así honrar juntos, a esos emigrantes caracterizados por su entrega y dedicación al trabajo. La historia no ha sido justa con ellos”, dice.

La meta prevista en un plazo de año y medio es la inauguración de un monumento que recuerde a los gallegos que emigraron a Panamá por la construcción del canal, en el Centro de Visitantes de Agua Clara, en la provincia de Colón. La entidad ya realizó contactos para ello con el administrador del Canal de Panamá, Ricaurte Vásquez, y con la Xunta de Galicia.

Una vez conseguido ese objetivo, se buscará articular, junto con los hijos y nietos de gallegos, actividades para reforzar su galleguidad.

Curiosamente, estos días, y gracias a la recién creada Fundación Nosa Terra de Panamá, se está despertando de nuevo ese sentimiento de galleguidad que en muchos se había perdido, sobre todo en las segundas y terceras generaciones. Ya empiezan a preguntar por sus orígenes, los pueblos de sus abuelos, y están enviando fotos de sus antepasados. Fue una idea de Manuel Pico y Juan Carlos Barreiro (cuyo abuelo trabajó en la obra del Canal), descendientes de gallegos de O Carballiño y de Forcarei. s. s.

20 jun 2021 / 01:00
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