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Lalín acoge mañana una charla del exjugador Iñaki Zubizarreta, que sufrió una terrible historia de ‘bullying’ a los 11 años // Aislado por su profesora y compañeros
y diagnosticado de retrasado mental por su altura, quiso quitarse la vida TEXTO S. Elvira

De acosado a estrella del básquet

“El acoso escolar o bullying es ese monstruo con cara de niño que destroza infancias, marca vidas y, en los casos más extremos, llega a provocar que niños de corta edad atenten contra ellos mismos”. Son palabras del prólogo del comic Subnormal, en el que Iñaki Zubizarreta, exjugador de baloncesto, cuenta la terrible historia que le toco vivir cuando tenía 11 años, etapa en la que sufrió un tremendo acoso escolar. Aún con las heridas por cicatrizar, lleva años concienciando contra el bullying con charlas en colegios e institutos.

Su testimonio podrá ser escuchado este viernes, día 30, en Lalín, en un acto organizado por el Concello en colaboración con el CFR (Centro de Formación e Recursos) que abre el programa de actividades de la Escola de Familias con una charla telemática bajo el título Frente al acoso nos implicamos todos, a cargo de Iñaki Zubizarreta, y que podrá ser seguida, a partir de las 20.00 horas, en el enlace lalin.gal/aquelar.

TESTIMONIO. Dos metros de altura pueden suponer la diferencia entre un niño que acude tranquilo al colegio y otro que sufre humillaciones, burlas e insultos a diario en su etapa escolar. Bromas de mal gusto que acaban en palizas. Ese fue el caso de Iñaki Zubizarreta, que con solo once años fue aislado de sus compañeros por una profesora que temía que pudiera hacer daño a los demás por ser extraordinariamente alto y fuerte, y se negaba a explicarle las dudas académicas “porque no lo iba a entender”.

Un aislamiento que Zubizarreta relata así: “Admiro mucho, el trabajo de los profesores... tenéis mi respeto y admiración cuando sois gente vocacional, que estáis dándolo todo por los chavales, que invertís tiempo, que dedicáis vuestra vida en ello. En mi caso, la profesora lo que vio fue, efectivamente, un chaval enorme que, como según ella me faltaba un puntito, lo que hizo fue llevarme al psicólogo del colegio sin el conocimiento ni el consentimiento de mis padres. Ahí me hizo una entrevista este hombre y su diagnóstico fue que yo era retrasado mental porque mis actos no iban en consonancia con mi estatura. Entonces, la profesora lo que hizo, porque según ella por mi tamaño, envergadura y fuerza podía hacer daño a alguien, me castigó todo el curso sin poder salir al recreo, me dejó todo el curso escolar sin poder relacionarme con mis compañeros y directamente empezó ya con la exclusión, la soledad. El silencio”.

TOCAR FONDO. Fuera del aula, Zubizarreta sufrió todo tipo de vejaciones por un grupo de compañeros, que le llevaron a pensar en quitarse la vida. “Yo era un niño muy tímido, muy acomplejado, tenía un montón de miedos. No me aceptaba a mí mismo en un mundo donde no encontraba mi espacio. Y me sentía como si fuese un monstruo”, recuerda. “Y todo lo que me pasaba ya asimilas que es como tiene que ser, que te lo mereces. Que todo el mundo vale más que tú y que, con resignación, asumes que la vida tiene que ser así. Y llega un momento en el que, como el efecto bola de nieve, van haciendo cada vez más gordas y un día se les fue de las manos. Y la broma fue que uno de ellos se fue al baño, se quedó bien a gusto, me cogieron entre todos y allí me humillaron de la forma más salvaje que os podáis imaginar... No voy a entrar en detalles. Ahí toqué fondo por completo. Ahí lo único que vi fue completa oscuridad. No encuentras motivos para salir, asumes que lo mejor que puedes hacer es quitarte de en medio y que haces un favor, primero a ti mismo, luego a tu gente porque te sientes como una basura. Ese fin de semana me despedí de mis padres, me despedí de mi hermano pequeño. En casa las cosas estaban muy difíciles. Yo vivo en Getxo, muy cerquita de Bilbao, primera línea de mar, línea de acantilados, y me fui a la Galea, que es un sitio de acantilados que como paisaje es espectacular, los acantilados son francamente de vértigo y me fui a suicidar, me puse así. Y la pregunta era... el dilema, la batalla: ¿Qué hago? Me tiro, no me tiro, me tiro, no me tiro...». Obviamente no me tiré, aquí estamos” .

Y tras ese terrible episodio, afortunadamente pudo desarrollar su talento en el baloncesto, deporte con el que llegó a jugar como profesional en la Liga ACB y se alzó con la Copa del Rey en 1998. Actualmente colabora con la ACB en la campaña Actuamos Contra el Bullying.

Su historia de superación sirve de ejemplo para saber que se puede salir adelante. “Si me reencontrase con el niño que fui le diría que no guarde silencio, que busque ayuda, que no se calle. Os aseguro que hay vida, buena vida, después del acoso escolar, pero siempre con ayuda”.

29 abr 2021 / 01:00
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