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Dieciocho personas se refugiaron en el hogar de tránsito al sufrir emergencias

La vivienda habilitada en Firmistáns hace cuatro años fue usada por ocho familias, que incluyeron a otros tantos menores // Residieron vecinos sin recursos o casa

La vivienda de tránsito que tiene el Concello de Ames en Firmistáns, y que se destina a acoger temporalmente a personas sin recursos o en situaciones de urgencia, acaba de cumplir cuatro años desde que terminaron sus obras de acondicionamiento, en noviembre de 2018. Y desde entonces, ha servido de cobijo a ocho familias, sumando dieciocho personas, ocho de ellas menores, apunta la edil de Benestar Social e Promoción da Saúde, Luísa Feijóo.

“A día de hoxe temos dúas familias para entrar, unha conformada por unha muller e unha segunda que inclúe a outra muller e un menor”, destacaba Feijóo, quien también ofrece datos sobre los usuarios tipo. Así, apunta que, salvo los tres núcleos con súbditos ucranianos que recalaron, las características del resto “foron diversas, dende unha parella que botaran do domicilio familiar por dificultades na convivencia ata familias con menores a cargo que, aínda tendo ingresos, escasos, non atopaba aluguer”, sin olvidar a otras víctimas de violencia y una de trata.

Con la rehabilitación de esta antigua escuela unitaria de Firmistáns se dotó al Ayuntamiento de Ames de un recurso habitacional propio, disponible para acoger personas en situación de riesgo social temporal, bien por la existencia de un motivo puntual de riesgo (desahucios de familias, catástrofe o accidente en el alojamiento habitual), o bien para dar cobertura temporal de alojamiento y mantenimiento a personas con un riesgo estructural, pobreza, ausencia de alojamiento (o inviabilidad de mantenimiento) y niños en acogida temporal, entre otros. Esta casa también puede emplearse para dar comidas a personas sin medios, así como de despensa para banco de alimentos, entre otras necesidades.

Las viejas instalaciones escolares fueron, de esta forma, reconvertidas en vivienda con planta superior compuesta por dos dormitorios dobles, con capacidad para un total de ocho personas, dos baños completos y una pequeña zona de ocio. La planta de abajo, por su parte, es una estancia multidisciplinar y abierta, que incluye una cocina-comedor y una sala de estar. Está además decorada con el objetivo de que, con pequeños y fáciles movimientos de mobiliario, pueda ser adecuada a las necesidades del momento, como puede ser su utilización como inmueble adaptado o para el desarrollo de talleres, entre otras.

TERAPIAS. Así, el salón de la planta inferior se puede habilitar como espacio donde se realizarán acciones de terapia grupal, de empoderamiento y otras actividades, que variarán dependiendo de las necesidades. Además, las obras de rehabilitación también incluyeron la renovación de las instalaciones de la red eléctrica, fontanería (agua fría y caliente), saneamiento (pluviales y fecales), telefonía y telecomunicaciones, así como de la iluminación y mobiliario.

Este proyecto surgió de la necesidad, detectada tanto por el Departamento de Servizos Sociais como por el Centro de Información á Muller y la Policía Local, de sumar un recurso habitacional propio las 24 horas del día. El montante de su acondicionamiento y arreglo se elevó hasta los 85.910 euros. Tiene algo más de 107 metros cuadrados y fue cofinanciada por el Fondo Europeo Agrícola de Desenvolvemento Rural (FEADER), ayuda gestionada a través del GDR Terras de Compostela, así como con fondos FEDER para un mobiliario al que se destinaron unos 16.000 €.

Inquilina Juana: “Me ayudaron en un momento muy agobiante en el que estábamos en la calle”
Una madre narra su desamparo durante la covid y la colaboración de Cáritas y el Concello

Juana salió desde Colombia hacia Milladoiro con su hijo en febrero de 2020. Al principio tuvo techo gracias a un familiar, pero llegó la covid. Y el desamparo. Su suerte cambió tras contactar con Cáritas y luego con Servizos Sociais de Ames, que los acomodaron en la vivienda de tránsito... y no puede más que estar agradecida: “Me ayudaron en un momento muy agobiante, en el que estábamos en la calle”.

“Cuando llegó la pandemia, la familia no se lo tomó bien, y nos dieron la espalda; decían que la situación estaba muy difícil, y que no podían hacerse cargo de nosotras en Milladoiro”, recuerda con tono de resignación. Entonces le llegó la enfermedad, y no precisamente la del coronavirus, sino otra que empieza con c. “Estaba muy preocupada, porque me notaba muy mal, por lo que me animaron a contactar con el Ayuntamiento de Ames, donde fueron muy diligentes”, indica.

Y tanto, ya que además de ocuparse y resolver su problema habitacional, antes “me derivaron a Médicos del Mundo” donde recibió asistencia, para luego recuperarse en la vivienda de tránsito en buenas condiciones.

Entró en el inmueble de Firmistáns en agosto del año de su llegada a Galicia, y allí dio con la tranquilidad necesaria para reponerse. Residió tres meses, más uno a mayores porque su hijo se contagió de covid. “Fue excelente, porque me encontré una casa lista para vivir, muy bien cuidada y con unos vecinos en el entorno de lo más agradables”, reseña. “Además, está rodeada de naturaleza, algo que me encanta” y actuó como revulsivo para recuperar las fuerzas que le quitó la grave dolencia que sufría. “Me pasaron muchas cosas por la cabeza, que me iba a morir”, vuelve a soslayar con un hilo de voz. Sólo ella puede saber lo que se pasa en un momento tan duro y delicado.

En el inmueble le facilitaron alimentos, “pero también ropa de cama o útiles de aseo... veníamos de un país con escasos recursos donde no hay nada parecido, y solamente puedo insistir en que no puedo estar más agradecida”. Hoy está felizmente asentada en Bertamiráns, y tiene trabajo cuidando mayores.

19 nov 2022 / 23:00
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