El bar Manolo incorpora un horno de leña tras seis décadas de buena cocina

Jose Barreiro es la tercera generación al frente de un negocio que fundó su abuelo en la aldea de A Matanza, en Padrón. Nació como un pequeño ultramarinos que surtía a las casas del entorno y a los cientos de obreros que a comienzos de los años 60 trabajaban en la conocida curtiduría Picusa, de la que era propietario el recordado industrial catalán Ignacio Zaragoza. Era 1962 cuando la familia construyó su propia casa a la vera del bloque de viviendas de protección oficial donde había nacido el negocio, y montó una taberna que cuenta ya con 60 años de historia.

El bar Manolo se ha caracterizado siempre por el trato cercano y la buena cocina: una comida casera a un precio muy asequible, a la que podían hacer frente los bolsillos de los obreros que entonces trabajaban en Picusa y los que hoy lo siguen haciendo en la peletera y en las diferentes empresas del sector del aluminio que ocupan buena parte de un parque industrial en pleno crecimiento.

Si algo caracteriza a Jose, el nieto del fundador, es su empeño en seguir mejorando. No solo ha renovado completamente el establecimiento, sino que en los últimos años le ha dado una vuelta a la carta y también ha puesto en marcha unas cenas animadas con troula que ya son sonadas en toda la comarca del Sar.

La última novedad es la reforma integral del comedor, donde ha integrado un horno tradicional de leña. De esta manera, la taberna de Manolo ha pasado a convertirse en un asador al más puro estilo castellano. Nunca mejor dicho. Y es que el horno que acaba de adquirir Jose procede de la fábrica zamorana Alecook, especializada en la construcción de este tipo de asadores.

“Lo vamos a dedicar a asar carnes de todo tipo: desde costillares de cerdo hasta piernas de cordero, pasando por pollo, ternera, cochinillo, cabrito...”, explica, al tiempo que añade que, además del horno, la casa también se ha hecho con todo el menaje de barro de la propia casa Alecook, apropiado para asar.

Las primeras pruebas han sido todo un éxito y de ello dieron buena cuenta los clientes habituales del bar Manolo, quienes ya han podido comprobar la jugosidad que gana la carne al cocinarse a fuego lento bajo esta cúpula de ladrillos.

Jose explica que el funcionamiento del horno es tradicional. “Trabaja como un clásico horno de leña. Primero hay que calentarlo con madera, hasta que alcance la temperatura que se busca, y luego se procede al cocinado. La verdad es que estamos muy contentos con el resultado. Aunque por el momento todavía lo estamos probando y cogiéndole el punto, lo cierto es que los primeros cocinados fueron excelentes. Consigues un sabor y una textura en las carnes muy diferente al habitual”.

El bar Manolo pondrá en funcionamiento el horno de leña todos los fines de semana, los viernes por la noche y los sábados, dado que el domingo, respetando el día de feria en Padrón y que la mayoría de las empresas que rodean el establecimiento no tienen la actividad habitual, la histórica casa de comidas cierra por descanso del personal.

“Por la semana seguiremos haciendo el clásico menú del día, que tiene un precio de diez euros; y a mayores, otro un poco especial, de feria, de quince. El horno de leña funcionará el fin de semana y para encargas”, indica Jose. Añade que en la carta especial de la taberna de A Matanza también se incluyen carnes a la brasa, como chuletones, solomillos, entrecots, croca o churrasco de ternera y cerdo; y luego platos clásicos, como las almejas a la marinera, carne asada, otros guisos o el clásico cocido gallego en temporada.

Lo cierto es que el bar Manolo es lugar de reunión de numerosas pandillas de compañeros y amigos de la comarca del Sar que acuden a esta taberna de A Matanza en busca del trato cercano y acogedor que ofrece y de la buena comida que presenta en el plato. Ahora, con la inauguración del bautizado como comedor Benedicta, Jose quiere dar un paso más allá. “Pienso que en la zona no hay más hornos de este estilo; y creo que lo que vamos a hacer va a sorprender”.