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INVESTIGACIÓN. Dos vecinos interpretan con una maqueta la función e iconografía del templete de piedra del cementerio // Al aire libre hay uno similar en Baiona // Era el lugar en el que se rezaba el último responso ante el difunto TEXTO Suso Souto

Noia desentraña el misterio del baldaquino de Santa Mª A Nova

La iglesia de Santa María A Nova, ubicada en pleno centro urbano de Noia y declarada monumento histórico-artístico nacional, es la joya de la arquitectura religiosa del municipio. Convertido en un auténtico museo de las laudas gremiales que atesora, el templo está además rodeado de simbología y misterio. Sirva como ejemplo la tumba de Xan de Estivadas (que se puede ver en el interior, a la izquierda de la entrada principal), en la que el nombre de este importante mercader está esculpido al revés, dando pie a todo tipo de teorías conspiranoicas.

Pero, si hay un misterio que trae de cabeza a los noieses, es el que rodea al baldaquino que preside el curioso cementerio de esta iglesia, un camposanto que, según la leyenda, fue construido con tierra de Palestina traída en barcos noieses. Se trata de una especie de templete de piedra, que data del siglo XVI, formado por cuatro columnas que sostienen una cubierta piramidal bajo la que se custodia un crucero que sustituyó a la cruz de bronce que fue llevada a la Exposición Regional de Arte Retrospectiva de 1909... y que no regresó a su sitio.

En los frisos de esta estructurahay relieves. En uno aparecen una flor cruciforme, dos libros abiertos y dos caras humanas. En otro, un cazador a caballo, un perro y un jabalí.

Pues bien; dos vecinos del municipio han decidido adentrarse en este misterio abriendo la puerta a los investigadores con un trabajo en el que plantean su interpretación sobre la funcionalidad y la iconografía de este baldaquino. Para ello construyeron una maqueta con la que tratan de representar el aspecto que tendría originariamente la pieza.

Se trata de Manuel Ces y Santiago Romero. Non son artistas ni historiadores. Manuel se dedicó toda su vida a la construcción, y Santiago, a la industria de la madera. Pero ambos tienen gran inquietud cultural.

Ellos sostienen que era un lugar en el que se depositaba al difunto para rezar ante él el último responso. En cuanto a la iconografía de los frisos, creen que las figuras humanas son las de un clérigo, y que los libros son códices.

En cuanto a la escena de caza, según su interpretación guarda mucha similitud con la escultura de un carro votivo, de entre los siglos IV y II antes de Cristo, aparecida en Mérida. Opinan, además, que el baldaquino fue trasladado hasta el cementerio de Santa María A Nova deste otro lugar (probablemente desde la iglesia de San Martiño, según la tradición oral) y que fue modificado.

El edil de Cultura, José Pérez, presentó, acompañado de la técnica de su departamento Concha Allut, la maqueta realizada por Ces y Romero y que puede verse hasta septiembre en dicha iglesia.

SÓLO SE CONOCEN TRES. Este trabajo invita a los historiadores a profundizar en la investigación sobre dicha estructura, que es muy raro ver en el exterior. Junto a ella hay otra, a sólo unos metros, pero únicamente se conoce otra similar en Galicia (está en Baiona).

La iglesia de Santa María A Nova fue edificada sobre otra más antigua por el arzobispo Berenguel de Landoira, quien la consagró en el año 1327, según la inscripción en gallego que aparece en el dintel de la puerta sur y en el que se puede leer: “Esta igrexa edificou e sagrou dono Frei Berenguel, arcebispo de Santiago en XVIII días de xaneiro, era MCCCLXV (año 1327) e foi procurador Pedro Bochón desta obra”.

24 jun 2021 / 01:00
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