Otoño y berberecho de Noia se hacen un hueco en el comedor
Hace apenas seis meses abría sus puertas en el municipio de Outes el hotel Atmos que se complementa con el restaurante Fera. Entre ambos crean esa AtmosFera ideal para vivir una cita romántica o para empaparse de la naturaleza.
El complejo, dirigido con muy buena mano por Paz Formoso, busca el bienestar del cliente por encima de todo y para ello dispone de diez habitaciones con jacuzzi y terraza privada en las que se puede encontrar todo tipo de detalles.
Y aunque el restaurante es un complemento muy positivo, funciona de forma independiente por lo que no es necesario estar alojado para poder disfrutar de una cocina con una base tradicional pero con un acertado guiño a la creatividad.
En este medio año transcurrido el restaurante demostró estar a una gran altura. Con la joven Lorena Pazos al frente de los fogones consigue sorprender a los comensales.
Con el cambio de estación, la oferta gastronómica del restaurante Fera sufre un vuelco importante, aunque su filosofía se mantiene intacta. De hecho las variaciones están estudiadas y se realizan para poder seguir ofreciendo un producto de kilómetro cero, con gran calidad, en busca de la excelencia.
Mantiene en su carta los dumplings de camarones con salsa chili de albariño, cilantro y ajonjolí; las volandeiras con texturas de cebollas y kimchi; y su pulpo estilo criollo con un cremoso de maíz y coco, mantequilla de chorizo, brotes tiernos y cebolla frita en un claro guiño de la chef a su estancia durante ocho años en cocinas de la República Dominicana.
Aparecen ahora en sus platos los berberechos, por supuesto de Noia, y las guarniciones con verduras de la época como la berenjena o coliflor, unas setas y otras elaboraciones ideales para una comida o una cena de otoño.
Lorena Pazos amplía la oferta de entrantes. A los dumplings de camarones, volandeiras y su pulpo criollo añade ahora los berberechos de Noia a la brasa con setas y salmorreta de pescado que, sin duda, crearán sensación entre sus clientes.
Las opciones se amplían con unas croquetas de cocido con mayonesa ahumada y las croquetas de vaca vieja con tartar de solomillo y mayonesa de siracha, a lo que hay que añadir los tacos de cordero con pico de gallo de cilantro y arroz inflado; y el denominado perrito marinero, que consiste en unos calamares fritos con chucrut de kimchi, mostaza dijonais y cebolletas fritas.
Y el huevo a baja temperatura que tantos elogios recibió en el comedor sufre ahora una ligera variación y se sirve con parmentier de patata con queso San Simón y trufa.
El placer del restaurante Fera no está solo en el paladar, sino que las vistas desde el comedor son muy atractivas, divisándose la iglesia de San Tirso de Cando y el valle de la desembocadura del río Tambre.
Es el lugar ideal para disfrutar con una gastronomía elaborada que ahora ofrece como platos principales merluza en salsa verde a baja temperatura tronchada con vegetales; arroz al horno con berberechos y lubina salvaje; tarrina de rabo de res con cremosos de coliflor asada, reducción de su jugo y zanahoria baby; costilla deshuesada con BBQ asiática, patata hasselback y mermelada de panceta y cebolla; ramen de cocido con caldo, dumplings de carne y panceta a la parrilla, sin olvidar el solomillo de vaca con raviolis de pasta fresca con berenjena ahumada.
Cualquier opción elegida es todo un lujo al alcance de cualquiera ya que el establecimiento está situado a apenas media hora de Santiago, Costa da Morte o Barbanza. Y la experiencia puede culminarse con el dulzor del cheescake; el couland belga caliente con helado de avellanas, chantilly y salsa de caramelo; o un bizcocho de canela con manzana caramelizada, chocolate de caramelo y helado de vainilla.
El restaurante Fera ayuda a renovar el espíritu a través de la gastronomía de temporada. Es un perfecto balneario para el paladar y el buen comer.