Santa Comba despidió a Rieiro Romar, el valedor de la diáspora
Tenía 81 años, y fue enterrado este lunes en Cícere // Cultivó la amistad de los padres de la bossa nova, artistas y sacó de la cárcel a opositores
El valedor de la diáspora xalleira, hostelero de éxito y mecenas, Manuel Rieiro Romar, fue enterrado este lunes en el cementerio parroquial de San Pedro de Cícere. Falleció el pasado día 27 de agosto de 2022, a los 81 años de edad y deja dos hermanos, Ramón y María del Carmen (el tercero, José Antonio falleció), además de sobrinos y bisobrinos.
Hay que recordar que hace unos años, el periodista y escritor Miguel Boó presentaba la biografía Manuel Rieiro; Como Conquisté Brasil (Memorias de un camino alfombrado de flores). Rieiro emigró a la capital carioca con apenas 17 años y sin apenas estudios para convertirse en un referente de la bohemia, trabando amistad, y divulgando allí por donde iba la actividad artística del grupo que creó la bossa nova, que incluía a Vinicius o Chico Buarte. La música y el arte siempre estuvieron muy presentes en la vida de este filántropo, ya que al poco de desembarcar en Brasil, conoció a Niomar Moniz Sodré Bittencourt, directora del Museo de Arte Moderna. Con ella aprendería a amar el arte, pero también desarrolló con ella su particular habilidad como relaciones públicas.
Asimismo, compartió vivencias con otros artistas de calado internacional, como el bailarín Nureyev o el actor Michael Caine, además de con literatos de la talla de Paulo Coelho o Nélida Piñón. Todos eran bienvenidos por su local, el Antonio’s, templo hostelero de la intelectualidad brasileña en el que, según aseguraba a este diario en una de sus múltiples visitas, se trataba igual a todo el mundo. Es reseñable, de igual forma, su amistad con Juscelino Kubistchek, el primer presidente constitucional de la República (1956-1961), también conocido como el presidente bossa nova. Posteriormente, prestó su apoyo a destacados opositores a la dictadura de los anos do chumbo (1968-1974), sacando de la cárcel a represaliados y detenidos gracias a su labia y su actitud siempre extremadamente diplomática, y que alcanzaba a algunos de los altos mandos del ejército de Brasil.
Por todo ello, Manuel Rieiro Romar recibió condecoraciones y homenajes por parte de todos los estamentos de la ciudad y del Estado de Río, pero también le fue entregada por El Rey Juan Carlos I la Orden de Isabel la Católica.