Ribeira dará uso social a dos plantas de la renovada UAD
La obra de rehabilitación del edificio de la Unidad de Asistencia a Drogodependencias (UAD) de Ribeira estará terminada en tres semanas, y el centro abrirá una nueva etapa en la que se habilitarán espacios para varias asociaciones en la última planta (que llevaba más de tres décadas cerrada a cal y canto) y aulas de formación, en la segunda.
El complejo (de bajo y tres plantas, con una superficie de 385 metros cuadrados cada una) tiene una antigüedad de más de 40 años y estaba destinado inicialmente a residencia de estudiantes del Instituto Social de la Marina (ISM), motivo por el cual tiene numerosas habitaciones.
Tras su cesión al Concello, se puso en marcha en este inmueble en 1993 la Unidad de Asistencia a Drogodependencias, en un momento en el que no había en la comarca del Barbanza ningún centro de salud mental, ni ninguna organización que prestase atención a inmigrantes.
El próximo año la unidad celebrará su treinta aniversario. Lo que empezó siendo un servicio prestado por dos médicos, una psicóloga, una trabajadora social y un auxiliar de clínica que atendía entonces a 120 usuarios al año, se ha convertido en un centro de referencia internacional, con una plantilla de once profesionales que anualmente atienden a una media de 700 personas de todo el Barbanza con algún tipo de adicción.
Pero el viejo edificio necesitaba una intervención urgente, y ahora está listo para redimensionar su funcionalidad. Así, la UAD ocupará la planta baja y la primera, mientras que en la segunda se habilitarán aulas de formación (para la escuela-taller, la Escuela Oficial de Idiomas, el ciclo de la USC, la formación de adultos, etc.). En la tercera tendrán sus sedes algunos colectivos que trabajan en el ámbito social, como Mulleres en Acción, Asociación para a Defensa da Memoria Histórica, Solidariedade Barbanza, etc.), aunque también habrá espacios a disposición de todos los colectivos locales para actividades puntuales (como cursos o asambleas).
ASCENSOR PANORÁMICO. La ambiciosa rehabilitación del edificio se puso en marcha en septiembre de 2021. Incluyó la sustitución de la cubierta por otra con teja cerámica; aislamiento térmico; reparación de patologías en los balcones y aleros existentes en la fachada, a base de un tratamiento y de reparación de grietas, así como el revestimiento exterior con un sistema SATE en toda la fachada para la mejora de las condiciones térmicas del edificio; sustitución de las puertas exteriores y las ventanas por otras de aluminio; instalación de un ascensor panorámico; y reforma y ampliación del hall de entrada.
La inversión fue de 361.420 euros. La obra fue subvencionada en virtud del convenio de colaboración suscrito por el Instituto Galego de Vivenda e Solo y el Concello para el acceso al fondo de cooperación para rehabilitación y conservación de patrimonio construido en municipios de menos de 50.000 habitantes.