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Telefónica recula y retira el motor de una centralita que tiene en la capital de Outes

El sonido ha desaparecido después de más de tres décadas // La vecina afectada reclamará que se le recompense por los daños

Su pesadilla comenzó hace más de tres décadas, cuando Telefónica instaló una centralita al lado de su vivienda, situada en el Concello de Outes. Maricarmen Mourís lleva desde entonces reclamando justicia y sobrellevando, en la medida de lo posible, el ruido que generaba la instalación.

Hoy, la vecina outiense respira un poco más aliviada. El pasado martes “desmontaron el motor y arrancaron la carcasa del mismo, que era lo que producía el sonido”, explicó Mourís, quien asegura que “se nota que estaban haciendo daño, pues de lo contrario no lo habrían sacado después de todos estos años”.

La afectada cree que este hecho ha sido meditado, como ya sucedió anteriormente con otra problemática. Señala que hasta junio de 2020 tuvo un canalón de la caseta rozando la pared de su casa, lo que generó numerosas humedades en la misma. Al respecto, Maricarmen aclaró que “justo ocho días antes de presentar las pruebas ante el juez vinieron a recortar el tejado; ni me pidieron permiso a mí para tocar el lateral de la vivienda ni pidieron los permisos pertinentes para ejecutar los citados trabajos”.

Reconoce que “hace años que yo ya usaba la mascarilla para poder entrar en mi huerta y no por el covid, sino por la contaminación que Telefónica me producía”. “¿Por qué ahora, con los años que llevo protestando? ¿O será la misma estrategia que usaron cuando despejaron el tejado que estaba pegado a mi vivienda?”, se pregunta.

Además de contra la mencionada compañía, la perjudicada también ha tomado acciones legales contra el Concello de Outes. “He mandado escritos en relación a la problemática del ruido y aún hoy en día no tengo una contestación”, comenta Mourís, quien lamenta que “ni el Ayuntamiento me ha ayudado”.

En cuanto al responsable municipal, Manuel González López, indica que “se encontró con una vecina que jamás se rindió”. Recrimina al alcalde que “no haya contestado a lo que tiene que contestar” y le pide que no mienta: “jamás se acercó a mi domicilio para saber lo que pasaba e intentar solventar el problema”. “No tenían los aparatos para hacer una medición, pero tuve que hacerlo yo por cuenta propia”, añade.

Tras años de quebraderos de cabeza, ahora queda pendiente una última cuestión: reparación de daños y perjuicios. “No se van a ir de rositas después de todo lo que me han hecho”, afirma Mourís.

Cree que con el paso de los años y lo sucedido “ellos mismos me han dado la razón”. Sólo espera que se haga justicia y que la recompensen por lo que ha padecido. “Todo esto me ha supuesto un dolor inmenso; me he sentido ignorada siempre”, concluyó.

26 nov 2021 / 01:00
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