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Se localizaron frente al Barbanza, a unos treinta kilómetros del litoral // Según el IGN, “no ocurrió nada fuera de lo normal, y casi todas las rías son fallas” // Hubo a quien se le movió el sofá, la nevera... y hasta el inodoro TEXTO Suso Souto-José Manuel Ramos

Tembló la costa atlántica con cuatro terremotos, uno de magnitud 4,6

A muchos gallegos y gallegas, especialmente de la fachada atlántica, se les atragantó este jueves la comida y, a los que no, les bailó el sofá en la siesta. Por supuesto, hubo quien no se enteró, pero las paredes temblaron hasta cuatro veces y, en algún domicilio hasta se agitaron los muebles. Y es que el Instituto Geográfico Nacional (IGN) registró nada menos que cuatro movimientos sísmicos en aguas del Atlántico, frente a la zona del Barbanza, a poco más de treinta kilómetros de la costa. Ocurrieron en sólo una hora y el más fuerte alcanzó una magnitud de 4,6 grados y una intensidad máxima de cuatro (en una escala de diez).

El primer terremoto se produjo a las 14.57 horas, con una magnitud de 3,7 y una intensidad de tres. “Yo acababa de comer y me había tumbado en el sofá para echar una cabezadita mientras esperaba que comenzase el Telediario. De repente, noté que se había movido el sofá. Miré hacia el rincón en el que estaba durmiendo mi gata, a mis pies, porque creí que había sido ella al rascarse; pero, al ver que el animal no se había movido, tuve la sospecha de que se había producido un pequeño terremoto. Las lámparas no se movieron, por lo que no le di importancia”, comenta Javier, un ribeirense que sintió los cuatro terremotos.

El siguiente se produciría 47 minutos después. Y ese ya fue de mayor envergadura: de magnitud 4,6 y de intensidad cuatro. “Ese ya me pilló sentado en el inodoro, y noté perfectamente cómo se había movido la estructura del edificio”, añade. Posteriormente se produjo otro movimiento sísmico de intensidad 1,9 a las 15.55 horas, y hubo un cuarto, de magnitud 2,5, cuando faltaban dos minutos para las cuatro de la tarde.

Muchos vecinos se asomaron a sus balcones y terrazas tras percibir el segundo de los temblores, que se sintió en varios municipios gallegos de varias provincias, como la capital, Santiago de Compostela. Según la información actualizada por el Instituto Geográfico Nacional, este temblor tuvo su epicentro a tres kilómetros de profundidad en el mar y a unos treinta kilómetros de la costa.

Fuentes del 112 Galicia indicaron que el servicio de emergencias recibió llamadas de vecinos de localidades costeras como O Son, Ribeira y Vigo, y del interior, como Santiago y Ames, donde sintieron el temblor. El 112 Galicia no tiene constancia, en principio, de daños personales ni materiales.

UNA JORNADA ‘MOVIDITA’. Aunque desde el IGN señalan que lo ocurrido este jueves frente a la costa barbanzana “está dentro de lo normal” y que movimientos sísmicos de este calibre son más comunes de lo que pueda parecer “porque casi todas las rías son fallas y, por tanto, zonas susceptibles de registrarlos”, el director de la Red Sísmica Nacional, Juan Vicente Cantavella, dijo que este temblor de 4,6 fue el mayor del que se tiene constancia en esa zona del Atlántico.

Y, aunque la jornada de este jueves fue movidita en todo el territorio nacional, tampoco esto parece fuera de lo normal: se registraron terremotos en Tomiño (1,9), Alborán Sur (2,3), Fuencaliente de La Palma (1,9), Millares (2,9), Tazacorte (1,6)... Eso sí: el mayor fue el que se asomó a la fachada del Barbanza, silencioso e inofensivo... pero asustador.

el protagonista
“Pensei que era un camión pola rúa”
Manuel Sambade
Vecino de Cee

Manuel Sambade vive en el centro de Cee. “Eu estaba sentado no salón do meu piso e notei como se movía o sofá. Primeiro pensei que se podería deber ó paso dun camión pola rúa, pero pronto puden confirmar que se tratara dun terremoto e, polo que me dixeron, tamén o sentiron en Corcubión e Dumbría”, señala. En Vimianzo, aunque con menos intensidad, una vecina también lo sintió en la cocina al comprobar que su nevera se había movido sola. Y los alumnos del colegio Manuela Rial de Cee también notaron cómo temblaban las ventanas.

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El privilegio del susto
Suso Souto

EL MIEDO VA POR BARRIOS. Y, según en cuáles, la cosa no es de broma. Con los terremotos ocurre como con otros fenómenos de la naturaleza: tener la seguridad de que (en principio, claro), el episodio sólo se quedará en un susto que podremos comentar en las redes sociales entre anécdotas, da mucha tranquilidad. Pero no siempre es así: conviene recordar que hay lugares en los que el susto se vuelve miedo. O pánico. Vivámoslo aquí, en fin, como lo que es: el privilegio del susto. Y, aún así, ¿a que en esos breves segundos que dura un terremoto a la gallega nos quedamos quietecitos, a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos? Es normal. El susto, aunque breve, nos entra en el cuerpo y lo sentimos a la par que el temblor.

27 ene 2022 / 18:08
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