Temporales que agrandan más la belleza de las fervenzas de Valga

Dicen que el invierno es la época en la que la naturaleza habla de otra forma. Un lenguaje en el que la fuerza se hace evidente con temporales de lluvia y viento como los vividos en los últimos días de 2022, y que dejan imágenes aún más bellas en algunos paisajes gallegos. Es el caso de las fervenzas de Parafita y Raxoi, que tras las últimas crecidas del río Valga rebosan, y sus únicos sonidos son los de la potencia del agua. Difícil visitarlas estos días, ya que las pasarelas de madera que las unen se ha visto afectada por las crecidas y dificultan el paso, pero merece la pena observarlas aunque sea en fotos.

Cuentan en Galicia Máxica, el río Valga nace en los Montes Xesteiras y se dirige hacia el oeste, hacia la tierra que le dio el nombre. Pasa a los pies de A Capela dos Mártores para luego adentrarse en un estrecho valle que él mismo curso se ha encargado de esculpir. Después de Raxoi el río bordea una montaña y se dirige hacia al norte entre la vieja carretera N-550 y la autopista, formando sobre el plano una gran V geográfica.

Es entre Raxoi y Pedrafita en donde el río entra de lleno en una zona rocosa flanqueada por monte Cerquido. Allí forma una serie de cascadas conocidas como las Fervenzas de Parafita o Fervenzas de Raxoi. Raxoi se encuentra en la parroquia de San Miguel de Valga y es un lugar localizado en las proximidades del río. Pedrafita está muy cerca, pero en la parte de la parroquia de Xanza. Es por ello que el topónimo de Fervenzas de Parafita derivaría de este lugar.

El Valga junta las aguas del Rego dos Ferreiros y desciende vertiginosamente al valle formando dos grandes saltos, separados uno de otro no más de cien metros. El salto más grande tiene 6 metros y forma una hermosa poza. Desde 2002, sus molinos y cascadas están unidos por una senda completada con varias pasarelas de madera. Un kilómetro hay que recorrer para admirar estos saltos de agua y los molinos.