Tributo a once ordenses fusilados: “Te pongo las últimas letras de mi vida”

Si es difícil ponerse en la piel de un hombre condenado a muerte, todavía lo es más cuando no existe atisbo de justificación para el crimen. Así se puso de manifiesto en el homenaje que promovió el PSOE de Ordes en Boisaca, donde se recordó a once vecinos que fueron fusilados en ese cementerio en 1937. La emoción desbordó un acto en el que políticos y familiares de las víctimas quisieron rendirles tributo desde la concordia, y se leyó la carta de uno de las víctimas.

“Querida hermana: Te pongo estas últimas letras de mi vida para que sepas que uno de los últimos recuerdos eras tú y tus hijos que para mi eran como si fueran míos. Te pongo estas letras para que estés tranquila respecto a la suerte de tus hijos, pues los dejo recomendados como si fueran los míos, pues todo lo que tú has hecho por mí de alguna forma te lo había de pagar. Puedes estar segura de que no llevo pena ninguna, pues la única que podía llevar era por mi mujer e hijos lo mismo que por los tuyos, pero como estoy seguro de que el triunfo es de nuestra causa, muero tranquilo de que mis compañeros mirarán por ellos. Y sí que solo te pido de que te comportes como buena compañera, y hagas lo que puedas por nuestro triunfo. Sin más queda tuyo hasta siempre tu hermano”. Así se despedía Benito Vilariño desde la cárcel de Santiago poco antes de ser acribillado.

Los otros diez lugareños que corrieron su suerte, según el historiador Manuel Pazos, fueron Manuel Moure Rey, Ángel Jesús Caamaño Villaverde, José García Fernández, José de la Iglesia Vilariño, Andrés Nogareda, Paulino Pérez García, José Pérez Sanmartín, Manuel del Río Pampín, José del Río Pampín y José Vázquez Mandayo.

ROSAS. Fue un acto sencillo, en el que la confraternidad ganó al frío y se materializó en las doce rosas que se depositaron en el muro donde las balas acabaron con la razón. La décimo octava flor, asimismo, tiene historia propia, porque se incluyó en memoria del primer secretario de la agrupación local, Manuel del Río, que fue paseado tras el golpe de estado. Además, algunas de las víctimas eran naturales de Oroso.

El delito se perpetró en febrero de 1937, después de que los ejecutados pasaran varios meses confinados y acabasen en la cárcel de Raxoi con vecinos de media comarca, Tras un consejo de guerra sumarísimo, en el que las decisiones estaban tomadas de antemano, los once héroes de Ordes fueron conducidos a un muro de Boisaca, donde pusieron fin a sus ansias de libertad, pero que al mismo tiempo inmortalizaron su memoria.

Entre los presentes estuvo el senador Manuel Mirás, miembro de la Comisión de Justicia de la Cámara Alta durante la aprobación de la nueva Ley de Memoria Democrática, pero también el exresponsable ordense Jesús Pedreira, que leyó el poema Vientos del pueblo que me llevan, de Miguel Hernández, o la actual secretaria ordense, Carmen Ferreiro. Con ellos, diputadas del Parlamento gallego, como Begoña Rodríguez o Noa Díaz; de la Diputación coruñesa, Antonio Leira, o la edila compostelana Mercedes Rosón.