Veinticinco familias de Brión reclaman farolas para ir a pie y sin riesgo hasta Os Ánxeles

Andan los ánimos caldeados en la brionesa avenida de Noia (en el entorno de Alqueidón), por las dificultades que tienen los residentes y clientes para cubrir andando el trecho entre los últimos edificios (números 56 y 58) y Os Ánxeles ante la ausencia de iluminación. Son 25 familias que están hasta el gorro de reiterarle al Concello esta carencia, aún más sangrante porque las bases de las futuribles farolas han acabado sepultadas por la vegetación.

Así lo trasladaban sus representantes, recordando que entre las personas que viven y trabajan en los dos grandes bloques hay once niños, y en el entorno abren al público dos negocios. Su demanda se dirige hacia la dotación de luminarias en dos recorridos: uno de menos de cien metros, sobre una acera con más de una década de historia que une el penúltimo inmueble con la rotonda de Monte Devesa, y otro un poco más extenso de acera habilitada hace más de dos años, entre el último bloque y la primera vivienda de Buio.

“Los tramos citados son los únicos espacios de acera de viales principales de todo el municipio que carecen de alumbrado público... ¿Por qué será”, se preguntaban los residentes afectados. Recuerdan, además, que esa senda es la que emplean “para acceder a las paradas del transporte escolar, autobús regular o guardería” entre otros servicios “que están próximos”, y alertan al respecto de que la falta de iluminación, sobre todo en invierno, “representa un grave peligro para caminar, muy en especial para niños escolares y personas de edad avanzada”.

Su enfado está también propiciado porque “hace varios meses que presentamos escritos al Concello de Brión por esta cuestión, sin obtener respuesta”, y no aciertan a entender cómo después de “gastar cientos de miles de euros en la sustitución de farolas aún en buen estado, no se dota de alumbrado a los citados dos tramos de acera, lo que conllevaría la instalación de sólo unas cuantas unidades”.