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un día especial. Los más pequeños acogen con ganas, valentía e ilusión el primer pinchazo en la Cidade da Cultura // Las colas y pequeños retrasos en los horarios previstos marcaron la jornada de vacunación de los más jóvenes TEXTO Á. Precedo

“Estaba un poco nerviosa, pero no dolió nada y es un bien para todos”

Largas colas y un bullicio de gente daban la bienvenida ayer en la Cidade da Cultura de Santiago. Si ya de por sí las jornadas de vacunación son intensas, pues la cantidad de gente que se aglutina en el recinto de la capital compostelana es siempre abundante, en la particularidad de los niños, todavía más, pues deben ir acompañados de sus progenitores, lo que duplica y, en algunos casos, incluso triplica, el número de asistentes.

Eran las 11.30 horas de la mañana y todavía estaban pasando los pequeños citados a las once. Un retraso de unos 20 minutos hacía que las colas todavía fuesen más largas. Asimismo, los que tenían cita a las doce, ya estaban esperando, al pensar que quizá la cosa iría más rápido.

Desde EL CORREO nos acercamos a las inmediaciones del recinto para conocer cómo estaban viviendo su jornada de vacunación los más jóvenes, y también sus padres. Todos tenían ganas de hablar, pues para ellos era una noticia que llevaban mucho tiempo esperando.

“Estaba citado para las once menos cuarto, y había una cola bastante larga cuando llegué aquí, pero como hay muchos puntos de vacunación dentro y muchas enfermeras, pasé bastante rápido, en veinte minutos, más o menos”, nos cuenta Miguel Costas, de 13 años de edad. Confiesa que estaba más nervioso por encontrarse allí con compañeros del cole que por el pinchazo, que “no me daba mucho miedo”. Afortunadamente, “todo salió bien”, contaba.

A su corta edad, es muy responsable y cree que vacunarse es necesario antes de que empiecen las clases porque “nunca se sabe si puede haber algún contagio”. Tiene compañeros que sí se infectaron. Afronta el curso con la esperanza de que con la inmunización se acaben las restricciones. “Usar la mascarilla es algo incómodo en el colegio, pero es lo mejor para todos, y no sé si se acabará pronto, pero se acabará”, dice.

Lo mismo opina Afonso Arosa, también de 13 años, que cree que “aún es pronto para prescindir de ella”, pero “si estamos todos vacunados habrá muchos menos casos”. Afonso estaba citado para las 10 y media, y terminó accediendo al recinto a las once menos diez. “Había mucha cola, me esperaba un poco menos, pero tampoco fue mucho tiempo esperando”, relata. Destaca que “todo fue bien y no dolió mucho, fueron dos minutos” y “es lo mejor”.

Lo mismo le pasó a Estela Castro, que a sus trece años estaba algo nerviosa por el pinchazo, pero, por suerte, “no tuve ninguna reacción por ahora”, “me encuentro bien”. En su caso, tenía hora para las 10.48 y terminó pasando algo más tarde de las once en punto. “Al llegar vimos mucha cola y nos esperábamos tardar más, pero estuvimos andando todo el tiempo”, así que “bien”.

Su padre, José Castro, cree que “era importante vacunarles a ellos, al igual que se hizo con nosotros”, porque “al final tenemos que vacunarnos todos”. Confiesa que “nos cogió algo de sorpresa, porque fue un poco antes de lo previsto, pero nos llamaron y aquí estamos, tampoco vamos a decir nosotros cuándo va a ser y cuándo no”.

Aunque más tranquilo por poder llevar a su hija al colegio ya vacunada, “no soy médico y no puedo asegurarte nada, si nos protege o no la vacuna, pero dicen que es para eso, aunque creo que ni los propios médicos lo saben”. Sea como fuere, está deseando que “esto desaparezca, y volver así a la normalidad, porque la verdad es que es triste vivir así, sobre todo para la gente mayor”.

JUSTOS PARA EL INICIO DEL CURSO. Los chavales, a todas luces, también gozarán ya de esa protección al inicio del curso, porque “las clases empiezan el día 15, la vacuna que les ponen hoy es la de Moderna y tienen que pasar 28 días para la segunda dosis, por lo que anda la cosa justa”, explica Agustín Zalabeite, padre de Aldara Zalabeite, citada para las doce. En su caso, llegaron a la Cidade da Cultura antes de tiempo, porque “a la tarde hay que trabajar y falta nos hacía el tiempo para comer”.

Sin embargo, “va con bastante retraso el proceso, porque aún están entrando los de las once y son las 11 y media, así que ya contamos con salir tarde de aquí”. Con todo, sabe que la espera merecerá la pena, porque será una “tranquilidad” de cara al inicio del curso. En su caso, tiene otra niña de 11 años, que le preocupa más. “Entra al instituto también este año y no sé si la llamarán antes o no”, se plantea, aunque añade que, “en mi opinión, las cosas se están haciendo bastante bien”.

Aldara, de doce años, estaba un “poco nerviosa”. “Por si me mareo”, decía. Como otros niños, también cree que “hay que esperar un poquito” para sacarse la mascarilla aunque ya se les vacune, pero sabe que con la inoculación “estaré más protegida” y “será un bien para todos”.

24 ago 2021 / 00:31
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