Disco de la semana
Ed Sheeran, pop agridulce, danza y esmalte exótico en ‘Play’
El cantante y guitarrista británico entrega un álbum más extrovertido que los dos anteriores, en el que integra (discretamente) sonidos y timbres de la música india y de Oriente Medio

El cantante Ed Sheeran durante su concierto en el Riyadh Air Metropolitano, el 30 de mayo de 2025, en Madrid / Europa Press
Jordi Bianciotto
Ed Sheeran
‘Play’
Warner
Pop
★★★
Sin hacer mucho ruido, Ed Sheeran se ha convertido en uno de los grandes llena-estadios del planeta valiéndose de una imagen risueña y cercana, cantando al amor, a los vínculos familiares y a la vida cotidiana, haciendo de la guitarra acústica (con su pedalera de ‘loops’) un fetiche y fundiendo el perfil de cantautor con el ‘beat’ de r’n’b, el influjo del hip-hop y el roce afrolatino. ‘Play’ es ya su octavo álbum y representa cierto regreso a sus señas de identidad más reconocibles, aun con el añadido resultón de una serie de pistas que nos llevan a la música y la rítmica de países como Irán o la India.
Sheeran viene de sendos álbumes, el identificado con el símbolo ‘-’ (también conocido como ‘Subtract’) y su sucesor, ‘Autumn variations’, ambos de 2023, en los que trabajó con Aaron Dessner (The National) manejando materiales de corte introspectivo y atmosférico. Ahora, en ‘Play’ vuelve a lo suyo en un paquete de canciones con intenciones refrescantes, fortalecedoras del espíritu y un poco (solo un poco) aventuradas. Con la lírica confesional en su sitio desde la primera pista, ‘Opening’, donde dice venir de “un largo camino después de haber tocado fondo” y desliza algunas invectivas a quienes no lo miran con buenos ojos: “No soy la estrella del pop que dicen preferir”.
Panderetas y castañuelas
Pero, como dijo el poeta, vivir bien es la mejor venganza y a Sheeran se le ve pimpante en textos como el de ‘Sapphire’, cantando cositas como “las luces, tu cara, tus ojos / estallan en el cielo como fuegos artificiales”, sobre una cadencia galopante y acompañado de la voz de Arijit Singh, estrella de Bollywood. Pieza en la que interviene el sueco-iraní Ilya Salmanzadeh, y que despliega una alfombra de sonidos y timbres exóticos al oído occidental, procedentes de fuentes como el santur, el tambor ‘dholak’ y diversas percusiones menores. Siempre sin condicionar la canción, más bien como adornos. Parte del disco se terminó en Goa y afloran las panderetas y castañuelas en ‘Heaven’, mientras que el bansuri y el mantra coral sí que danun plus de fuerza a ‘Symmetry’, una de las piezas más destacadas. También puntúa ‘Azizam’, de dinámica con ascendiente (al parecer) persa y potente estribillo.
Sheeran trata de aplicar revulsivos a un estilo personal muy acotado y que no da mucho más de sí, aunque entre números con pocos relieves como ‘Old phone’ o la baladita párvula ‘In other words’ hay margen para un amago ‘bluesy’ atractivo, ‘The vow’, y un arranque house resultón en ‘Don’t lookdown’, confeccionado en complicidad Fred Again. Domina la bonanza anímica, si bien, cuando Sheeran saca su mala uva, lo hace a fondo: “Cada día te odio un poco más / La vida mejoró cuando te perdí”, canta en ‘A little more’, pieza engañosa con su envoltorio liviano. Tal vez, Ed Sheeran se harte a veces de ser Ed Sheeran.
OTROS DISCOS DESTACADOS
“Ride into the Sun”
Brad Mehldau
(Nonesuch)
Jazz
★★★★
Compartieron escenario una vez, pero la sintonía entre el pianista Brad Mehldau y el cantautor Elliott Smith (1969-2003) va mucho más adentro: la fragilidad, el claroscuro, el temblor y la tragedia son lugares que los dos exploraron con maestría. Mehldau rinde homenaje al añorado cantautor en un álbum que es más que un disco de versiones. En “Ride into the Sun” hay canciones de Smith reconstruidas en todas las escalas, del piano solo a la orquesta de cuerdas, pero también música nueva donde Mehldau dibuja a Elliott Smith con su propia caligrafía. Roger Roca
Saint Etienne
‘International’
Pias
Pop
★★★★
Después de un par de álbumes interioristas-temerarios, el trío londinense recupera su instinto pop más nítido en su, eso dicen, última obra. Un enésimo compendio de delicadezas fiel a su conocido cromatismo, manejando tonadas adorables (‘The go betweens’) y interioridades peliculeras (‘Sweet melodies’), envolventes dinámicas soul (‘Brand new me’) y un estribillo que cierra el disco dejando una estela de melancolía (‘The last time’). A la altura de su alta reputación. Jordi Bianciotto
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