Ciclismo

Evenepoel gana la última etapa y Roglic la Volta a Cataluña

El campeón del mundo volvió a atacar en la ronda catalana | Lo hizo en la segunda de las seis vueltas a Montjuïc para presentarse en la meta en compañía del líder de la carrera que le dejó ganar la última etapa

Abrazo entre Primoz Roglic y Remco Evenepoel.

Abrazo entre Primoz Roglic y Remco Evenepoel. / Jumbo Visma

Sergi López-Egea

El guion ya no cambiará y afortunadamente a partir de ahora todo apunta a que será el mismo: una temporada ciclista que se vive con la máxima intensidad, en la que ninguna gran estrella se reserva, los astros en fase de máximo esfuerzo, tal como se ha vivido esta semana en una Volta a Cataluña que ha finalizado este domingo con el triunfo de Primoz Roglic sin el permiso de Remco Evenepoel.

Desde el kilómetro cero de la carrera, en Sant Feliu de Guíxols, hasta la última meta, en Montjuïc, la pareja ha estado batallando sin dejar pasar la menor oportunidad, esprints intermedios bonificados, puertos de montaña, victorias de etapa (dos y dos) y el premio gordo de la lotería, el triunfo en la ronda catalana que se ha llevado Roglic, después de que el ciclista esloveno y el campeón del mundo se presentaran escapados, como los grandes campeones, que luchan por todo, que no se arrugan y que disputan cada metro de la competición aunque les falte el aliento.

Salta la banca

Unos días, en otras carreras, hace saltar la banca Tadej Pogacar. Luego llegan Wout van Aert y Mathieu Van der Poel y ruedan tan fuerte que parece que se les escape la vida. Después, Jonas Vingegaard se apunta a la nueva vuelta gallega, O Gran Camiño, y gana todas las etapas. ¿Quién da más?

Se dirá, no sin falta de razón, que se sigue buscando una alternativa española para enfrentarse a esta nueva generación de prodigios. Pero existe, porque si Carlos Rodríguez, que seguramente correrá el año que viene en el Movistar, y Juan Ayuso, tercero de la Vuelta, no han estado en la Volta ha sido porque están lesionados. Rodríguez se recupera de una fractura de clavícula y Ayuso anda renqueante con una tendinitis que le está dando la lata más de lo que creía.

Lo nunca visto

Sin embargo, lo que se ha visto en Montjuïc en esta despedida matinal de la Volta jamás había ocurrido. Porque hay ataques que solo provocan chispas y demarrajes que lo ponen todo patas arriba. Y es lo que sucedió a 28 kilómetros de acabar la carrera y en la segunda de las seis ascensiones al Castell. Evenepoel apretó el detonador y la carrera saltó en mil pedazos. La Volta nunca había acabado con un pelotón tan fraccionado y tampoco se recuerda a los dos primeros de la general doblando a corredores con vuelta perdida.

Hasta Marc Soler con fe y sacrificio se atrevió, y ya es mucho, a responder a Evenepoel, después de destrozar a todos. Bueno, a todos no, porque Roglic se enganchó a su rueda, y adelante a ver qué ocurre. Pero cuando en la penúltima vuelta al circuito Evenepoel volvió a sacar el hacha, el ciclista catalán ya no pudo seguirlos, aunque tuvo el honor de cruzar la meta barcelonesa en tercera posición.

Roglic, al contrario de días precedentes, no quiso ir a rueda de su rival belga y colaboró con él. Y hasta aplicó la caballerosidad habitual de un líder cuando va en fuga con su oponente. No luchó por la victoria de etapa con la Volta ganada y permitió que Evenepoel levantase los brazos. Solo cabía aplaudirlos. Y que siga la fiesta.