Ciclismo

Camino del Tour: el Jumbo no tiene piedad en el Dauphiné

Christophe Laporte, primer líder de la carrera tras ganar al sprint en Chambon-sur-Lac

Jonas Vingegaard, en la primera etapa del Dauphiné.

Jonas Vingegaard, en la primera etapa del Dauphiné. / Jumbo Visma

Sergi López-Egea

Cuando el Jumbo se pone el uniforme del Tour se convierte en un equipo de pistoleros, los que asaltan el poder ya desde la primera etapa del Dauphiné, el conjunto que no está para regalos, que el viejo ciclismo, aquel que hablaba de que hoy te dejamos ganar y mañana te cobramos el favor, como si se tratase de una novela de Mario Puzo, ya ha muerto, ha pasado a la historia, como tantos otros pecados que arrastraba este deporte.

El Jumbo acude al Dauphiné para ganarlo, y hasta es posible que quiera establecer un récord de victorias de etapa, este domingo con Christophe Laporte, el ciclista que apuntaba solo a velocista hasta que llegó al conjunto neerlandés, y hoy se ha convertido en un corredor casi completo, de los que se mueven bien en cualquier escena, si en el orden del día no aparece la montaña como obstáculo.

La recompensa que no llega

Rune Herregodts difícilmente soñará, como Laporte, o como cualquier figura del Jumbo, en ganar clásicas, carreras de una semana, el Giro con Primoz Roglic, o volver a aspirar a la victoria del Tour con Jonas Vingegaard. Él lo único que quería era fugarse en la primera etapa del Dauphiné, llegar a meta y levantar los brazos con la doble recompensa del triunfo y del jersey amarillo, mismo modelo del que vestirá el líder del Tour a partir del 1 de julio en Bilbao.

Y casi lo logra. Hablaba Geraint Thomas, todavía con el recuerdo vivo de un Giro insípido, que si al inicio de la carrera le dicen que quedará segundo, se abraza al éxito pero que cuando lleva la ‘maglia rosa’ hasta el penúltimo día para perderla en una contrarreloj fantástica, lo único que vale la pena recordar y guardar de la pasada ronda italiana, entonces se convierte en una experiencia amarga.

Enric Mas y Mikel Landa ceden segundos

Herregodts le pasó igual este domingo. Que te pillen a 15, 10 o 5 kilómetros de meta entra dentro de los cálculos del corredor que se escapa para que su nombre aparezca en televisión y para que la marca que le paga goce de minutos gratis de publicidad en la retransmisión. Pero si el Jumbo, que mide y calcula los tiempos como nadie, jugando con una sangre fría espectacular, te captura en la misma línea de meta, entonces el día se convierte en algo amargo e infernal y donde el sentimiento humano conduce a llorar, y no de rabia precisamente, sino de tristeza.

Así se ha resumido la primera etapa del Dauphiné corrida en buena parte bajo la lluvia y cerca de Clermont-Ferrand: la fuga habitual, un ciclista que resiste, que cree que va a ganar, que ve la meta al alcance su manillar pero que a 10 metros lo pilla Laporte al frente del pelotón, como el ciclista del día designado por el Jumbo para ganar la primera etapa -y seguramente no será la única del conjunto neerlandés- y de paso vestirse de amarillo. Los ciclistas españoles en el pelotón, pero no en el delante, pues solo Carlos Rodríguez entró en el tiempo del ganador. Enric Mas se dejó 15 segundos, mientras que Mikel Landa y David de la Cruz cedieron 22 en la aceleración final por la caputra de Herregodts.

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