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Fútbol

Con un minuto le basta a Lamine Yamal para agarrar el liderato

La estrella azulgrana decanta a favor del Barça el partido engorroso que planteó la Real Sociedad: nada más entrar en la segunda parte regaló la asistencia del gol de la victoria a Lewandowski

Albert Guasch

Madrid

Con Lamine Yamal todo es más fácil. Se puede ganar sin él. Se ha demostrado en su ausencia. En casa ajena o en el Johan Cruyff. En Montjuïc, en el retorno al hogar de alquiler del curso pasado, una ultradefensiva Real Sociedad se le estaba atravesando al Barça. Entonces salió el elegido y el agua volvió a correr con fluidez. Al minuto de ingresar en el partido puso a temblar a su defensor, centró a Lewandowski y balón dentro. Una victoria para trepar al liderato (2-1) que facilitó la derrota del Real Madrid del sábado ante el Atlético.

La Real Sociedad, probablemente bajo de confianza, puso un candado del tamaño de una grúa y el Barça no encontró la llave para abrir aquello. Acaparó el balón pero no supo muy bien qué hacer con él. Un dominio lento como la obra de un estadio. La frustración la expresó Dro, el prometedor centrocampista que se estrenó oficialmente con el primer equipo, que golpeó al césped cuando perdió un balón en el medio campo. Una frustración compartida.

Odriozola, que jugó gracias a la lesión de Aramburu, marcó en la única vez que la Real se aproximó a saludar a Szczesny en la primera parte. Fue cumplida la media hora y hasta entonces al polaco ni se le había visto. Casi nos habíamos olvidado de que jugaba. A la vista de la actitud del equipo donostiarra bien podía haberse alineado a Joan Garcia con la escayola en la rodilla o Ter Stegen con cicatrices en la espalda.

El tanto espabiló las ideas. Las de Roony, por ejemplo, que empezó a atacar a su lateral, se inyectó dinamismo y rozó el gol en un par de ocasiones. Y las de Pedri, sobre todo las de Pedri, que decidió que aquello necesitaba de sus mejores servicios. El público de Montjuïc coreó su nombre después de bailar una jota en el área rodeado de defensores. Cuando se pone a jugar, Pedri resulta hipnótico.

Remiro, el portero donostiarra, puso las cosas difíciles. Interpuso sus manos salvadoras con la agilidad de un crupier. Ya no llegó al remate de Koundé tras un córner botado por Rashford. Primer gol del francés de la temporada al borde del descanso. Candado abierto.

BARCELONA, 28/09/2025.- El defensa del FC Barcelona Jules Koundé celebra el gol marcado ante la Real Sociedad durante el encuentro correspondiente a la séptima jornada de Liga EA Sports que FC Barcelona y Real Sociedad disputan este domingo. EFE/Quique García

Barcelona - Real Sociedad / Quique García / EFE

Para romperlo del todo hizo falta Lamine Yamal. Es la llave maestra que descerraja un blindado si conviene. Y lo hace en un plis-plas. Apenas un minuto después de entrar en el campo en sustitución de Roony, aún en fase de voluntarioso, retornó la magia. Encaró al lateral y con la derecha se la puso a Lewandowski, que selló su cuarta diana del curso. La que tenía que ser la quinta, a seis minutos del final, se estrelló en el larguero. Cuesta imaginar que haya desaprovechado un remate más fácil en toda su carrera. La jugada, por supuesto, surgió de una carrera de Lamine Yamal.

Al empezar el partido Lamine Yamal mostró el trofeo Kopa con la brevedad de los logros menores. No lo es, quizá solo para él, y por eso pareció enviar el mensaje de que para recrearse en los aplausos que el público tenía ganas de regalarle será cuando vuelva de París con la pieza de caza mayor, que es el Balón de Oro. Juega a ese nivel, como volvió a demostrar con el gol de Lewandowski. Aún pudo coronar su regreso con un remate que le fue anulado por un palmo. Por si acaso, el punto de mira sigue fino. Con él, ciertamente, todo es más fácil.

Quien no marcó fue Marcus Rashford. El inglés produjo posiblemente los 80 minutos más productivos de su estancia en el Barça, más allá del día del Newcastle. Corrió, buscó el desmarque y remató con insistencia. Se sintió involucrado en el juego. Remiro le frustró.

La Real Sociedad se descamisó en la recta final y Kubo estrelló un balón en el larguero. El nerviosismo recorrió el espinazo de los 50.000 espectadores de Motnjuïc. La cosa no pasó a mayores. Ya se podía celebrar el Piromusical y el liderato.

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