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|| La otra jugada ||

Aquellos años sesenta

HACE UNOS cuantos años un joven me preguntó que cuándo me había aficionado al fútbol y por qué era seguidor del Barcelona. Y, la verdad, no supe que responderle porque ni yo mismo lo sabía. Supongo que toda una serie de circunstancias llevan a un niño a decantarse por un deporte y hacerse fan de determinado club. En mi caso, como en el de otros muchos jóvenes de la época, estoy hablando de los años sesenta y habiendo nacido en un pueblo pequeño, no nos quedaba otra que, en los ratos que nuestras ocupaciones escolares nos lo permitían, jugar el fútbol porque no había posibilidad de practicar otro deporte.

Por aquella en TVE, que era la única televisión que había, además de la misa del domingo, no se cansaban de retransmitir partidos de fútbol y toros. Estaba claro que lo de los toros, viviendo en Galicia, no tenía futuro, así que o jugabas al fútbol con los amigos del barrio o a pocas cosas más. Lo de hacerse del Barça ya tiene una explicación más sencilla pues la otra alernativa que tenías era la de hacerte del Real Madrid y puede que por llevarle la contraria a la mayoría y muy especialmente a uno de mis hermanos, José María, que era más merengue que Santiago Bernabéu, pues me decanté por los azulgranas y eso que en la época nos tocaba sufrir porque no ganabas una liga ni por asomo. Encima, el pueblo, Caldas de Reis, contaba con una única peña que, por supuesto, era del Real Madrid, a la que mi hermano se afilió siendo un crio, asì que a los culés solo nos quedaba la satisfacción de interntar ganarles en los partidos que montábamos en la zona del antiguo mercado de cerdos, con aquellos balones ‘Yes’ de color rojo con los que tenías que intentar sortear a los contrarios y a los árboles allí plantados.

Todos estos recuerdos acuden supongo que a medida que uno se va haciendo mayor y alguien ayuda a recuperarlos como es el caso, al leer un comentario de Alfredo Relaño en el ‘As’ en el que hacía referencia al Pontevedra de los años sesenta, aquel del ‘Hai que roelo’ y que nos retrotrae a cuando siendo uno apenas un crío aprovechaba algún domingo en el que había partido en ‘Pasarón’ para ir con un grupo de mayores a ver aquellos partidos de Primera División, tan lejanos ya en el tiempo y tan próximos en las imágenes que nos acompañarán siempre.

Me viene a la mente un partido al que me llevó mi padre junto con un grupo de amigos, Marcelino el taxista, Fariña,... Jugaba el Pontevedra contra el Barcelona. Ni recuerdo el resultado ni a la gran mayoría de jugadores. Solo me quedé con tres nombres: Sadurní, por lo que me pareció una humanidad imponente; Cayetano Red, un delantero paticorto y el extremo Vicente, porque le tocaba atacar por el lateral donde me encontraba. El resto del campo apenas podía verlo porque los aficionados, todos apretujados en aquel corner, no me lo permitían.

Luego, ya en otro momento, recuerdo un partido, también en el viejo Pasarón, ante el Valencia, y en el que un jovencísimo Juan Cruz Sol resultó lesionado de gravedad en un choque con Martín Esperanza. Al defensa che lo habían convocado días antes para debutar con la selección pero aquella fractura de tibia, creo recordar, le impidió hacerlo. Luego tendría una exitosa trayectoria defendiendo los colores de La Roja.

Aquellas tardes de domingo en la que había pocas cosas que hacer, salvo escuchar el carrusel en la radio o pasarse las horas en el bar jugando a las cartas o al dominó, podrían resultar especiales si se podía hacer una escapada hasta la capital de la provincia para ver fútbol de Primera. Y ya no digamos si el pueblo tenía la fortuna, como la tuvo, de que en alguna ocasión la plantilla del equipo granate venía a descansar y recuperar fuerzas en el Hotel-Balneario Acuña.

La presencia de jugadores y técnicos ´-alli estaba Marcel Domingo con su porte elegante- era un acontecimiento que la chiquillería celebrábamos como si de la visita del Cardenal de Santiago -por aquel entonces el Cardenal Quiroga Palacios- se tratase. La expedición del Pontevedra no podía dar un paso sin notar la presencia de decenas de crios con algún susto incluido. Como cuando en Segade otro de mis hermanos se fue al agua y fue rescatado por uno de los jugadores.

Lástima que aquel Pontevedra de los sesenta no tuviese continuidad en el tiempo. Pero marcó tanto nuestros años mozos que a día de hoy con un indisimulado orgullo puedo decir que recuerdo, de carrerilla, solo dos equipos, el Brasil campeón del 70 en México y el Pontevedra de aquella época, sin necesidad de recurrir al Google. A saber: Cobos; Irulegui, Batalla, Cholo; Calleja, Vallejo; Fuertes, Martín Esperanza, José Jorge, Neme y Odriozola. Por cierto, mis ídolos, por supuesto, Cholo por aquello se haber nacido y Lérez y compaginar el fútbol con su profesión de chófer de tranvía y Martín Esperanza, un centrocampista con una clase superlativa.

|| La cara y...

NÚMERO UNO La selección brasileña que entrena Tite y capitanea Neymar Jr ha vuelto a encabezar la lista del ránking Mundial de FIFA al superar a Bélgica que desde octubre de 2018 se había encaramado a lo más alto del cajón. Desde el 2017 la canarinha no había vuelto a estar al frente de las selecciones de todo el mundo pero los resultados cosechados en la fase de clasificación para el Mundial de Catal la han catapultado hasta la cima aunque ahora de lo que se trata es de ratificar ese buen momento consiguiendo el título mundial a finales de este año después del fracaso que supuso el perder la final de la Copa América ante la Argentina de Leo Messi en lo que supuso un palo para toda la torcida brasileña.

... La cruz ||

ALARMA No está siendo un buen comienzo de Mundial para el equipo Mercedes de Fórmula 1 y mucho menos para el siete veces campeón del mundo Lewis Hamilton que en el Gran Premio de Arabia Saudí tuvo que conformarse con el décimo puesto que le otorgó un punto que sumado a los 15 del primer gran premio sitúa al piloto británico en el quinto lugar de la clasificación general por detrás de su compañero de escudería G. Russell. Tan atípico es ver a Hamilton rodar ahí que él mismo tuvo que preguntar a los responsables de su equipo si llegando décimo sumaba algún punto. Lo cierto es que la escudería alemana tiene mucho trabajo por delante si quiere disponer de un coche competitivo que luche con los Ferrari y los Red Bull.

|| Lo que debería ser y no es ||

91.553. Esa fue la cifra exacta de aficionados que se dieron cita en el viejo Camp Nou para presenciar la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones femenina entre Barcelona y Real Madrid, batiendo el récord del mundo de asistencia a un partido femenino que se mantenía desde 1999 cuando se enfrentaron en el Rose Bowl de Pasadena las selecciones de Estados Unidos y China en la final del Mundial.

Ni la hora del partido, ni la climatología adversa, ni el jugar entre semana fue impedimento para que el estadio azulgrana, vetusto y que viene pidiendo una profunda remodelación desde hace tiempo, registrase un hecho sin precedentes y que puede ser el punto de inflexión para que de una vez por todas los distintos estamentos involucrados en el fútbol español se tomen en serio la competición de las mujeres cuyos equipos han crecido de forma imparable en los últimos años. Pero para que su explosión sea un hecho es necesario que desde la Federación pasando por los propios clubes y los medios de comunicación presten la debida atención a un deporte que ha logrado situarnos en los puestos cabeceros a nivel mundial.

Azulgranas y merengues ofrecieron un partido digno de una Champions League que el cuadro de Toril juega por vez primera y, en contra de lo que a priori pudiera parecer, en ambos choques tutearon a las del vigués Giráldez al punto de que les obligaron a sacar los mejor de su reporterio para acabar imponiéndose por un contundente 8 a 3 que no reflejó lo acontecido sobre el terreno de juego y que hace presagiar que en el futuro estos choques de máxima rivalidad reverdecerán los que a menudo enfrentan a sus equipos masculinos.

Seguramente tardaremos un tiempo en asistir a un partido que congregue tantos aficionados en las gradas porque no es fácil que se den los ingredientes que se dieron en esta oportunidad, pero de lo que no cabe la menor duda es que el espectáculo que ofrecieron unas y otras con unos graderíos abarrotados ha hecho más por el fútbol femenino que cualquier campaña de marqueting puesta en marcha con anterioridad.

03 abr 2022 / 01:00
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