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Ataque y defensa, realidades que conviven juntas

    EN LA EXPOSICIÓN permanente que la RFGF tiene en S. Lázaro, en la Delegación de Santiago, reza una mítica frase que dice: “Sólo hay dos situaciones en el fútbol: cuando tenemos nosotros el balón y cuando lo tiene el contrario”. Su autor es el maestro Arsenio Iglesias, que abrió camino a los entrenadores gallegos. El mago del fútbol se ganó el calificativo de “zorro de Arteixo”. Por algo sería.

    Ese resumen realista implica que tu equipo debe ser dotado de recursos para que domine el saber hacer cuando tiene el balón, y no dejar hacer cuando lo tiene el rival. Luego, desmenuzando esta magnánima frase, llegamos al juego actico, al interés puntual, a las zonas del campo donde se utiliza la posesión y el control del balón, a las pérdidas y a las recuperaciones. La fase ofensiva para mandar y administrar el balón y la defensiva para impedirlo y recuperarlo y tomar el mando. La fase ofensiva que no finaliza, que no resuelve las jugadas y no rentúa en el juego, de poco sirve y la defensiva debe impedir y obligar al rival a modificar su estilo de juego y que tenga el balón allí donde no hace daño. Se necesita dominar eses apartados del juego para imponer su autoridad. Entre eses dos grandes apartados existen un tiempo, un instante, un momento de cambio de protagonismo, de cambio de papel en el juego, que llamamos transacciones. Ese instante del trasvase de mando en el juego es de vital importancia. Dónde se roba, para qué y que se hace con la pelota cuando se roba, marca las características del equipo. Ante la inevitable posibilidad de perder el balón se debe tener prevista la transición a realizar y los jugadores preparados y dispuestos para llevarla a cabo. Está muy vinculada al equilibrio. Debe ser rápida y orientada al posicionamiento elegido.

    Las transiciones en el juego son aquellos instantes en que un equipo modifica el modo ataque defensa y defensa ataque. Es una herramienta táctica dónde debe sobresalir la inteligencia y la capacidad de los jugadores para adaptarse a las circunstancias del juego.

    La preparación, valor y capacidad de los jugadores para percibir, analizar, decidir y ejecutar las acciones que requiere el momento, determinarán el valor del equipo, así como el orden, la estabilidad, la armonía en el juego. Muestran el dominio, autoridad sobre los rivales e imponen el estilo de juego y “tempo” del partido.

    Para ejecutar las transiciones se debe tener en cuenta la zona dónde se pierde o se recupera el balón, el modelo de juego y las características de los jugadores rivales y de los propios. Lleva tiempo dominar y entrenar las situaciones de interés para el equipo, preparar y elegir aquellas zonas donde es más beneficioso recuperar el balón, se administran mejor y se imponen en el dominio y en el juego. Los medios tácticos que movilizan el juego obligan al jugador a jugar con y sin balón, basándose en una buena coordinación y sincronización, además de predisponerse a recuperarlo inmediatamente tras su pérdida.

    LLAMÉMOSLE COMO mejor se entienda, pero este juego es un continuo atacar y desatacar, dos realidades de los partidos conviven juntas: Cuando tu equipo juega el balón y cuando lo juega el rival.

    15 jun 2022 / 01:00
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