Bálsamo periquito para los males caseros del Celta

Desde el ya lejano 27 de septiembre, cuando derrotó al Granada, no había ganado el Celta en Balaídos. En realidad, ese partido era el único que hasta la llegada del Espanyol había ganado en su campo. Balaídos se ha convertido en una pesada cruz para el equipo del Chacho Coudet esta temporada.

Pero llegaba un rival propicio para romper la`pésima estadística casera del Celta: el Espanyol, que no había logrado ganar todavía a domicilio. En el duelo entre estadísticas negativas se impuso la del Espanyol, o ganó la del Celta: el peor casero venció y convención al triste visitante.

En fútbol todo es más fácil si te adelantas en el marcador, y más si el gol llega pronto. Aún no se había sentado toda la parroquia céltica cuando Santi Mina controló con calidad un pase fuerte, protegió el balón y realizó una pared perfecta con su mejor socio, Iago Aspas. Mina recibió en el área, se centró y batió a Diego López, que tocó el balón, en su salida pero no pudo impedir el 1-0.

Verse por delante dio moral y confianza al Celta, que pocos minutos después, en el 10, tuvo el segundo. Pero esta vez Aspas, que confirmó que su presencia es un plus para su equipo, no encontró a nadie que matase en su pase de la muerte hacia Mina y Brais Méndez.

Con más toque y centrocampismo que jugadas en las áreas fueron pasando los minutos, con el Celta siempre como vencedor en las batallas particulares. Lo malo para el Celta es que el 2-0 no llegó; ni en un pase filtrado, espectacular, de Brais Méndez que buscaba a Iago Aspas (cortó Cabrera, providencial), ni en un tiro con toda la intención de Brais que se marchó fuera lamiendo el poste.

Y lo que son las cosas, en el minuto 44 estuvo a punto de empatar el Espabyol, que al fin encontró un camino hacia Dituro. El portero se tuvo que lucir en un remate, mano a mano ante él, de Puado, quien había recibido el pase letal de Aleix Vidal en una contra espanyolista.

SE REPITE. La historia de la primera parte se repitió en la segunda: nada más empezar, robo, excelente combinación y mejor finalización, marca de la casa, de Iago Aspas: disparo con rosca, poste y gol, 2-0. Lo celebró con ganas el Abanca-Balaídos.

Se soltó, se gustó el Celta, fiero en la presión y fino en las combinaciones, con Cervi de denominador común. Brais Méndez tuvo el 3-0, pero primero no remató una excelente triangulación entre Cervi y Mina y después, tras dos bicicletas, disparó fuera por poco. Sí acertó a matar al Espanyol, tras una contra, Denis.

El cuadro catalán, muy blando, apenas comapareció en Balaídos. Aunque ya en el añadido Loren, desde 45 metros, marcó un golazo.