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{ REFLEXIONES }

Devolver el fútbol a la calle

LA SOCIEDAD ha cambiado. Antes jugaban en la calle, ahora, los niños, están con los ordenadores, tablet, teléfonos... todo es sedentario y digital. Lo urbano se modifica y es complicado jugar en la calle, pero siempre aparece un recuncho, un verde o un campo. Nuestra obligación es la de facilitar que puedan jugar, que vuelva el fútbol a todos, a la calle, a los campos o a cualquier lugar donde ruede un balón. Devolvamos el fútbol de los niños a la calle y a los campos, que hay muchos vacíos. Dejemos que experimenten el juego libre tal cual, sin ataduras, aprendan a superar las adversidades por sí mismo y vayan creando automatismos que les pueden ser de mucha utilidad en el mundo amateur y profesional.

La irrupción casi simultánea de jugadores como Ferran Torres, Yéremi Pino y Gavi, ellos salieron del barrio, nos están mostrando la necesidad de devolver un juego a la calle. Que practiquen entre ellos, en distintos escenarios, diferentes rivales, grandes y pequeños, mezclados, con reglamento del momento. Se necesita del juego libre en las peladas, en las calles, en los irregulares rincones y poder observar cómo se las arreglan los niños para superar las dificultades del rival, del terreno y de los compañeros.

Desterremos, del juego iniciación, el rigor táctico, la organización, el sobresalir de los técnicos y dejen que los niños se expresen con total libertad, discutan, desafíen, inventen para que experimenten, por sí solos, los intríngulis de este deporte.

Se compite en edades demasiado tempranas y cuando lleguen a juveniles ya está cansados de jugar al fútbol, de ser sometidos a modelos y sistemas de juego que los encasillan y limitan. Los que regulan este juego deben buscar una fórmula que permita fomentar su amor, el gusto y la práctica, sin rigor, en las primeras edades. La competición debe ser parte de la formación, pero es muy temprana y creen en la victoria por encima de la práctica, perjudicando, aburriendo, saturando, empujando al abandono, desviando a otras actividades y desperdiciando muchísimos talentos. Perdemos figuras en el inicio de la formación. La metodología tan intervencionista está matando la creatividad de nuestros niños.

Lo que llamamos magia en el fútbol, se desarrolla principalmente en la calle. El fútbol es fluir, improvisar, bailar y expresarte. Jugar al engaño, esconder la pelota, tomar la decisión difícil y probar cosas que a priori no son previsibles. Intentar cosas diferentes y, sobre todo, equivocarse. Tener la oportunidad de equivocarte es lo que más echamos de menos en el fútbol base. Porque equivocarse es entender y, por lo tanto, mejorar. No hay nada más enriquecedor que errar. Cuando prueban cosas imposibles, se crean cosas posibles.

Lo mejor es la formación espontánea, natural, sin normas y que los niños ejecuten espontáneamente. Hay que disponer de horas libres, de espacios y durante años. Así se forman los futbolistas de manera natural. Hay que rescatar el fútbol de la calle, sin dejar de lado la buena formación. En la calle, mientras juegas, también consumes fútbol. Sin hablar de otros beneficios.

Ya lo dijo Ceferin: “El fútbol debe volver a la calle, los niños no pueden pasar el día con la tablet.”

13 oct 2021 / 01:00
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