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CATAR’22. La selección gala, liderada por Kylian Mbappé, desafía a la defensa de los africanos en la batalla por un puesto en la gran final del Mundial // El combinado dirigido por Walid Regragui se ha convertido en la gran sensación del torneo // Los ‘blues’ defienden el título de 2018 TEXTO Luis Miguel Pascual

Dinamita francesa contra el muro marroquí

Dos estrellas brillan en el firmamento de Catar. Una lleva el 10 de Francia, lidera la tabla de goleadores y persigue a ritmo endiablado todos los récords. La otra no lleva dorsal, ni firma contratos millonarios, ni autógrafos, pero se ha abierto hueco entre los cuatro mejores del planeta. Kylian Mbappé, que encarna por sí solo la dinamita ofensiva de la Francia de 2022, desafía a la defensa marroquí, una de las sensaciones de la competición, camino de convertirse en legendaria a fuerza derribar hitos históricos.

La mejor defensa contra el ataque más reputado, la zaga que nadie ha sabido doblegar –el único gol en contra se lo han marcado en propia puerta– frente a un dispositivo demoledor de cuatro atacantes de renombre, Mbappé, Ousmane Dembelé, Olivier Giroud bajo la batuta de Antoine Griezmann.

Con ellos busca Francia superar el fortín contra el que se estrellaron Bélgica y Croacia en la fase de grupos, España en octavos y Portugal en cuartos, todos ellos frustrados de no poder romper la línea marroquí.

La campeona llega sobre aviso. Sabe también que a la resistencia en el campo se sumará el clima hostil de la grada, porque Marruecos ha sabido capitalizar el apoyo popular del primer Mundial organizado en tierras árabes. Los Leones del Atlas son ya la selección del pueblo que desafía a la aristocracia del fútbol, a la que ya han puesto en jaque. Nunca un equipo africano había llegado tan lejos. Nunca una nación árabe había subido tan arriba.

“Somos el ejemplo de los países en vías de desarrollo”, asegura su seleccionador, Walid Regragui, elevado a la categoría de revolucionario, empeñado en demostrar que las jerarquías ya no sirven. Pero, para ello, repite una y otra vez, no vale con conformarse: “Tenemos que colocar a África en la cima del fútbol”. Ninguna revolución triunfa si se queda a medias.

Eso pasa por lograr otra gesta. Otra más de un equipo que desprecia la posesión, se atrinchera en su campo y lanza el contragolpe, que confía en Youssef En-Nesyri, convertido en el máximo goleador marroquí en los Mundiales, punta de lanza de la ofensiva marroquí. Y en Yassin Bono, el símbolo del dique árabe.

Regragui ha conseguido formar una familia, con hombres de dentro pero también con la diáspora, jugadores nacidos, criados y formados en Europa que, a imagen y semejanza de Achraff Hakimi, lo dan todo por un país en el que nunca han vivido pero donde hunden sus raíces.

Todo por una misma causa, la de un país elevado a símbolo de un continente y de una raza, del pueblo árabe que brilla más arriba que nunca en el desierto catarí.

La hazaña está lograda, pero ahora puede multiplicarse. Destronar a la campeona, en su plenitud, sería la cumbre, la gesta más improbable, la más admirada.

Francia no ha dado signos de agotamiento. Didier Deschamps ha sabido dar un brío nuevo a la generación que ganó en 2018 reforzada con aire fresco, una mezcla que funciona.

La selección gala no entusiasma por su juego pero sí por su eficiencia. Ni es la más sólida, ni la más ofensiva, pero ha conseguido un equilibrio que no tiene grietas. “La fuerza colectiva”, lo ha bautizado Deschamps. Con ese espíritu afrontan la séptima semifinal de su historia, tres perdidas, tres ganadas, las tres últimas, en una suerte de dinámica positiva que le tiene a las puertas de optar a renovar su título y colocarse a la altura de la Italia de los 30, del Brasil de los 60, de las naciones que han entrado en la leyenda.

Ese es el terreno que busca Mbappé, compararse con Pelé, mirar de tu a tu al mito, con menos de 24 años, con todo un mundo por delante para conquistar el Olimpo, pero sin tiempo que perder para ir sentando las bases.

Su talento al servicio del colectivo, su fuerza para conducir a Francia, de nuevo, a lo más alto y dar a su seleccionador su decimocuarta victoria en Mundiales para convertirse en el segundo técnico con más triunfos, igual que el brasileño Luiz Felipe Scolari, solo superado por el alemán Helmut Schon (16).

Francia avanza a pasos firmes. Enfrente, el muro marroquí. La historia está de su lado, pero solo si saben afrontarla por el buen camino. Los bleus encaran un desafío. Los leones toda la historia. El fútbol lo saborea.

ALINEACIONES PROBABLES:

Francia: Lloris; Koundé, Varane, Upamecano, Theo Hernandez; Tchouaméni, Rabiot; Griezmann; Dembelé, Giroud, Mbappé.

Marruecos: Bono; Hakimi, El Yamiq, Saiss o Dari, Attiat-Allah; Amrabat; Ziyech, Ounahi, Amallah, Boufal; En Nesyri.

Árbitro: César Ramos (MEX).

Estadio: Al Bayt de Al Khor.

Hora: 22.00 hora local (20.00 hora peninsular).

El acento gallego en la familia de los ‘Leones del Atlas’
Eduardo Domínguez
y Juan Solla son los preparadores físicos de la selección marroquí

Doha. La Marruecos de Walid Regragui presume de ser una familia. En los pasillos de la concentración y en el césped del estadio Abdullah ben Khalifa, su campo de entrenamiento en Doha, se habla, sobre todo, árabe y francés. Pero de fondo resuena el español, con el acento gallego, que le ponen el vigués Eduardo Domínguez y el redondelano Juan Solla, los preparadores físicos de los Leones del Atlas. “Nos han acogido como unos más de la familia, la integración ha sido perfecta”, asegura Domínguez, en vísperas de que Marruecos se juegue el pase a la final del Mundial de Catar contra Francia.

De su oficio ha salido una selección dura como una roca, reputada por su solidez defensiva y que, desde que están en el cargo, hace ya ocho partidos, solo han recibido un gol, el que se marcó en propia puerta Nayef Aguerd en el duelo contra Canadá de la primera fase. “El aspecto físico es importante, pero más lo es el mental. El entrenador ha hecho un trabajo brutal, cambió la mentalidad del grupo, les dijo que no tenían que tener miedo, que ya han jugado contra los mejores en sus clubes. Les ha hecho saber que pueden ganar a cualquiera”, asegura Domínguez.

Formado en el RC Celta, de cuya preparación física se ocupó durante años, este trotamundos del fútbol ha pasado por muchos clubes, el Espanyol, la Real Sociedad, el Dépor, el Spartak de Moscú, el Mallorca, el Villarreal o el Sporting de Gijón.

También en el extranjero, una experiencia que le sirvió para ser el elegido por Regragui. “Me gusta la preparación física que hay en España, que gira mucho en torno al balón. Así como quería que mis adjuntos fueran todos marroquís, para la parte física preferí españoles. No porque
los marroquíes no sean buenos, pero quería ese toque”, asegura el seleccionador.

Domínguez y Solla habían pasado por clubes árabes y ese fue el factor que llevó al técnico a elegirles. “Conocen la mentalidad árabe. Han demostrado una gran capacidad de adaptación”, señala Regragui.

PROGRAMA A LA CARTA. Eduardo Domínguez coincide en que, desde su llegada, el técnico marroquí trató de que formaran parte de la familia. “En su mundo el concepto de familia es muy importante, le dan mucho valor y han sabido transmitir eso al equipo”, asegura Domínguez, que, gracias a Luis García Plaza, supo que había un puesto vacante en Marruecos y se postuló al mismo. Cuando se vio con opciones se dijo: “No se me puede escapar”.

El preparador físico comenzó a diseñar un programa a la carta para tener al grupo preparado para el Mundial. “No había tiempo y no podíamos cambiar sus hábitos. Hemos estado en contacto permanente con los preparadores de los clubes y nos hemos adaptado a sus rutinas. Tenían que sentir una continuidad”, señala.

El grupo ha respondido y la preparación está siendo uno de los aspectos más señalados de Marruecos. “Creo que la ilusión que ponen es la clave. Trabajamos mucho en la recuperación. Hemos tenido partidos muy duros, rivales como España que te hacen correr mucho. Además, ha habido lesionados. No podemos hacer seis o siete partidos con el mismo once, pero confiamos en todos”, afirma. “Les preparamos en lo físico pero también en lo mental para sufrir, para que puedan disfrutar aplicando las consignas. Hay que convencerles de que somos capaces de aguantar”, señala.

CENTRO DE RENDIMIENTO. A medida que avanza la competición, la labor es más compleja. “Francia tiene grandes jugadores, pero también es conocida por su fuerza física. Nosotros vamos notando el cansancio. Tenemos que diseñar una estrategia para neutralizar esa diferencia. Ellos han sufrido menos, posiblemente lleguen más frescos. Vamos a buscar un plan para aguantar”, añade.

Domínguez se ha apoyado en las instalaciones que Marruecos tiene en el país, el centro de rendimiento Mohamed VI que “es puntero”. Pero para él, la clave del éxito reside en el trabajo de Regragui. “Ha sabido darles una identidad propia. Hasta ahora, los equipos africanos eran más desequilibrados defensivamente. Él ha sabido trabajar bien el balance entre defensa y ataque”, asegura.

Pese a que ha trabajado con muchos entrenadores a lo largo de su carrera, se confiesa “fascinado” por las labores de liderazgo del seleccionador marroquí. Ahora, afronta con confianza el duelo definitivo. “No sé lo que pasará, pero en el grupo hay confianza y fe. El trabajo es extraordinario, veremos el resultado”.

14 dic 2022 / 01:00
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