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El mundo del fútbol y sus culturas

    EN EL MUNDO encontramos diferentes formas y conceptos de entender, de gestionar los equipos de fútbol. La tecnología, la formación online y teórica llega a todas las esquinas, pero lo que no llega es el dinamismo y la puesta en escena: ahí es, a la hora de aplicarlas, donde se encuentran las diferentes culturales. Los

    avances y exigencias del juego obligan a estar a la vanguardia de la formación teórico-práctica y aplicativa. Las exigencias del fútbol de hoy en día (entreno+competición), necesitan tener en cuenta la forma específica de cada jugador, dónde actúa, para optimizar el rendimiento.

    Aquí en Brasil me encuentro siempre con excusas, se recurre a los tópicos, se trata de justificar echando la culpa al tiempo y a la cultura. Se monta todo a lo grande, planteles con más de treinta y cinco atletas, como denominan aquí a los jugadores, cuerpos técnicos, o comisión técnica con más de 10 componentes; todo ello hacen un grupo ingobernable. Les gusta hacer las cosas a lo grande. Muchos equipos intentan dar un viraje es sus estructuras y a su funcionalidad para evitar la fuga de recursos.

    La metodología varía mucho con respeto a lo que estamos acostumbrados a desarrollar. Los principios de entrenamiento, la intensidad y volumen adecuado son invadidos por la excusa, sale siempre la frase “esto es Brasil”. La competitividad en los entrenamientos es deficiente, con muy poco dinamismo en las tareas; no están integrados en la competición; se dan muchas sesiones que no tienen utilidad y especifidad. Sobresalen en tareas de prevención y se aplica mucho trabajo de potenciación, lo que yo vinculo con el nivel de los preparadores físicos, que son los verdaderos directores de los planteles.

    La CBF empiezan a implantar cursos de entrenadores, estilo UEFA, para obtener licencia A, B y C. El trato es muy diferencial con los actores con título y el jugador es muy sumiso. También hablan mucho de psicología. Será porque el jugador brasileiro se relaciona con talento y a veces con poca cabeza. En todos encuentro un denominador común: el ansia de jugar en Europa, les parece que aquí está la solución a sus penurias económicas.

    El jugador está bien dotado para la práctica del futbol, es dinámico, coordinado, creativo y con talento futbolístico, por eso gusta tanto en Europa. Lo que retrae un poco es esa imagen de samba permanente que dejan ver algunas figuras. Son trabajadores y se dejan gobernar. Por otra parte, está la inversión. En torno al jugador siempre se habla en términos de negocio. Los equipos no tienen recursos y se adentran en este mundo para salvarse.

    Los dirigentes luchan por el mando y no tiene paciencia. Es normal que cada temporada pasen por el equipo unos tres entrenadores, y sobre 70 jugadores. La continuidad del proyecto no se contempla. Me decía un entrenador que en Brasil te cesan si pierdes tres partidos seguidos, si pierdes un clásico y si encajas una goleada. Es así de duro y de frío. ¿Cómo cambiamos todo esto? Con trabajo de calidad, con la palabra, con el ejemplo, con el contacto, con el trato diario y ganando a los medios de comunicación, que influyen más que nadie y son el portavoz del mensaje.

    23 sep 2020 / 00:00
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