El sueño de Pep y el City se estrellan ante un muro que se llama Chelsea

Un gol del alemán Kai Havertz a tres minutos del descanso desniveló la final de la Liga de Campeones en la primera parte a favor del Chelsea, que se impuso al Manchester City de Pep Guardiola, que no podrá sumarse al elenco de técnicos ganadores de la competición con dos equipos diferentes.

El conjunto de Thomas Tuchel, que el pasado año perdió la final con el París Saint Germain ante el Bayern Múnich, resistió el acoso del City. El Chelsea suma así su segundo título en la Champions.

Desde el inicio los de Thomas Tuchel dispusieron de las mejores ocasiones, sobre todo en las botas de Timo Werner, pero el delantero alemán no estuvo afortunado y el Manchester City respiró.

Pero con el Chelsea ganando a los puntos y sin goles, en el minuto 43, Kai Havertz recibió un excelente pase de Mason Mount, regateó a Ederson y marcó a portería vacía: era el 1-0 que hacía justicia con el Chelsea, que un día más tuvo en Canté a un incansable trabajador en el centro del campo.

La mala noticia para el Chelsea fue la lesión de Thiago Silva, que tuvo que ser sustituido por Andreas Christensen. Para igualar la situación, en la segunda parte, cuando el City trataba de reaccionar, uno de sus jugadores clave, el belga De Bruyne, se tuvo que ir también tras un fortísimo choque con Rüdiger, que fue amonestado por Mateu.

De Bruyne se fue entre lágrimas, pero el City no se paró a lamentar su falta. Y fue ganando terreno al Chelsea, asumiendo el riesgo de las contras del cuadro londinense. Azpilicueta se cruzó providencialmente ante Mahrez.

PERDÓN. El riesgo de la contra del Chelsea estaba ahí, y en el minuto 72, Pulisic, que se había incorporado al juego (el primer estadounisense en disputar una final de Champions) perdonó, solo ante Ederson: cruzó en exceso tras un pase de Havertz el 0-2.

Sin temor al riesgo, se la jugó al ataque Pep Guardiola y entró el Kun Agüero, en su último partido con los citizen antes de irse al Barça. Pero los minutos fueron pasando sin que la portería del Chelsea, que incluso adelantó su línea defensiva y ganó rigor con la entrada de Kovacic, corriera peligro. Ni los siete minutos de añadido sirvieron.