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Empieza la hora de los entrenadores

    ESTUVIMOS tanto tiempo parados que nos va faltar soltura al poner en escena las tareas de entrenamiento. No todo lo veo negativo, la pandemia me dio un tiempo que antes no tenía. Desempolvé los apuntes, revisé la metodología y me reencontré con manuscritos de antaño que me hicieron sonreír. El repertorio de apuntes de aquellos tiempos, todavía en mi escritorio, están llenos de simpleza, de realismo y de practicidad. Pensaba que estarían caducos, pero no encontré nada de lo que se pueda prescindir. Me hizo mucho bien volver a colocarlos en zona preferente de consulta. Puse al día un montón de recuerdos, amén de las utilidades muy vigentes en el nuevo mundo del entrenamiento y las tecnologías.

    Gestionar, analizar, planificar, material, métodos, modelos, entrenar, dirigir, liderar, jugar, aprender, dominar, estructura, dinamismo, sesión, adaptación, progresión, fases, sectores, carriles... son vocablos que debemos dominar; y falta uno, ganar, que es lo que sostiene en el cargo al entrenador; en unos equipos y lugares más que en otros, pero en todos los lados se exige ganar: la finalidad del juego competitivo.

    Empieza la hora de la verdad para los entrenadores, la planificación de la pretemporada con sus objetivos. Las dinámicas de grupo, las relaciones con la directiva, la seriedad con que se enfrenta el proyecto, la solidaridad y el sentido de equipo. Pero una de las actividades más importantes es entrenar. Organizarse, crear un buen clima de trabajo con seriedad, empatía, diversidad, ilusión, ganas y preparación, con mucha pasión, estarán presentes en el día a día.

    Los técnicos somos gestores de recursos, de futbolistas, del espacio, del ritmo, del tiempo y del juego. Es nuestra obligación dar una estructura dinámica al equipo, acorde con las capacidades de los jugadores para construir un modelo de juego donde se sientan a gusto los que lo practican y los que lo vemos. Es preciso el trabajo de todos, y que lo que se entrene sirva para el juego.

    Las exigencias del entrenamiento necesitan tener en cuenta la forma específica de cada jugador, dónde actúa, para optimizar su rendimiento. Es bueno aquello que específicamente se entrena para una transferencia adecuada. Entrenar a los jugadores para el tipo de juego que queremos.

    Los entrenamientos deben respetar sus principios, darle tiempo para la asimilación, con intensidad óptima y el volumen adecuado. La competitividad estará presente en todas las tareas y las sesiones serán dinámicas y los entrenamientos integrados en la competición hasta llegar a entrenar lo más parecido al juego real, aplicando la lógica del fútbol, donde hay un enfrentamiento permanente entre dos equipos, con elementos de carácter individual y colectivo, con lógica adaptación funcional del jugador y la lógica funcional del juego.

    No podemos olvidar las tareas preventivas y compensatorias, que pueden ser integradas en los calentamientos. Un entrenador debe exigirse que todas las sesiones sean de utilidad, así como la densidad del entrenamiento: la relación entre trabajo y pausa.

    Preparar minuciosamente cada sesión, llevarla estructurada; y dominada la puesta en escena. Construir un equipo y construir el juego es tarea harto difícil.

    14 oct 2020 / 00:00
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