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Epicondilitis, la lesión del no profesional

    Con la apertura de nuevo de los centros deportivos y los deportes colectivos, comenzaremos con molestias en diferentes regiones anatómicas de nuestro cuerpo. Una de las más frecuentes es la epicondilitis o codo de tenista.

    Pero, ¿qué es la epicondilitis? También llamada codo de tenista, es una inflamación de los tendones que unen los músculos del antebrazo con la región lateral del codo. Estos músculos extienden la muñeca y los dedos, siendo el tendón más frecuentemente involucrado en el codo de tenista el llamado extensor radial corto del carpo. Se suelen dañar debido al uso excesivo y sobre todo a la mala técnica deportiva (por eso no lo solemos ver en deportistas profesionales sino en amateurs), produciendo dolor y sensibilidad en la parte exterior del codo.

    Y, ¿cuál es su etiología? Se relaciona con un desequilibrio biomecánico, con microtraumas repetidos, todo debido a una mala praxis o mala técnica en deportes de raqueta como tenis y pádel. El tendón más frecuentemente involucrado es el extensor radial corto del carpo, que ayuda a estabilizar la muñeca cuando el codo está recto. Esto ocurre, por ejemplo, durante un golpe de fondo de campo en tenis. Cuando este grupo de tendones se debilita debido al uso excesivo, se forman desgarros microscópicos en el tendón donde se une al epicóndilo lateral.

    El principal síntoma es el dolor y se suelen desarrollar gradualmente. En la mayoría de los casos, el dolor comienza siendo leve y lentamente empeora a lo largo de semanas y meses. También pueden aparecer síntomas como ardor en la parte exterior del codo, fuerza de agarre débil, sensación de hormigueos (parestesias) o calambres.

    Pero, ¿y si sospecho que tengo codo de tenista? Es una duda típica del jugador amateur que sufre dolor en codo tras este confinamiento y reinicio de la actividad deportiva. Es un diagnóstico sencillo, ya que es clínico y con maniobras exploratorias que ayudan a confirmarlo, no siendo necesario habitualmente el uso de pruebas complementarias.

    Y si presentamos todas estas características clínicas, las recomendaciones básicas son localizar el movimiento exacto que produce los síntomas y reajustar técnica deportiva o alternativas a ese movimiento. A nivel de tratamiento que podemos realizar en nuestro domicilio son medidas básicas como son: antiinflamatorios, hielo local, estiramientos. cinta de descarga o brazalete con las actividades laborales o deportivas que ocasionen el cuadro. Y en caso de persistencia acudir a tu traumatólogo de confianza para continuar con el tratamiento.

    02 jul 2020 / 01:00
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