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Juego de maletas

DESPUÉS DE dos jornadas de pesca en Navia de Suarna, viajé el sábado a media tarde para poder ver por televisión la primera final, marcada en rojo, de las que le quedan al Obradoiro. Durante le viaje vine pensando los pros y los contras del partido, los hombres clave de uno y otro equipo, las distintas dinámicas de ambos y las consecuencias de una derrota del Obra en lo anímico y en la clasificación. La verdad es que cualquier victoria ante cualquier equipo vale lo mismo, que se lo pregunten al Betis o al Retabet Bilbao, ganadores contra teórico pronóstico ante el Joventut y el UCAM, pero la diferencia está en que uno gana y el otro no está en la guerra de la salvación, como le ocurrió al GBC, que al salir derrotado de su duelo ante el Obra pierde su partido y también el basket average que viene a ser como un IVA de tener que ganar un partido más, fundamental y muy importante de cara al final.

Y si dormí bien me imagino que los obradoiristas también y ese sueño de tranquilidad por lo menos durante una semana, lo tendrán jugadores y técnicos.

Dicen que las derrotas consecutivas pesan como una mochila cargada de piedras, las del Obra pesarían como un juego de maletas cargadas de plomo que lastran piernas y cabezas.

El Obra empezó mal, 15-7, hasta la entrada de Steven Enoch y Chris Czerapowicz no fue capaz de reaccionar. Ambos dominaron el rebote, anotaron y fueron los mejores y más sólidos jugadores del Obra en un partido que fue distinto en su principio, dominio del GBC en la primera parte e incluso mejor defensa y juego, para en la segunda dominar el Obra en algunos los aspectos claves, defensa, rebote y control de las pérdidas. Además, en lo anímico, fueron capaces de sobreponerse a un tremendo arreón de los locales que con un parcial de 8-0 se pusieron a dos puntos. El temple de Oliver en la dirección, la fuerza de Enoch y el dominio exultante del rebote, 46 a 29, con nada menos que 15 ofensivos, ofrecieron un plus de gasolina extra en las posesiones, para paliar y compensar la falta de acierto en los triples.

El final del partido, totalmente controlado por el Obra, fue una placentera y agradable sensación que todos necesitábamos y que esperemos que se repita el próximo sábado en Fuenlabrada, que en este fin de semana nos hizo sufrir en un final agónico ante el Barça, también fuera de pronóstico, con cinco jugadores destacados: su primer base Melo Trimble y el segundo, el serbio Jovan Novak, que tira muy raro desde el triple, pero anota; a ellos se unen al viejo conocido Eyenga, auténtico termómetro del equipo, y otros dos hombres con mucha calidad, Alexander y Meindl.

El posible efecto revulsivo de cambio de entrenador, Juarez por Raventós, casi hizo su efecto ante el Barcelona. Ante los cambios que este pueda diseñar, el Obra lo que tiene que hacer es centrarse en hacer bien sus deberes básicos desde el inicio, defender bien durante la mayor parte del partido, rebotear como hizo ante el GBC y tener un poquito más de acierto en los triples.

Con ello debería de ser suficiente, porque por plantilla creo que la del Obradoiro es mejor si somos capaces de controlar la producción anotadora de sus bases.

30 mar 2021 / 01:00
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