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|| La otra jugada ||

Lo ha vuelto a hacer

NO FUE el día 20 un domingo como otro cualquiera. Al menos para los aficionados españoles al deporte en general y a las motos y al golf, en particular. Fue uno de esos días que quedan señalados para siempre en el calendario por las gestas protagonizadas por dos HOMBRES (con mayúsculas) que llevan camino de convertirse en leyendas si es que ya no lo son, con el mérito añadido de que ambos, cada uno de forma bien distinta, han llegado al éxito tras superar serias dificultades.

Al vasco Jon Rahm (su apellido proviene de un antepasado de origen suizo) el mundo se le vino encima hace tres semanas cuando marchaba al frente del Torneo Memorial y en la tercera jornada se vio obligado a abandonar al dar positivo por COVD-19. Aún tenemos reflejadas en la retina las imágenes del golfista desesperado cuando le comunicaban la noticia.

Pues bien, apenas quince días después, se imponía en el US Open tras un final apretado con el sudafricano Louis Oosthuizen, convirtiéndose en el primer español en ganar este torneo y el cuarto en inscribir su nombre en un Major tras Severiano Ballesteros, José María Olazábal y Sergio García.

Además, y por añadidura, la victoria le aupó al primer lugar de la clasificación del golf mundial, embolsándose un premio de 2.250.000 dólares.

Pero si el triunfo de Jon ha tenido mérito, no le fue a la zaga el de Marc Márquez en su circuito fetiche, concretamente en Sachsenring donde en los últimos once años ha triunfado de forma consecutiva el piloto de Cervera.

En circunstancias normales este triunfo del catalán no llamaría excesivamente la atención si no fuera por las vicisitudes por las que ha tenido que pasar desde que a principios del pasado año sufriera una grave caída que le obligó a ser operado hasta en tres ocasiones y, lo que es peor, poniendo en serio peligro su futuro en el motociclismo.

Cuando este año, tras renunciar a las primeras carreras y luego, cuando volvió, lo hizo marcando tiempos alejados de lo que se esperaba de él, fueron muchos los que dudaron de que estuviera en condiciones de reverdecer viejos laureles. Es más, algún espabilado prácticamente lo dio por medio retirado.

Cierto, estaba muy lejos del piloto que los últimos años hacía con sus rivales lo que le daba la real gana, mostrando una superioridad casi insultante. Puede que este recuerdo llevase a más de uno a pensar que sus mejores años ya habían pasado. Craso error.

¿Qué puede llevar a un hombre, en este caso a un deportista que lo ha ganado prácticamente todo, a seguir intentándolo viendo que su físico no responde? Puede que la respuesta esté en las lágrimas que el propio Marc derramó cuando llegó y se abrazó con los suyos. En esas lágrimas y abrazos de él y todos los suyos, estaban reflejadas las horas de hospital, de gimnasio, de frustración, de rabia contenida a lo largo de 581 días que fueron los que tardó en repetir victoria en MotoGP.

A partir de ahora. En el circuito alemán había demostrado en los entrenamientos que era un hombre a tener en cuenta, a pesar de que él mismo se descartó para la victoria. Puede que fuese una manera de no meterse presión, porque a pesar de salir en quinta posición, apenas unas curvas después ya marchaba en cabeza obligando a sus rivales a redoblar esfuerzos, a pesar de lo cual, el de Cerveza logró, a mitad de carrera, poner tierra de por medio, regulando al final para no cometer errores que le llevasen a protagonizar una nueva caída.

Y ahora, tras su exhibición en Alemania, más de uno de los que se mostraban escépticos respecto a su futuro inmediato, ya ha apuntado la posibilidad de que en las próximas carreras vuelva a estar con los de cabeza. Ese es el deseo de todos los aficionados españoles pero, siendo realistas, quizás convendría pensar fríamente y no pedirle más de lo que puede dar.

En Sachsenring ganó porque es un circuito que se le da a las mil maravillas y al que su Honda se adapta perfectamente, pero no siempre va a ser así, por lo que hay que ser prudentes y dejar que el propio Marc vaya ganando confianza, pensando en un futuro a medio plazo, esto es, pensando en ir ganando fuerza en su brazo y haciéndose con una moto que no es la misma de hace dos años.

Si los resultados acompañan, perfecto y, si no, pues intentar hacer algún podio y ganar alguna prueba con la vista puesta en el próximo año. Ahí será cuando se volverá a ver al auténtico campeón para que siga sumando entorchados.

De su proeza en Alemania hablan bien a las claras las declaraciones realizadas por el actual líder del Mundial de MotoGP, el francés Fabio Quartararo que nada más acabar la carrera reconoció su admiración por lo hecho por Marc señalando que “lleva casi un año fuera de las carreras y hacer lo que ha hecho hoy sabiendo las dificultades de Honda... me quito el sombrero porque realmente es de muy grandes y quiero felicitarle de nuevo”. Sobran las palabras.

|| La cara y...

SE VA Jesús Aicardo dejará el equipo de fútbol sala del Barcelona al final de la presente campaña. Fue objeto días atrás de un merecido homenaje en el Palau Blaugrana, equipo en el que militó a lo largo de las diez últimas temporadas en las que lo ganó prácticamente todo a nivel de club, además de conquistar la Eurocopa 2012 con la selección española. Se va por la puerta grande siendo capitán del equipo y un referente por su comportamiento y compromiso tanto fuera como dentro de la cancha. El gaditano de 32 años llegó al conjunto azulgrana tras haber militado cuatro temporadas en el Lobelle de Santiago, conjunto en el que destacó desde el primer día convirtiéndose en uno de los mejores cierres del fútbol sala español.

... La cruz ||

DINERO Está demostrado que el dinero no hace un buen equipo. A principios de temporada todo el mundo en la NBA se echó a temblar al conocer el tridente con el que se habían hecho los Brooklyn Nets -Durant, Harden y Kyrie Irving-. Tres cracks, a los que luego se sumará Blake Griffin, que hacían pensar que lo ganarían absolutamente todo sin bajarse del autobús. Sin embargo, los ‘play-offs’ han demostrado, afortunadamente, que no todo es cuestión de chequera y llegaron los Milwaukee Bucks con un gran Antetokoumpo para superarles y dejarles con un palmo de narices. Durant, tan excelente jugador como bocazas, se tuvo que tragar su orgullo y, de momento, tendrá que conformarse con los dos anillos ganados con los Warriors.

|| Lo que debería ser y no es ||

el GRAN CAPITÁN Se va el Gran Capitán. Uno de los faros del Real Madrid y de la selección de baloncesto en las últimas dos décadas. A sus 41 años, Felipe Reyes acaba de anunciar que deja de competir y lo ha hecho con la sencillez que le ha caracterizado a lo largo de toda su vida, con un escueto comunicado. Es de suponer que tanto su club como la Federación le rindan el homenaje que bien merecido se tiene.

Hecho como jugador en la cantera del Estudiantes para recalar luego en el Real Madrid. Formó parte de aquel equipo júnior que se proclamó campeón del mundo un 23 de julio de 1999, en el Pabellón Multiusos de Lisboa, ante nada menos que el equipo de EE.UU. Nacidos en 1980, aquellos jóvenes -Raúl López, Navarro, Berni Rodríguez, Germán Gabriel, Pau Gasol, Cabezas, Felipe...- al cabo de poco tiempo se convertirían en la espina dorsal del equipo nacional que lo ganó absolutamente todo. Como dato curioso, en la capital portuguesa, Pau no era el pívot titular, ese puesto era de Felipe y de Germán Gabriel.

Hermano de Alfonso, pívot también internacional pero de trayectoria más corta, Felipe no destacaba ni por su físico ni por sus fundamentos, pero salvo la corta estancia de Messina en el banquillo blanco donde apenas contó, el pequeño de los Reyes contó siempre para los diferentes técnicos y es que su figura se agigantaba en la cancha hasta merendarse a hombres mucho más altos. Y es que si por algo destacó el penúltimo júnior de oro -solo queda en activo de aquella generación Pau- fue por su trabajo, su entrega, su profesionalidad y, especialmente, su capacidad de superación. Inteligente y listo en la pista, siempre sabía donde situarse para atrapar el rebote o sacar falta personal.

Ahora se va sin llamar la atención y tanto sus compañeros como rivales, le despiden destacando de él una cualidad poco común entres los deportistas de elite, su hombría de bien. No hay un solo conocido que diga algo malo de Felipe. Al contrario, con su humanidad y saber estar, se ha ganado el afecto de todo el que ha tenido el placer de tratarlo.

27 jun 2021 / 01:00
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