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VINY OKOUO Pívot del Monbus Obradoiro

“Me obligaban a jugar pero no me gustaba el baloncesto”

El pasado sábado cumplió cien encuentros en la Liga Endesa, algo impensable cuando a los 15 años llegó a la cantera del Unicaja sin haber jugado nunca al baloncesto, incluso sin que le gustase este deporte. Es Viny Pierrot Marcel Okouo (Brazzaville, República del Congo; 10/4/1997), ahora sí enfocado al cien por cien en progresar de la mano del Monbus Obradoiro. Disfruta más peleando por un rebote con Edy Tavares que realizando una entrevista, aunque una vez que empieza a hablar se suelta y afloran su simpatía y su sinceridad.

El sábado encajaron una derrota dura contra el UCAM Murcia (70-104). ¿Cómo la ha asumido el grupo varios días después?

Sabíamos que Murcia es un equipo muy físico, uno de los más físicos de la Liga. Ellos vinieron con ganas de jugar así y nosotros lo sabíamos, pero nos pusieron un nivel más alto y no pudimos llegar.

Para usted era un partido especial porque cumplía cien en la Liga Endesa. ¿Lo va a recordar o prefiere olvidarlo tal y como fue?

No, claro, lo voy a recordar siempre porque son 100 partidos. Para llegar a jugar 100, sobre todo en esta Liga, en la ACB, una de las mejores del mundo... pues siempre voy a recordar esto. Al principio no pensaba que iba a poder jugar 50 partidos aquí, ahora llego a 100, pues espero que sigan más.

Y además este sábado se va a encontrar con el entrenador que le hizo debutar, Joan Plaza, entonces en Málaga y ahora en el Betis.

Pues sí, la verdad es que me llevo muy bien con él, me hizo debutar, ahora tengo que ir a jugar con él y ya sabemos cómo va esto. Pues a intentar ir allí a dar todo porque vamos a jugar en Sevilla, una pista que también es complicada, a tratar de jugar duro y llevarnos la victoria.

¿Es un entrenador especial para usted, tienen buena relación?

Sí, tengo buena relación con él y nos llevamos bien. Hablamos a veces, por ejemplo este verano, me llamó para fichar allí pero me dijo mucha gente, y yo también lo he visto, que los grandes cuando llegan aquí y trabajan con Víctor (Pérez) mejoran mucho. Sobre todo para mí es muy importante trabajar porque soy joven, así que por eso elegí el Obradoiro.

He leído algunas entrevistas que dio en Málaga, pero, ¿cómo fue su infancia en Brazzaville, en la República del Congo? ¿Fue dura?

No muy dura. Mi padre es policía y siempre nos metía caña, no nos dejaba salir a mí y a mi hermano. Yo siempre me escapaba porque mi barrio no era peligroso pero sí que los niños siempre están por ahí de pelea. Mi padre siempre me decía: No te juntes con estos, son mala gente. Yo no escuchaba, me iba, me escapaba a jugar con los compañeros. Y ya está.

¿Va muchas veces a su casa?

Pues mi hermano está en París y mis padres viven en Chad, porque mi padre es embajador allí, es otro país de África. Todavía no he ido, me gustaría, pero prefiero ir a París a ver a mi hermano y muchas veces vienen mi padre, mi madre y mi hermana así que no hace falta. Voy de vez en cuando, por ejemplo este verano estuve allí un mes.

¿Cómo descubrió el baloncesto?

Bueno, eso es una historia... Yo no jugaba al básquet, hacía judo, intentaba hacer boxeo también, y un amigo de mi padre vino y dijo: Joder, tu hijo es alto, hay un campus ahí de Serge Ibaka y tienes que llevarle, a lo mejor tiene una oportunidad de ir a Europa a estudiar y jugar al baloncesto. Fui y no sabía nada, ni jugar, ni botar, solo hacía mates.

¿Ni lo había visto por televisión?

Verlo en la tele sí, pero no me interesaba mucho el básquet. Pero la gente me obligaba: No, tú eres alto, tienes que jugar al básquet, puedes ser bueno porque eres alto, porque el judo no es para tu altura. Y yo decía: No, no me gusta, no me gusta. Pero al final caí y me fue gustando.

¿Y fue en ese campus donde lo vieron entrenadores del Unicaja?

No, me vieron con una foto que me hizo Romaric Belemene cuando volvió al Congo de vacaciones. Luego llamaron a mi padre y hablaron. Tenían que mandarme una invitación para hacerme un contrato de beca para ir a Málaga a estudiar y jugar al baloncesto.

¿Cuando llegó a Málaga no había jugado nada al baloncesto?

Nada, nada, solo este campus, fue cuando mi padre empezó a comprarme zapatillas y balones pero yo me escapaba. Le decía a mi padre: Pues voy... y luego me iba con mis compañeros. Llegué a Málaga sin hacer nada, sin saber botar ni tirar. Paco Alonso fue mi primer entrenador y empezó todo. Tenía 15 años.

A esa edad, sin gustarle el baloncesto, siendo un sitio tan lejano... ¿Le costó dar ese paso?

No. Primero, en África, al escuchar que va a ir a Europa a mucha gente le gusta, porque la vida es diferente. Yo estaba contento porque iba a viajar con mi padre, él estaba conmigo para acompañarme. Ya cuando se fue, se hizo muy duro, a veces lloraba en la habitación porque no hablaba español. Me intentaba ayudar Romaric porque estábamos en el mismo equipo, los entrenadores hablaban pero yo no entendía mucho, era muy difícil. Y en el colegio, ni te cuento.

En alguna entrevista comentaba que después se le hacía duro no llegar al primer equipo porque otros compañeros sí lo conseguían.

Yo jugaba en LEB Oro y había un rumano, Cristian Uta, que jugaba solo júnior. El año siguiente bajamos a LEB Plata con Clínicas, a él le subieron al ACB y yo: ¡Joder, este estaba en júnior, yo en LEB Oro y le suben a él y no a mí! Lo veía injusto. Decía: Nada, cuando vuelva a entrenar con nosotros lo tengo que matar para enseñar a la gente que yo puedo estar ahí, no solo él. Desde ahí empecé a trabajar y trabajar, cuando llegaba él no le dejaba jugar, era como una competición. Jugué muy bien en LEB Plata y me tenían que subir porque mucha gente llamaba, de la Universidad de Duke, el seleccionador de Estados Unidos (Mike Krzyzewski, Coach K). Yo no sabía nada, lo supe después porque me dijo mucha gente que me estaban llamando. Por eso Málaga me dio el contrato profesional de ACB.

¿Cómo se entera de que va a subir al primer equipo?

Querían echar a un pívot porque a Plaza no le gustaba, y después de un entrenamiento de LEB me llamó el presidente del Clínicas para hablar conmigo: Mira, Viny, ¿sabes que vas a fichar por el ACB de Málaga? Y yo: Joder, ¿qué dices? Ni de coña. No me lo esperaba, lo veía muy difícil, pensaba que no tenía nivel para estar allí. No, estás de broma. De repente me llama mi agente y me dice: Bueno, Viny, tienes que ir a firmar el contrato porque te quiere el entrenador, vas a dejar el equipo de LEB y tienes que subir ahora y luego te quedas tres años. Yo no lo esperaba, quedaban creo que dos o tres meses de temporada, en 2016. Al principio me costó mucho por los sistemas, el inglés, tenía que aprender muchas cosas y llegar así a mitad de temporada, para un joven, que el entrenador te va a meter caña... Al final poco a poco me fui acostumbrando.

¿Qué le faltó para consolidarse allí? La última temporada fue precisamente la que menos jugó.

Sí, la idea era irme cedido pero Málaga no quiso. Iba a ir a Estudiantes y Málaga me dijo que me tenía que quedar. Mi agente me dijo que tenía que aguantar porque también me contó Luis Casimiro que iba a jugar minutos, no muchos pero sí algo, y al final no era así el tema.

Y se va a Lituania, al Nevezis.

Sí, la idea era irme a un equipo para jugar. Había varios que me querían en ACB pero de tercer pívot. Mi agente me dijo que iba a ser muy difícil, como en Málaga, a lo mejor jugar dos o tres minutos... Eso no era buena idea, era mejor irme fuera a buscar minutos. Decidimos ir a Lituania.

Allí destaca y un año después regresa a la Liga Endesa, al Gipuzkoa, pero con un papel más importante.

Claro, porque ya la gente sabía que había hecho una buena temporada en Lituania, fui el mejor reboteador de la liga. Vine de segundo pívot, jugaba con Jaime Echenique, 15 o 16 minutos, y cuando tuvo mala suerte y se lesionó tuve que dar un paso adelante y lo hice bien, acabé bien la temporada.

Decía en su presentación que uno de los motivos para firmar por el Obradoiro era el trabajo con los pívots. ¿Es como le habían contado?

Sí, porque yo también soy jugador y veo muchos, como Pustovyi, que llegaron y se fueron a equipos grandes. Había equipos que me querían fichar este verano y mi agente me dijo que había que elegir uno para ir, jugar, seguir mejorando y trabajando. Me dijo: Mira, Moncho es un buen entrenador, te va a ayudar mucho. Está Víctor que trabaja con los grandes, los ayuda a mejorar... Él creía que la opción del Obradoiro era buena, también estaban Sevilla y Burgos, que esperaba una oferta y no llegó, aunque Plaza habló conmigo. Mi agente me dijo que era mejor venir aquí, pregunté a Beliauskas porque jugué con él en Lituania, cómo era la gente en los despachos, los entrenadores... Me contó que todo estaba bien, que esto es como una familia, la gente se quiere... Y esperé a ver si me llamaba el entrenador para decirme qué esperaba de mí. Me llamó Moncho, me dijo cosas, que me querían aquí para trabajar, que Víctor me iba a ayudar a mejorar... Y al final decidí con mi agente venir, porque soy joven y necesitaba trabajar y mejorar.

¿Quién le mete más caña, Moncho Fernández o Víctor Pérez?

No lo veo como meter caña. Esto te ayuda, eres joven, si te meten caña es para ayudarte, no es para castigarte. Nosotros tenemos que entenderlo, hay jugadores que piensan que el entrenador mete caña porque no te quiere pero es al contrario, te quiere ayudar, hacer mejor.

Todavía tiene solamente 24 años, pero, ¿qué objetivos le quedan en el baloncesto?

Siempre hay muchas cosas que mejorar: el tiro, ayudar en el rebote, sobre todo intimidar porque mido 2,14 y muchas veces no intimido. Eso es lo que me falta.

“Me volví loco, firmé mi contrato y fui de compras, no me quedó nada”
Su padre puso control en sus cuentas, estudia mecánica, habla seis idiomas y juega a la Play con Fer Zurbriggen

Con tan solo 15 años de edad y sin saber prácticamente nada acerca del baloncesto, Viny Okouo cambió su hogar en Brazzaville, la capital de la República del Congo, por Málaga. El contraste fue importante y, aunque no firmó su primer contrato profesional hasta 2016, el pívot reconoce que se le fue la mano con el primer sueldo que recibió del Unicaja.

“Me volví loco, firmé el contrato y me fui a comprar cosas caras, de marca. Mi primer año no me quedó nada, y luego mi padre tuvo que llamar y decir: ¿Pero este tío qué hace con el dinero?”, relata el africano todavía con una sonrisa en su rostro al recordarlo. Fue su progenitor quien empezó a poner algo de orden y de control en sus ingresos.

“Al final mi padre metió el ojo ahí para hacer cosas en mi país, porque en mi siguiente contrato ya tenía que mandarle el dinero allí para hacer negocios y cosas en casa”, apostilla el jugador del Obra.

Al preguntarle por sus aficiones, Viny responde: “Hablar con mi familia, con mis compañeros, porque tenemos muchos grupos del Congo, de España... Ver la tele, Netflix y esas cosas. Y ahora estoy intentando estudiar mecánica, para no estar solo en casa sin hacer nada”. Además, explica que ya ha visto la Catedral de Santiago y ha visitado algunos restaurantes pero admite que le gusta estar en casa. Por ejemplo, jugando a videojuegos con Fer Zurbriggen.

La palabra políglota se queda corta con Okouo: “Hablo tres idiomas de Congo, francés, español y un poco de inglés, que lo intento mejorar con una aplicación de móvil”.

Competencia sana con Henry Ellenson y Laurynas Birutis
“No resulta fácil hacerse un hueco en el equipo, es el trabajo en los entrenos”, asume el interior africano

Por minutos disputados, Viny Okouo es el décimo jugador del Monbus Obradoiro. Tiene competencia en su posición, en la que Laurynas Birutis repite tras un buen primer curso en la Liga Endesa, aunque irregular, y Henry Ellenson también ha demostrado la capacidad de actuar como cinco. Aunque los tres parten con características diferentes, el congoleño asegura que la competencia es totalmente sana.

“No es fácil hacerse un hueco, es el trabajo en los entrenamientos. Siempre competimos entre nosotros, pero cuando alguien falla o al meter canasta también nos animamos Pero bueno, Henry también puede jugar de cinco, a veces lo hará él, a veces Biru no jugará mucho, a veces yo... Ese es el tema. Cuando hay dos cincos y otro que puede jugar de cinco o de cuatro, depende de los partidos”, asume Okouo.

El interior africano promedia en estos seis primeros encuentros de la Liga Endesa 2021/22 5,2 puntos, con un 53,6 % de acierto en tiros de dos y 100 % en tiros libres, 3,3 rebotes y 4,5 créditos de valoración. Su mejor actuación la protagonizó precisamente en el Martín Carpena de Málaga, en la primera jornada, al anotar 17 puntos, capturar seis rebotes, dar una asistencia y recuperar dos balones (21 unidades de valoración) en 18:18 minutos.

Trayectoria

Nacido en Brazzaville, capital de República del Congo, en 1997, Viny Okouo empezó a jugar al baloncesto en la cantera del Unicaja de Málaga, club al que llegó en el año 2012. No tardó en destacar en las categorías inferiores y en el Clínicas Rincón tanto en LEB Oro como en LEB Plata. En marzo de 2016 le llegó la oportunidad de subir al primer equipo y, pese a que levantó expectativas por su potencial, no llegó a consolidarse en la rotación. Jugó el curso 2019/20 en el Nevezis lituano, el 2020/21 en el GBC, de vuelta a la Liga Endesa, y el pasado verano firmó un contrato de dos años con el Obradoiro.

21 oct 2021 / 01:00
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