Nadal supera bajo el sol a Popyrin y se cita con Gasquet
Rafa sólo tuvo problemas en el tercer set, en el que caía 2-5 // Victoria 101.ª en Roland Garros
Bajo el sol de París, Rafa Nadal puso la primera piedra de la conquista de su decimocuarto Roland Garros, para totalizar 21 grandes, al derrotar al australiano Alexei Popyrin por 6-3, 6-2 y 7-6 (3), en 2 horas y 23 minutos.
Tras un plácido inicio, el español se complicó el partido en la tercera manga, cuando cedió su saque y tuvo que levantar dos bolas de set, la segunda a punto de caramelo para su rival. Pero no las aprovechó el ganador júnior de 2017, que probó la medicina de un Nadal que no deja escapar las oportunidades que se le presentan.
El balear se medirá en segunda ronda con el galo Richard Gasquet, que se deshizo de su compatriota Hugo Gaston por 6-1, 6-4 y 6-2. Será el duelo 17.º entre ambos, con 16-0 para Nadal.
Hasta ese tránsito amargo, el partido había ido suave a favor del español. Sin demasiados quebraderos de cabeza, parecía que iba a ser plácida la 101 victoria de Nadal en su torneo favorito, ante un rival que golpeó la bola con mucha potencia, pero poco más.
“Ha sido más difícil de lo que parece contra un gran rival, estoy muy contento de la victoria y de regresar a esta pista un año más”, dijo Rafa.
DESDE NIÑOS. De su partido vrente a Gasquet, Nadal recordó que “tenemos dos carreras largas y de éxito. Nos conocemos desde que éramos pequeños, jugamos nuestro primer partido con 12 o 13 y guardo un buen recuerdo de aquello”, señaló.
“Es una enorme frustración haber pedido tantas veces contra él, es algo desagradable. Espero hacer un gran partido, Roland Garros no es el sitio más fácil, pero quiero jugar bien”, dijo el galo.
En la jornada hubo derrotas de los españoles Feliciano López (ante el argentino Coria), Verdasco (ante el alemán Kolschreiber), de Albert Ramos (frente al galo Monfils) y de Roberto Carballés (frente al sueco Yner).
París. No había excesivo público en las gradas a causa de la pandemia, en Roland Garros se juega con aforo reducido. Pero ello no impidió que los aficionados, sabedores de las dificultades por las que ha pasado en el último año y medio la salud de la canaria Carla Suárez, le tributaran una larga, calurosa, gran ovación en su regreso a París, a la tierra batida sobre la que tantas veces ha plasmado su excelente tenis.
Carla, que felizmente ha superado el linfoma de Hodgkin, cáncer en el sistema linfático, del que fue diagnosticada, volvía a competir 400 días después; y ese era ya su gran triunfo: el del deporte y la vida sobre la enfermedad.
Ya sobre la pista, la canaria se encontró a una importante rival: la candiense Sloane Stephens, ganadora de un torneo del Grand Slam (Abierto de Estados Unidos 2017) y finalista en estas mismas pistas de Roland Garros un año después, en 2018.
Carla confirmó en su regreso que quien tuvo, retuvo. Como si el tiempo no hubiera pasado y la grave enfermedad no hubiera existido, la española mostró su tenis de alta escuela, su precisoso y preciso revés a una mano, y se llevó el primer set por 6-3. En el segundo, con 5-4 a favor y saque de Stephens, llegó al 30-30: a dos puntos del triunfo; pero la americana remontó, se llevó después el tie-break y ganó el tercer parcial por 6-4 ante una rival ya muy cansada, algo lógico. Sloane abrazó con cariño a Carla, a su ejemplo, tras vencer. ECG