Olvidarse de terceros, vía del Obra hacia la salvación

La actual semana se presentaba como clave para que el Monbus Obradoiro certificase su permanencia matemática en una carambola que lo obligaba a imponerse al Morabanc Andorra este sábado (18.00 horas en Sar) y a esperar los pinchazos de sus rivales directos, pero la tranquilidad definitiva tendrá que esperar. El confinamiento del Retabet Bilbao durante diez días por la detección de tres casos de COVID retrasa ese posible respiro pero no varía la rutina del plantel de Moncho Fernández, quien admitió este jueves en rueda de prensa que la atención del grupo está en lo que depende de él.

“No hablamos para nada de esto. Nos centramos siempre en aquello que depende de nosotros y ahora mismo nuestra atención está en lo que podemos hacer en defensa, en ataque, las virtudes del Andorra y nada más”, respondió cuando se le cuestionó sobre la cercanía de sellar el objetivo de forma matemática. “Creo que es una pérdida de tiempo pensar en lo que los demás tienen o pueden hacer. Hay que centrarse en lo de uno y cuando acabe la jornada miraremos lo que ha ocurrido, que lo hacemos. Ahora mismo nuestra atención máxima está en aquello que depende de nosotros”, sentenció el entrenador del Monbus Obradoiro.

Descartada ya la opción de que los pinchazos del Bilbao sitúen al conjunto compostelano más cerca de la permanencia, con más motivo aún la prioridad es incrementar la cuenta actual de diez victorias para no depender de lo que hagan los rivales directos. Con esa mentalidad recibirá al Obra al Andorra, reforzado además por el más que probable regreso de un jugador clave. Si no hay retroceso en su recuperación, Kassius Robertson podrá participar tres semanas después de sufrir una rotura de fibras en el cuádriceps derecho, cumpliendo los plazos estimados en su momento por los servicios médicos. El escolta canadiense, máximo anotador obradoirista este curso (15,6 puntos por partido), inició la reincorporación parcial al grupo en el entrenamiento del miércoles y evoluciona bien. Ese día Álvaro Muñoz se torció un tobillo, pero el percance parece haberse quedado en un susto. Así, salvo novedad la única ausencia será la del capitán Pepe Pozas.

Con ese panorama positivo, el Obra recibe a un Andorra que ha perdido los dos partidos que ha disputado desde su reincorporación a la actividad por un brote de COVID que afectó a cuatro jugadores. Cayó el domingo contra el Barça (63-79) y lo hizo este miércoles en Zaragoza (99-89). Tras analizar ambos encuentros, Moncho Fernández vio “en perfecto estado” a los que participaron, por lo que no cree que se vea mermada su esencia. “Del Andorra destacaría su esfuerzo físico en cada partido, siempre: defensa, rebotes de ataque, balance... Todo aquello que implica despliegue de voluntad y trabajo, lo hacen francamente bien”, aplaudió.

COMPRENSIÓN. El plantel pirenaico inició la semana con una queja colectiva por tener que disputar ocho partidos en diecinueve días, tres de ellos debido a los aplazamientos por el brote de COVID. Moncho empatiza con los argumentos de Ibon Navarro, técnico del Andorra. “Entiendo lo que les ocurre porque a nosotros nos ha pasado en más de un partido este año, tener que afrontarlo no en las mejores condiciones posibles, o por lo menos desde un punto de vista objetivo en lo que se refiere a descansos, viajes y demás”, admitió el santiagués antes de que la ACB anunciase el retraso del desenlace de la fase regular. “Los calendarios están siendo imposibles”, incidió un Moncho que pide “una reflexión más amplia” a quien corresponda.

PÚBLICO. También respondió el técnico obradoirista a las informaciones de una posible vuelta del público a los pabellones para las últimas jornadas de la Liga Endesa. “Sería fantástico, porque de alguna forma sería bonito que los jugadores pudieran sentir el calor de su afición, una idea de lo que es el Multiusos Fontes do Sar, lo que es la Caldeira. Sería bonito y emocionante para todos”, reconoció el entrenador de Pontepedriña durante su rueda de prensa.