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AQUELLOS MARAVILLOSOS AROS (133) > 1992. Hay que ser muy bueno para jugar 15 años en la ACB sin ser estrella ni acabar estrellado; icono del gran Estudiantes de los 80-90, fue campeón juvenil con el Madrid

Héroe por su entrega, compromiso y lucha

El reguero de sudor que dejó Pedro Rodríguez al salir del parqué tras su último partido tardó años en secarse... Jugar quince años en la ACB no está al alcance de cualquiera pero sí de Pedro, icono de la bravura de Estudiantes entre 1983 y 1992.

El inolvidable año para la Barcelona olímpica lo fue también para una aldea irredenta, la Demencia, Galia cuya pasión ardió como nunca cuando el Estu ganó la Copa del Rey del 92, yendo a la Final Four.

Y allí estaba nuestro hombre, viviendo su noveno y último curso estudiantil en un club convertido en grande, impulsado por la entrega, el talento y el patrocinio de Caja Postal, formando con Pinone, Winslow, Orenga, Alfonso Reyes, Azofra...

Sin el trabajo de base del Estudiantes no existirían muchos títulos del Real Madrid de baloncesto.

Durante décadas, unos ponían la cantera, otros la billetera. Y ojo, no seré de los que lance dardo crítico, porque el Madrid también formó camadas con posterior viaje al cuadro vecino (el mismo Pedro).

De hecho, en el curso de 1982-1983, Pedro es parte del equipo merengue entrenado por Luyk que se proclama campeón de España juvenil, con Rementería (otro posterior pívot del Estu) y el escolta Javier García Coll (también de pasaporte doble). El joven Pedro sobresale y El Mundo Deportivo cuenta entonces que Mario Pesquera quiere llevarle al Valladolid porque es un carpanta del rebote y le ve como relevo de Martín de Francisco (Morti, añorado pívot old school, padre de Nacho Martín y parte del Obradoiro de la temporada 1991-1992).

Si le vieron jugar, no hay ni que decirlo: Pedro es tauro, del 15 de mayo de 1964, no podía ser de otro modo. Nadie como él para embestir en busca del rebote ofensivo en aquella naciente ACB llena de buenos estadounidenses, muchos interiores.

A diferencia del toro de El Fary, además de bravura, Pedro no tenía pinta de Don Juan, lo suyo era la zona, la mina. En esa trinchera, este 2,02 metros no perdía tiempo de acicalarse, se entregaba al baloncesto sin desodorante, limpio como nadie a la hora de hacer el trabajo sucio, clave para que otros anotasen.

Mientras otros sopesaban si tirarse o no a por un balón suelto él ya braceaba por el suelo hasta rescatar la bola. En el club colegial, fue parte de equipos que se situaron dos veces quintos en la liga, otra cuartos y dos terceros...

De mano limitada (53 % en los libres), destacaba en defensa, intenso cual jornalero de eficacia más allá de la estadística. Le iban los partidos calientes, los derbis: hizo 23 puntos, su máxima anotación ante el Villalba y su recórd de rebotes, 14, frente al Real.

Tras el Estu, suma dos años en Valencia y tres en Girona. Sin anotar jamás de tres. Lo suyo era la tauromaquia bajo el aro. ¡Bravo!

ENCUESTA Pedro Rodríguez centra una encuesta en el foro de Facebook Ba-lon-ces-to, donde Alberto Pérez Perucha, entrenador histórico del baloncesto madrileño, destaca su pasado merengue.

“Es curioso lo de que Pedro sea un héroe para la Demencia, que lo fue por su entrega, compromiso, lucha... a pesar de que algunos no conocen o no se acuerdan de que procede de la cantera del Real Madrid, donde estuvo cuatro años con Clifford Luyk de entrenador y creo que no perdieron ningún partido (fueron campeones de España los cuatro años). Llegó como cedido a Estudiantes junto con Imanol Rementería y Javi García Col”.

Y su excompañero David Russell añade: “Me encantaba jugar con Pedro Rodríguez porque él hacía el trabajo sucio de todo el equipo”.

Por su parte, Joan Buxeda Suñer, que vivió su etapa catalana, ahí donde Rodríguez se retiró de las canchas a los 34 años, indica: “Tengo grandes recuerdos de su estancia en Girona, como jugador y aún mejor en el aspecto personal”.

Jesús Llano, que fue jugador de varios clubes ACB como el Caja San Fernando o el Caja Bilbao, apunta: “Pedro es uno de los jugadores que más me hubiera gustado tener de compañero. Siento por él admiración y respeto a partes iguales”.

Y, desde Galicia, Welly Prieto le recuerda así: “Este hombre se pegaría con su madre si hiciera falta”.

22 mar 2021 / 01:00
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