Franco Pinotti, ‘Nuevo Basket’ y más
Ahora que se habla de nueva normalidad, expresión que no por cotidiana en boca de algunos deja de ser irrespetuosa para quienes nos vemos afectados por la pandemia de uno u otro modo, toca hablar de Nuevo Basket, y vaya por delante, si a alguien ofendo, una disculpa por este prólogo . Estos reportajes no salen de una nevera, brotan del alma.
Es curioso, en nuestro baloncesto hay dos italianos insignes, Sergio Scariolo, seleccionador que llegó en 1997 para entrenar al TAU Vitoria y Franco Pinotti, periodista y coach que vino antes. Natural de Verona, sagitario del 16 de diciembre de 1948, Pinotti atracó aquí a mediados de los años 70. Y junto a otros apasionados, en octubre de 1980 impulsó Nuevo Basket (NB), revista que echó a caminar con periodicidad semanal y luego mensual desde mayo de 1983 mordida por las deudas.
De ese punto flaco salió la fortaleza de una publicación mejor, más cuidada en fondo y forma, que pasó a lograr una audiencia fiel que llegó a colocarla como quinta revista más leída de España, según datos de OJD revelados por Pinotti al compañero Antonio Rodríguez en charla para Endesabasketlover.com. Ayudaron a ese bum las platas de la selección española en el Europeo de Nantes 83 y en los JJ.OO. de Los Angeles 84 pero también el hecho de convertir a NB en un puente hacia las canchas del baloncesto americano.
Estamos en 1985, la aparición de partidos NBA en TVE y varias autonómicas y la proliferación de canastas en cada esquina, pone de moda un deporte que tiene como medio de más prestigio a Nuevo Basket, capaz de enviar reporteros el estreno de Jordan y otros hitos editados en papel de calidad, con textos de Joan Cerdá o Julius Corella y fotos de Josep María Arolas y Miqui Forniés, entre otros. Más que leer la revista, la paladeabas, sin prisa. Sabían mirar donde nadie lo hacía. Recuerdo un reportaje de los playgrounds, indagando en la trastienda de los aros donde no da el sol porque están en los callejones del skyline, explicándonos que allí no competían por ver quien pagaba el Colajet, se jugaba a otra cosa, con un hambre más por (sobre)vivir que por ganar un racimo de orgullo (que también), algo inaudito en Europa.
Tras desaparecer la revista en los primeros años 90, esa enseñanza más allá del deporte, mirando lo social, lo formativo, pervivió en el Pinotti entrenado, ya fuera como scout, dando clínics o coordinando campus, de los que me hablan maravillas gente bien dispar. Y en 2010, compiló sus enseñanzas en el libro Basket: enseñar a jugar.
Tras este verano, cierra su ciclo de 30 años como entrenador integrado en la ACB pero allá a dónde vaya habrá saber de baloncesto y ganas de nuevos retos.
OPINIÓN INVITADA Antonio Rodríguez, compañero conocido por sus intervenciones en Movistar+ que en DAZN, y delegado de TVE en la ACB, valora para EL CORREO GALLEGO la trayectoria de Franco Pinotti.
“Fue un visionario porque había que tener bemoles para liderar una revista semanal de baloncesto en la España de finales de los setenta, como fue su primera tentativa con una revista llamada Gigantes, que duró ocho números. Aquí todo era fútbol y todo lo demás estaba en un plano muy secundario. Exceptuando los partidos del Real Madrid en la Copa de Europa, el baloncesto estaba al nivel del balonmano, del voleibol y de deportes que hoy están claramente por detrás del baloncesto. Y es un maestro porque cuando llegó el bum del baloncesto a mediados de los años 80, con sus artículos editoriales en Nuevo Basket... ante la aparición de montones de periodistas de baloncesto porque los redactores jefes mandaban en su gran mayoría a redactores de fútbol a cubrir baloncesto, que era el deporte de moda, entre tanta paja, valía mucho leer artículos de Pinotti tocando el Consejo Superior de Deportes, la Federación Española de Baloncesto, el tema arbitral, los jugadores o las asociaciones, abordando, aparte del juego en sí, que como entrenador ya conocía, esos otros temas con mucha cordura y sensatez. Nuevo Basket fue una parte esencial de nuestras vidas en una época sin baloncesto en televisión, lo vivíamos como jamás lo habíamos soñado hasta entonces”.